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Cuando en 1993 Rigoberto abandona Los Armadillos, debido a su escasa demanda (tienen cierto renombre en la Sierra, pero la popularidad no da de comer), Jesús Bustos decide continuar con el proyecto y le pregunta a Lalo Gómez si conoce a un guitarrista. Lalo lo conecta con Jesús y así empieza una nueva etapa. Graban tres discos en dos años, pero no ocurre nada relevante. En 1995 desintegran el grupo y Simón se va de indocumentado a Estados Unidos. Volvería a Guerrero dos años después a levantar el proyecto, confiado en que con sus ganancias como indocumentado, había logrado comprar un equipo de sonido. Junto con su hermano, graban un par de discos más, pero dos años después, en números rojos, Simón regresa a Estados Unidos, decidido a dejar la música para siempre.Pasan cinco años, Simón ha trabajado en la construcción y posee cierta estabilidad económica. Tiene una familia y varios empleados bajo su mando. Sin embargo, no ha dejado de tocar en reuniones familiares y fiestas ocasionales. Todo de manera informal. "En esta etapa, que ya no tengo apuranzas económicas, me regresó la espinita de la música. Cambiamos el nombre a Los Armadillos de la Sierra, grabamos un disco y lo mandé a muchos representantes. También iba a los centros nocturnos a pedir que nos dejaran tocar. Pero sin representante, ni disquera, nadie te brinda una oportunidad".
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