Un hombre gay que huyó de Uganda en febrero de 2015 espera una entrevista inicial en el ACNUR. Allí decidirán si entra en calidad de refugiado.
La foto de muestra una calle del barrio Eastleigh, en Nairobi. Tras aprobarse la ley antihomosexual, varios ugandeses de la comunidad LGBT hicieron un viaje peligroso para llegar a la capital de Kenia.
Una refugiada posa en uno de los campos de refugiados LGBT en Kakuma.
Un refugiado gay ugandés posa para un retrato en el departamento que compartía con su novio en Nairobi. Seis meses atrás, siete hombres irrumpieron en su casa con machetes y casi lo matan.
Los registros de las personas que viven en el campo de Kakuma cubren las paredes de la oficina de trámites del ACNUR. Hay 182,000 refugiados y la mayoría de ellos no se podrá reubicar.
Como la seguridad de los refugiados LGBT estaba amenazada, el ACNUR les construyó un campo cerca de una estación de policía, donde podrían vivir todos juntos.
Un refugiado gay ugandés con VIH positivo posa afuera de su casa en Nairobi. La HIAS le proporciona un pequeño estipendio cada mes, pero muchas veces no le alcanza para comprar la comida suficiente para acompañar sus antiretrovirales.
Natah, una refugiada burundi, y su novia keniata en el departamento que comparten con otros refugiados en el barrio Mountain View, en Nairobi, Kenia.
Un refugiado gay muestra las chozas reglamentarias del campo. Uno de los múltiples agujeros en la pared está cubierto parcialmente por una lona del ACNUR.