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Comida

Los rastafaris son los verdaderos Gwyneth Paltrows de este mundo

¿Crees que tus jugos orgánicos, ensaladas y productos te hacen más el virtuoso del planeta? Si es así, lo más seguro es que nunca hayas probado la cocina Ital.
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El cultivo orgánico es un tema político importante en Jamaica en el momento. Con las agrupaciones de deslumbrantes resorts bordeando la costa, los cuales únicamente importan comida de los Estados Unidos, ser granjero de plantaciones sin químicos no es nada fácil. Pero a través de la isla, los granjeros, chefs, y activistas son pioneros de las prácticas Rastafaris Ital, esperando cambiar la forma en que se comen las frutas y las verduras.

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Una quinta parte de los Jamaiquinos trabajan en la agricultura. Esto me lo cuenta Dool, quien quiere mantener incógnito su verdadero nombre (¿me hace más cool? ¡Nah!) mientras atravesamos un camino traicioneramente barrancoso en su granja en las Llanuras de Pedro en Jamaica, también conocida como "canasta de pan."

Dool and son

Quería conocer a Dool por un par de razones, primero los rumores de las cenas granjeras de este tipo no se escuchan únicamente en Kingston – la gente me ha recomendado su comida tanto en Brooklyn como en Londres. Aparentemente, su pan de fruta tostado con manteca, dientes de ajo, cebolla y rodajas de pimientos rojos son razón suficiente para ir a Jamaica. Aunque aún más importante, es la vinculación de Dool con la Asociación de Granjeros Orgánicos Ital, esto fue lo que me llevó hasta aquí.

Explicando los principios Ital, él me cuenta que: "todo lo que cultivamos es orgánico, como lo llaman. Para mi, simplemente se hace sin químicos". A pesar del nombre que suena increiblemente amable, la Asociación de Granjeros Orgánicos Ital está creando una batalla política y social en Jamaica – una isla donde realmente es difícil encontrar frutas y vegetales sin pesticidas. Tomando su título de 'vital', de la que sacan la primera letra para jugar con la unidad de 'I' ('yo' en inglés) Ital es una de las prácticas básicas de la religión rastafari. En un intento por rechazar a Babylon – el mundo occidental – y de mantener el cuerpo tan virtuoso y parecido a un templo como sea posible, la dieta Ital consiste en fruta, vegetales, granos, pequeñas porciones de pescado ocasionalmente y muchas veces nada de sal. Ellos son los verdaderos Gwyneth Paltrows.

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Dool's farm

Fundado en los años 30, el Ital era básicamente veganismo antes de que se inventara ese término. Mucho antes de los días de la quinoa, la granola, de las semillas de chía, los jugos exprimidos y el 'spaguetti' de zucchini crudo. Los rastafaris a lo largo de Jamaica comían dietas basadas enteramente en plantas orgánicas como forma de rechazar impurezas y de sólo recibir las sustancias positivas y saludables. El cannabis, particularmente, es conciderado una hierba en la cultura rastafari. Aunque sólo en la división de nyabinghi el Ital completamente obligatorio, es difícil darse cuenta del momento exacto en que fue creado. Generalmente se piensa que vino del interés del líder Leonard Howell en las tradiciones de los Hindús que vivían en la isla, quienes, para evitar las enfermedades y la suciedad, comían vegetales con especias.

La granja de Dool puede que sea un lugar para el activismo 'cool,' pero en Ocho Ríos (conocido como "Ochie"), los granjeros Ital son militantes. "No podemos encontrar lo que necesitamos en los mercados o en las tiendas", me cuenta Dino, el dueño de un restaurante llamado Reggae Pot. "Trabajo con especialistas en granjas que no usan químicos y compro todo lo que pueda que sea orgánico – okra, cassava, pak choi, maíz, batatas, pimientos y cebollas de primavera."

El hombre está boicoteando a los supermercados locales hasta que el gobierno de Jamaica empiece a tomarse seriamente la granja orgánica. Aún a pesar de los limitados recursos, los platos de Dino no son nada ahorrativos, sino increíblemente diversos. Una comida estándar – con jugo fresco incluído (¿ves? muérete de envidia Gwynnie) – te costaría alrededor de 400 dólares jamaiquinos, lo que es alrededor de $4.20 dólares americanos. Las ofertas diarias incluyen sopa de nueces (llamadas "sips"), callaloo de ajo tostado, curry de ackee, guiso de cassava con frijoles, papás fritas, jugo de guanábana y desayunos que consisten en albóndigas, callaloo salteado, y pescado a la sal. Dino es una corriente virtuosa y sin fin de tesoros veganos. Todo servido con frutas, plátanos y papas o arroz y guisantes. Parece como si te estuvieras comiendo una granja entera cada vez que comes allí.

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An ital plate of food

Las razones detrás de las dudas del gobierno para aliarse con la prácticas de la granja Ital son turbias. "No son tan proactivos como podrían serlo," me cunta Gyva, un granjero de plátanos de 24 años. "Algunos de los consejeros son progresivos, pero el movimiento realmente viene de la gente". Me encontré con un amigo de Gyva, Ricardo, quien es uno de los granjeros más militantes que conocí. "Tienes que entender que este país es tropical", dice, "y el lidear con las pestes de insectos es difícil porque no hay invierno en Jamaica. ¡Los insectos nunca mueren! ¿Supuestamente es más fácil para los granjeros cultivar con pesticidas, entonces? "Claro, y el gobierno lo sabe. Muchos de los granjeros son muy pobres, y con un poco de spray, puedes poner comida en la mesa para tu familia."

Casi todos en el mundo Ital ven a la granja sostenible como un reto. El residente de Blue Mountains y cocinero Ital, Charlie nos habla de un sistema agrícola que la mayoría de los granjeros encuetran muy difícil de implementar. "La granja Ital es una estructura muy compleja," dice. "Si piensas en la granja como un cuerpo, estás intentando ponerlo en forma, pero empezando de la nada. Es un compromiso en la forma de vida, pero si lo haces bien obtendrás mejores cultivos por el resto de tu vida."

Charlie fue uno de los pocos chefs Ital que entretuvo la idea de dejarme pasar a su cocina. Después de mucho persuadirlo me permitió entrar, pero no sin antes referirse a lo que el llamó "un pequeño problema." No estaba vestido apropiadamente. Entré a la cocina con la ropa usada de Charlie - un t-shirt con la cara de Haile Selassie, un ícono de la religión rastafari, y un sombrero rastafario con los colores de la bandera Jamaiquina. Charlie era un hombre "sin-estupideces" y yo estaba ansioso por impresionarlo. En la cocina habían ollas burbujeantes con caldo de vegetales y coco, una salsa de nuez de la mañana, y una sartén con salsa de tomate. No había ni un Ting (la soda más popular de Jamaica) a la vista – los jugos son la especialidad de Charlie. ¿Sus favoritos? De remolacha, pepino y salvia.

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Si quieres experimentar el lado refinado del Ital, en el centro de Kingston hay un lugar para llevar. Visité un restaurante llamado Dr. Spice, donde el tofu envuelto en hojas de pal choi y frijoles rojos con salsa de miel es servido en platos elegantes y comido por kingstonitas muy cosmopolitas. Lo interesante es que conocí a un grupo de personas –mujeres y hombes- afuera de un salón de belleza que me dijeron que 'comen Ital' regularmente para adelgazar para las fiestas y ocasiones especiales. Obviamente la apropiación temporaria de los principios virtuosos de una dieta no es únicamente algo que se haga en el occidente.

La mayoría de los cocineros internacionales de Ital toman sus ideas de Kingston. Ram, el dueño del restaurante Ital'N'Vital de Tottenham en Londres me cuenta que Etiopía es base de muchos cafés y restaurantes Ital y que Londres tiene un número significante de veganos rastafaris. En su ciudad natal de Santa María, Ram empezó su granja porque "no podía encontrar vegetales sin químicos". En Londres, prefieren el mercado de la calle Ridley en Dalston. Como cualquier Londinense que ha caminado por los laberintos de productos exóticos de la calle Ridley podría afirmar que no existe un lugar mejor.

Ital'n'vital chef

De vuelta en Jamaica, los precios de la comida y la extensiva falta de educación nutricional significa que mucha gente escogerá la carne frita en vez del guiso de callaloo. Pero la revolución tiene que empezar en alguna parte. Con los granjeros Ital luchando constantemente para mantener su comida orgánica, saludable y auténtica, hay un verdadero sentido – al menos en Kingston – que la consciencia está empezando a cambiar. Y Dios sabe que no se van a rendir. "Voy a cocinar Ital siempre," sonríe Charlie. "Así es la vida rasta."