FYI.

This story is over 5 years old.

Música

La historia de la más grande revista de dance que probablemente nunca leíste

Recordamos a Jockey Slut, la revista de Manchester que prueba que escribir sobre la cultura club podía ser tan divertido como experimentarla de primera mano.

Recuerdo haber sido joven y hermoso y poco popular y gastar todo mi dinero en revistas de música. El fin de semana llegaba y yo tomaba mis monedas para ir a la tienda de la esquina y pasar media hora decidiendo que me llevaría a casa conmigo. Caminaba por la escuela con números de NME en mi bolsa. Leía las historias de portada de Mojo sobre Mama Cass en el baño. Prendía mi luz para sesiones de media noche con las últimas reseñas de Q. Las revistas iban y venían—qué pasó con Bang y X-Ray—y algunas subscripciones caducaban y mutaban en otras nuevas. Al final me quedaba con pilas y pilas de papel, pero los recuerdos permanecieron en la tinta. Había una revista que nunca compré. Me pasaba por Terrorizer y el fabuloso Mixmag, compraba números de más de Uncut y consideraba Kerrang, pero jamás agarre Jockey Slut.

Publicidad

De la forma en que algunas cosas pasan cuando estás en la cúspide de tu pubertad—atrapado momentáneamente entre los miedos de la infancia y la ansiedad de la adolescencia y los horrores adultos que te esperan—Jockey Slut parecía casi de otro mundo con toda su ilegalidad. Era una revista que espiaba a lo lejos, con miedo, casi para agarrarla.

Jockey Slut, más tarde descubrí, era una gloriosa e irreverente publicación que se enorgullecía de traer lo más pomposo de la cultura club, pero en aquellos días era una revista emblemática de un mundo que aún no aprendía a entender. Quince años después, me encuentro sentado en Rough Trade con Johnno Burgess, uno de los fundadores de la revista. Me crucé con un montón de ellas en la oficina y para un adicto a las revistas como yo, la navidad llegó antes. Decidí localizar a Johnno para descubrir cómo haces una revista tan buena que todo lo que sigue después parece una basura.

Creada en Manchester a principios de los 90s—post-Madchester, post-Boys Own—por Johnno Burgess y Paul Benney, Jockey Slut surgió en un periodo de idealismo cuando, Johnno señala, "la gente comenzaba a darse cuenta que podían sobrevivir haciendo lo que amaban." Fue un momento en la vida cuando una generación se dio cuenta que no tenías que ser servidor civil o banquero y que esas químicas pláticas que sucedían en lounges por todo el país tras el cierre de los clubes podían llevar a un verdadero cambio.

Publicidad

Benney y Burgess se conocieron en la universidad. Durante sus estudios, Burgess se encontraba dirigiendo la revista SU. Benney dejo Manchester después de graduarse, pero regresói a la ciudad tras no encontrar un trabajo adecuado en su lugar de nacimiento en Milton Keynes. En su regreso, Burgess sugirió comenzar una revista que combinara Boys Own con Smash Hits. "Invertimos como 400 libras en la primera impresión," Burgess recuerda. Inicialmente materializándola en blanco y negro, Jockey Slut era "algo que pasó por accidente. Pensamos que sería divertida para Manchester. Para el número tres o cuatro ya había varias tiendas de discos en Glasgow pidiéndola."

Burgess piensa que Jockey Slut, aún en sus primeros días, se mantuvo fuera del público del club porque, como él dice, "Mixmag y DJ Mag no escribían sobre los personajes detrás de los discos y los clubes," enfocándose en su lugar en mecánicos textos sobre discos dirigidos a los asuntos técnicos y no a los sentimientos. Benney y él soñaban con una revista que combinara Boys Own con Smash Hits. "Eso nos hizo diferentes en aquel momento," comenta. "Nos definía lo que no poníamos en la revista. Sólo escribíamos sobre lo que nos apasionaba. Dejamos fuera lo que no nos gustaba." Para ello cita al lugar donde se localizaban, "al estar ubicados en Manchester la gente de relaciones publicas no podía contactarnos. No había esos 'hey, déjame invitarte una copa de vino para que escribas sobre mi mierda de banda'" Burgess recuerda a un personaje enviándole a Jockey Slut un cheque por mil libras para que los pusieran en portada. Educadamente declinaron. Ese sentimiento de trabajar fuera de la norma continúo hasta el último número de la revista en el 2004. "Incluso al final, nos negábamos a darle espacio a los actos masivos si no nos gustaban. Pese al enojo de la gente de relaciones públicas."

Publicidad

Leer Jockey Slut en el 2015 es un doloroso recordatorio de que tan estúpidas se han vuelto las cosas en el discurso de la música dance. La naturaleza inmediata del contenido online y la forma en que las reacciones parecen tener más validez que las críticas, significa que la visión actual (y las bromas actuales) han sido dejadas de lado a favor de los dos minutos de fama o de las respuestas mediáticas a las preguntas facilitadas por la prensa hacía los DJs y productores. Las publicaciones de música dance—reducidas ahora a dos revistas (Mixmag y DJ Mag)—parecen anacrónicas, pintorescas, incapaces de hacer frente a la veloz cultura club y sus artefactos. Lo que deja a todos en una extraña posición. En una mano podrías argumentar que, de algún modo, el lenguaje no podía esperar a convertir el caos de la escena club en algo permanente, no podía traducir las vivencias en un texto. Por otra parte, podrías darle una hojeada a un viejo número de Jockey Slut y darte cuenta que, de hecho, maldita sea, si se puede.

Si se puede hacer todo esto—los clubes y los DJs y los productores y los promotores y los bailarines y los flyers y el arte de portada y la gente en los pódiums y los dealers—tan absurdo, raro y divertido como realmente es. Si, puedes darle significado a esas noches sin final en sótanos sin luz. Si se puede, de hecho hacerlo casi tan interesante el leer sobre algo que experimentarlo. ¿Cómo haces eso? O mejor dicho, ¿Cómo lo hizo Jockey Slut?

Se centraba en el humor. Le dio a talentosos escritores como Emma Warren y Chantelle Fiddy la libertad de redactar con inteligencia e incisión. Entendía que, en el fondo de todo, los discos son sólo discos. Los DJs son sólo DJs, las noches son sólo noches y todas las noches eventualmente se convierten en mañanas. Crucialmente también tenía la audacia de ver el talento antes de que otras publicaciones lo hicieran. Actos como Daft Punk, Boards of Canada y the Avalanches hicieron su primera aparición en revistas del Reino Unido en Jockey Slut. No sólo tenían artistas difíciles de rastrear o frases divertidas después de todo. "Tuvimos la primera entrevista de la historia con Chemical Brothers," me cuenta Burgess. "Fueron nuestros compañeros de la escuela así que no fue muy difícil." Fue esa intimidad, de algún modo, por la que la revista dijo adiós al mundo una década después.

Jockey Slut fue una revista que probó que escribir de música no era sinónimo de venderse. Antes de comenzar con los ojos llorosos, démosle una leída a la primera vez que dos jóvenes franceses fueron mencionados en la revista…

Sigue a Josh en Twitter