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Música

¿Podría la realidad virtual cambiar el futuro de la música?

Nuevas audiencias, nuevas historias y nuevos destinos le esperan a la música electrónica.
Sam Rolfes is a Chicago and New York-based digital artist who uses VR tools in his work, including videos he's made for Amnesia Scanner, Danny L Harle/Caroline Polachek, and Rihanna's VMA performance (yes, really). Here, he wades through the Silicon Valley bullshit to asses the truly "disruptive" ways VR could change how we experience music—if the technology can overcome the obstacles currently clogging its clumsy ascent.—Michelle Lhooq

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Este artículo se publicó originalmente en THUMP UK.


Ilustraciones por el autor

A pesar de lo que la diga la prensa romántica, el 2016 no fue exactamente ElAñodelaRealidadVirtual. Aunque tal vez sí haya sido el año de fotografiar a gente desorientada usando cascos, haciendo el ridículo. Los comerciales de realidad virtual llegan a vibrar casi fuera de la pantalla casi con la misma fuerza de sus más grandes aspiraciones, usando tu desesperación para crear una experiencia digital más significativa y con suficientes modismos como para provocarle una erección a cualquier editor de blogs de tecnología en cuestión de segundos. La publicidad tiende a mostrar a nuevos usuarios emocionados poniéndose cascos y básicamente volviéndose locos mientras que sus amigos los miran fijamente en desconcierto. Esto de hecho demuestra una de las debilidades intrínsecas del formato de realidad virtual actualmente: aún no hemos descifrado del todo cómo convertirla en una experiencia social. Más allá de darle material a Snapchat, ¿qué forma ira a tomar la realidad virtual mientras se cuela más y más profundamente en nuestras vidas cotidianas?

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La realidad virtual tiene el potencial de convertirse en una herramienta que cambiaría la manera en la que nos expresamos y comunicamos, pero también es parte de un ciclo de hype de herramientas tecnológicas emergentes que necesitan que suficiente gente compre la visión del futuro de sus desarrolladores (e inversionistas). Es el deber sagrado de artistas como yo el vadearse entre las mamadas y determinar la verdadera capacidad de la realidad virtual para ser un medio creativo revolucionario –junto con las trabas que implica el implementar esas ideas pomposas.

En su búsqueda por un futuro mejor, a la música dance le gusta coquetear con la idea de la tecnología como una fuerza trascendental para dejar atrás las ataduras del mundo corporal aunque sea brevemente. Esto solo tendría sentido si un formato como el de la realidad virtual, basado en muchos de los mismos ideales escapistas, fuera acogido por la industria. Dicho eso, no hay muchos ejemplos en la actualidad del uso de realidad virtual en contextos de música electrónica.

El espacio de los clubes es un lugar para una intensa interpretación de identidad, y la realidad virtual podría permitir más voluntad para personificar diferentes personajes líquidos.

Muchos de los excelentes e innovadores festivales de música electrónica que hacen especial énfasis en los nuevos medios, como VIA Fest, en Pittsburgh, Day for Night, en Houston, y el Sub Chroma, en Chicago, comenzaron recientemente a ofrecer experiencias de realidad virtual, pero frecuentemente relegan los equipos visuales a espacios diferentes de donde se encuentran los actos musicales principales, dejando de alguna manera a la tecnología como la rara atracción secundaria que actualmente es. (Lo gracioso es que esto tiene precedentes, ya que los juegos re realidad virtual fueron una atracción secundaria común en las raves de principios de los 90, particularmente en San Francisco). Pero al menos estos festivales sí cuentan con realidad virtual de verdad –en lugar de darle erróneamente ese nombre a aplicaciones de video bajo una pila de textos de mercadeo, como hacen otros.

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Dentro del puñado de juegos de música electrónica equipados con realidad virtual que sí existen, muchos de los ejemplos más convincentes te colocan dentro de espacios de instrumentos abstraídos, como mi favorito, Playthings. También está Soundstage VR, y juegos de ritmo como Rez Infinite (a pesar de la deslumbrante ausencia de su controlador más importante, el Trance Vibrator).

TheWaveVR es un intento admirable, empapado en EDM, que es como una Silent Disco (incluso más) incómoda. Según el cofundador de la compañía, es como "un club virtual… donde alguien puede hacer un DJ set [y] la audiencia puede entrar a través de la red desde cualquier parte del mundo [para] interactuar entre sí". El juego ha atraído mucha atención, pero tiene sus limitaciones: si más de una persona intentara jugar en el mismo cuarto, se podría terminar pareciendo más a un slam de lo que los desarrolladores tenían previsto, ya que la interacción entre los bailarines –como el conocer la ubicación de todos para que no estén chocando cabezas a ciegas– es técnicamente difícil de lograr a larga escala con los esquemas de tracking que actualmente existen. De igual manera, esta experiencia de realidad virtual de The Embassy of Dutch Creativity usa los mismos cascos Gear VR que usa TheWaveVR, pero carece del poder de procesamiento para imágenes complejas.

¡Pero, todo está bien! ¡Todo está muy bien! Aunque la realidad virtual aún está en su etapa de "objeto tecnológico cool para demostraciones", hay señales de que la tecnología está en vía de integrarse más con el mundo real. Este año en el CES, HTC sacó un casco inalámbrico para su sistema Vive que sería la solución al problema de los jugadores múltiples chocando en una misma sala, asumiendo que funciona en una situación tan cambiante como lo es la pista de baile.

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Usualmente, el lenguaje visual en la música dance, tanto para los medios promocionales y las visuales de los conciertos, cae en dos categorías: minimalismo utilitario (white labels, tapas de discos llamativas con letras estilizadas), o "psicodelia" caleidoscópica (figuras maximalistas, objetos, escenas visuales que existen para emocionar o como un valor de placer visual –AKA "Winapwave"). La realidad virtual, tal como se le conoce ahora, es una continuación de este campo de psicodelia dirigida por el cuerpo a través de su dependencia excesiva (muchas veces dictada tecnológicamente) en hacer que madres divertidas den vueltas y cambien de color solo porque sí. (Hay una historia de la realidad virtual siendo explorado como una forma más literal de psicodelia y trascendencia transmitida visualmente, incluso si la relación entre ellas no es del todo eficaz en la práctica).

Sin importar las decisiones estéticas que se tomen, la realidad virtual en la música dance usualmente tiene la misma meta: dar una subestructura sensorial al permitir a los espectadores aferrarse a algún objeto semicoherente en sus mentes mientras que la espiral de abstracción musical fluye a sus alrededores. Pero esto tiene un impedimento clave: una negación tácita del cuerpo de la audiencia como intérprete, o al menos el ignorar todo salvo sus cabezas y manos. La realidad virtual expone el espacio del club como la arena para que se desarrolle la narrativa, imprimiéndole su propia interpretación. Quizás un día permitirá diálogos y experiencias incluso más significativas en este escenario, pero aún quedan muchas barreras infraestructurales y tecnológicas antes de llegar ahí.

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Existe una conexión entre la realidad virtual y bailar con glowsticks y hula-hulas y todas esas mamadas –de la manera en la que innumerables permutaciones de expresiones han nacido de unas pocas piezas simples de tecnología.

Habiendo dicho eso, la realidad virtual está, tal vez, está más en la jurisdicción de la experiencia en tiempo real que el arte de un álbum; tiene más en común con la iluminación de un club, las estrobos y las proyecciones, gracias a su relación en la realidad con los participantes y la música. Hay cada vez más elaboraciones complejas de audiovisuales en los clubes, como el mapeo y videos de proyección 3D, con una creciente participación creativa de los DJs y productores. Todo esto significa que existe un terreno rico para el progreso de la conversación visual en la música dance; el truco es lograr darle a la realidad virtual un formato en el que pueda ser usado con una facilidad similar.

Tomando prestadas algunas palabras pomposas de capitalistas arriesgados, el verdadero cambio disruptivo en el paradigma que la realidad virtual le ofrece a la música dance es un lenguaje de interacción expresiva basado en la orientación e interpretación del cuerpo. Esta autoelevación de los miembros de la audiencia a convertirse en intérpretes y contribuyentes a la experiencia en sí, junto a la correlación directa entre los movimientos de los espectadores/oyentes y la experiencia visual resultante, es un cambio drástico y vital de los roles que habla al potencial de la experiencia transformadora guiada por el usuario en la realidad virtual.

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De cierta manera, existe una conexión entre el VR, el burner y otras comunidades rave –bailar con glowsticks y hulahula y todas esas mamadas– de la manera en la que innumerables permutaciones de expresiones han nacido de unas pocas piezas simples de tecnología, así como también han sido repensadas y desarrolladas a través de los años por su facilidad de uso e inmediata recompensa visual. Esta relación sirve como la espina dorsal del verdadero potencial del medio: convertir a los miembros de la audiencia o espectadores en los de directores de sus realidades (y potencialmente la realidad de otros) –y las diversas historias que podrían resultar.

El verdadero cambio disruptivo en el paradigma que la realidad virtual le ofrece a la música dance es un lenguaje de interacción expresiva basado en la orientación e interpretación del cuerpo

¿Notas cómo sigo diciendo "potencialmente"? Las salas de conciertos o los clubes también son espacios de intensa interpretación de identidad, y la realidad virtual podría permitir más voluntad para personificar diferentes personajes y roles líquidos. Sin embargo, esto requeriría una infraestructura multijugador que, en su estado actual, todavía está en etapas infantiles e incómodas. Antes de volcar el concepto de identidad concreta, debes ser capaz de representar o articular la identidad con más matices, y sin personas ahogándose en los cables de sus propios cascos antes de alcanzar la epifanía que cambie su vida.

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La realidad virtual todavía no ha sido capaz de dar ese salto hacia el espacio enrarecido del club de manera significativa, pero eso no detiene mi búsqueda por continuar la larga tradición de los delirios futuristas masturbatorios, averiguando qué futuro podría ser. Ahora, les presento para su consideración, Varios Futuros Emocionantes para Realidad Virtual en la Música Dance. ¡Invierte ahora!

Varios Futuros Emocionantes para Realidad Virtual en la Música Dance

1. BYOVR ("Trae tu propio equipo de realidad virtual") al local. Brotes de sarna hacen erupción en la comunidad dance underground al compartir de persona a persona los cascos de realidad virtual.

2. El concepto de identidad concreta se erosiona aún más mientras se desarrollan percepciones cambiantes de la autoconsciencia; pero todavía estás atrapado, vagando por servidores, tratando de encontrar dónde es la fiesta, e infinitas experiencias 360° de "muchedumbres con mentes sincronizadas controladas por drones biorreceptivos impresos en 3D" están disponibles a la punta de tus dedos, pero pagar por un avatar virtual para verse bien en ellas cuesta un ojo de la cara.

3. Los chicos fiesteros desarrollan rápidamente un estereotipo para los cuellos gruesos necesarios para sostener por varias horas las pesadas pantallas visuales atadas a sus cabezas. Los pisos de los locales resbalan con vómitos debido a las náuseas por el movimiento, y la gimnasia rítmica cobra una nueva relevancia en este brillante futuro, ya que los pasos de baile se adaptan para ajustarse a los kilómetros de cables que serpentean por toda la pista de baile.

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4. Los clubes y lugares de reunión son desalojados, optando por quedarse en casa y acceder a experiencias multijugador, que disfrutas mientras yaces en montañas de muebles-escombros creados por chocar constantemente con ellos mientras te emocionas en la realidad virtual.

5. Los slams se convierten en la norma porque sólo hay cuatro equipos de realidad virtual disponibles para toda la fiesta, y los emprendedores zigzaguean por las pistas de baile, elogiando el poder de cambiar tu identidad a través de la realidad virtual como misioneros religiosos proclamando el exultante futuro por venir.

6. El bajón es mucho más duro cuando tu identidad ha sido triturada y reconstruida polígono a polígono .

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