FYI.

This story is over 5 years old.

Música

Por qué Ellen Allien ama Londres

La jefa de BPitch nos cuenta acerca de las dos noches que la transformaron.

Mi primera experiencia con el clubbing fue en el Wag Club, en Londres. Viví en la ciudad durante un año, intentando aprender el idioma y conseguir mi licencia para conducir. Mi hermana mayor estaba viviendo ahí también y logró meterme al club, lo cual nunca hubiera ocurrido si tuviera que haber confrontado a los cadeneros por mí misma. Afortunadamente tenía unos trucos bajo la manga que me ayudaban a verme un poco mayor de lo que era en realidad.

Publicidad

Wag se sentía como ser presentada con el futuro. Se sentía como el underground. Mi hermana me contó que los chicos de S'Express frecuentaban el lugar, lo que significaba mucho en ese entonces. Antes de ir a Inglaterra, Kraftwerk había abierto mis oídos a las posibilidades de la música.

Recuerdo que la fila era enorme esa noche pero valía la pena. Tan pronto como llegué la fiesta despegó de inmediato. El dancefloor era un mar de gente, todos sudaban, sacaban los mejor pasos que haya visto. Se sentía como si todos me sonrieran. No eran fiestas de toda la noche, todos daban todo lo que tenían hasta que sus ropas estuvieran empapadas con sudor y todo terminara abruptamente. Recuerdo haber visto cuerpos descubiertos de ambos sexos, sabiendo, incluso siendo una niña que esto era bailar como una expresión de libertad, el baile como un medio de escapar el estrés del trabajo y la vida diaria. Se trataba de unir al cuerpo con la música tan fuerte como fuera posible. No era la época o el lugar para la comunicación verbal. La gente estaba bailando hacia un estado de éxtasis. Luego las luces aparecieron, todo había terminado, y todos estábamos en las calles.

Wag Club, 1989

Mi hermana y yo tomamos el autobús nocturno hacia casa. Londres, es por supuesto, un lugar enorme, y recuerdo que tomaba años llegar a casa. Estábamos exhaustas de tanto bailar pero se sentía bien. Esos cuerpos sudorosos seguían frente a nuestros ojos internos.

Publicidad

Todo esto ocurría cuando el Acid House había sido creado en Chicago, cuando el techno estaba en su infancia en Detroit, y cuando el New Wave alemán estaba despegando. La música electrónica, la música electrónica dance, estaba esparciéndose por todo el mundo. El combo de las TR 808 y 909 de Roland estaba creando los ritmos, las 303s fundían líneas de bajo que destruían clubes enteros. Se siente como si hubiera sido la última vez que la cultura juvenil era auténticamente revolucionaria, ese periodo entre 1987 y 1990.

Estaba la cara sonriente del Acid, discos de Lil' Louis, Mr. Fingers y Jackmaster Hater, DJs como Cajmere, Chip E y Frankie Knuckles, artistas cuyos nombres están grabados en la historia — Virgo Four, DJ Pierre, Bam Bam.

Para el momento en el que me mudé de regreso a Berlín, esos sonidos eran enormes y los celebrábamos en bodegas y sótanos enormes, y yo, eventualmente, me convertí en DJ.

La segunda fiesta en el Reino Unido no fue en Londres, pero fue increíble: la edición de All Tomorrow's Parties curada por Vincent Gallo. Vincent mismo me invitó a tocar. Después de mi set, Gallo se presentó ante mí y me dijo cuánto le había gustado mi álbum Berlinette. Mis rodillas temblaban. Era tan fan de él que pensé que me iba a desmayar. Retomé la compostura, sonríe, lo abracé y le agradecí. Todos en el festival lo amaban porque se encargó de él con mucho cariño.

Sonríe durante todo mi set, porque estaba muy contenta de tocar para ese público en un lugar tan hermoso y extraño. Uno de los momentos más importantes de ese fin de semana fue ver a PJ Harvey tocar en vivo, ella sola después de tantos años de ausencia. Era sólo ella con su guitarra, y lloré. Fue conmovedor.

Durante mi set, volteé y vi a Yoko Ono y Sean Lenon bailando frente a mí. Sean estaba bailando como si fuera un osito de goma. En ese momento era la DJ más feliz del mundo tocando en el mejor festival de la historia. No hay nada mejor.

Desde entonces he tenido la fortuna de reunir más y más experiencias en Londres, desde tocar en Fabric, hasta la noche de Border Community en The End, o el show en Koko con Planetary Assault Systems y muchas más. La ciudad tiene una cultura club muy fuerte y con mucha versatilidad. Es colorida, interesante, e innovadora. Gracias, Londres, por todos esos recuerdos. Por todas esas maravillosas experiencias.

Sigan a Ellen Allien en Facebook // SoundCloud // Twitter