Algo no anda bien con Klay Thompson

Klay Thompson —el soplete humano que descongeló por sí solo el frígido ataque de Golden State cuando más lo necesitaba en gran parte de las Finales de Conferencia del año pasado, y famoso por anotar 60 puntos en sólo 29 minutos ante los Pacers de Indiana al arranque de la actual campaña— se ha convertido en un pedazo de hielo.

En la victoria de los Warriors sobre los Spurs en el Juego 1 de las Finales de la Conferencia Oeste de este domingo, Thompson terminó el partido con seis puntos en 39 minutos. Es la segunda vez en toda su carrera que acumula tan pocos puntos considerando la cantidad de tiempo que disputó en la duela. No es una buena señal y hasta parece un caso atípico. Pero no lo es: la primera vez que Thompson anotó seis puntos o menos en al menos 38 minutos fue hace dos semanas contra el Jazz de Utah.

Ante los Spurs, Thompson falló nueve disparos y encestó dos, y tuvo una pérdida de balón al final del partido que casi resucita a un equipo desesperado de San Antonio que se la pasó buscando respuestas a sus problemas luego de la lesión de Kawhi Leonard.

Thompson no parece un jugador tres veces All-Star y campeón de la NBA. Sus problemas en postemporada comparados con los del año pasado son bastante interesantes cuando nos viene a la mente su reacción luego de la decisión de Kevin Durant de unirse a su equipo.

Thompson no ha sacrificado sus estadísticas tanto como ha fallado para concretar oportunidades que aún tiene. En efecto, sus toques de balón por partido cayeron de 49.3 a 41.1, y su tiempo de juego se ha reducido de 28.0 a 21.8, pero los Warriors tampoco esperan que haga algo diferente.

Ha promediado 15 puntos por partido, y posee un diminuto índice de eficiencia (PER) de 8.7. Ambas son las marcas más bajas de su carrera. Sus triples se encuentran en un podrido 29 por ciento cuando el defensor más cercano está entre 1 y 1.83 metros de distancia. (Durante la temporada regular estos números alcanzaron el 41.2 por ciento). Extraño.

El año pasado, Thompson realizó más disparos que cualquier otro jugador en postemporada. Sólo siete jugadores promediaron más intentos de tiros de campo (18.9) por juego, y Steph Curry y Damian Lillard fueron los únicos en encestar más triples (9.6).

Thompson se separó de la camada en tiros bajo presión y lideró a los Warriors cuando Curry no estaba saludable o en la duela. Los Warriors promediaron 2.7 veces más puntos por cada 100 posesiones de balón cuando Thompson jugó sin Curry, y sus minutos incrementaron sin efectos negativos en su porcentaje de tiros verdadero. Es justo decir que lució como uno de los mejores 10 jugadores de la liga.

Pero esto quedó en el pasado. La ofensiva de Golden State está promediando 28.6 puntos más por cada 100 posesiones de balón cuando Curry y Thompson comparten la cancha, contrario a cuando Thompson está solo. (A Curry y los Warriors le da igual que Thompson esté o no en la duela). Su porcentaje de minutos ha subido un ocho por ciento, pero sus tiros han caído 14.3 por ciento. Nada bueno.

Thompson sólo ha pasado de la barrera de los 20 puntos dos veces en nueve partidos de postemporada este año, mientras que en la temporada regular lo logró 50 veces en 78 participaciones como titular, y 16 de 24 antes de llegar a las Finales el año pasado.

En realidad, los Warriors no han necesitado su poder ofensivo aún, pero llegará el momento —ya sea en esta serie o en las Finales de la NBA— que lo requieran. El tiempo se le acaba a Thompson para hacer el tipo de diferencia que Golden State está tan (mal) acostumbrado a ver de él.