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Agentes encubiertos: la estrategia más efectiva de la DEA

Las operaciones encubiertas de agentes que se hacen pasar por criminales con el fin de atrapar sospechosos de terrorismo y traficantes han resultado "muy efectivas", pero también han despertado fuertes críticas entre abogados y activistas.
La polizia colombiana mostra dei fucili destinati alle FARC. (Foto di Mauricio Duenas/EPA)
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En mayo de 2014, Virgil Flaviu Georgescu recibió la llamada de un hombre que afirmaba ser miembro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). El guerrillero quería comprar armas y Georgescu, traficante rumano de 43 años, dijo que tenía justo lo que ellos buscaban.

Tres meses después, en una reunión en Bucarest, Georgescu dejó que uno de los tres contactos de la FARC presentes examinara el catálogo que mostraba todo tipo de rifles de asalto y granadas propulsadas por cohete. Los guerrilleros le dijeron que deseaban derribar los aviones y helicópteros que Estados Unidos había enviado para ayudar al gobierno colombiano en su lucha. El trato de cerró, pero antes de que cualquier arma o cantidad de dinero llegara a sus manos, Georgescu ya estaba tras las rejas.

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A principios de diciembre de 2014, él y otros dos traficantes de armas involucrados en las negociaciones fueron arrestados en Montenegro. Fue entonces cuando Georgescu se dio cuenta de lo sucedido: no había estado hablando con guerrilleros colombianos, había sido engañado por agentes encubiertos trabajando para la Administración para el Control de Drogas (DEA).

Agencias de los Estados Unidos han realizado operaciones como esta durante largo tiempo para atrapar sospechosos de terrorismo, traficantes de drogas, y otros criminales en todo el mundo. Dada la presencia global de las FARC y su clara ideología antiestadounidense, enviar agentes encubiertos que se hicieran pasar por rebeldes colombianos resultó muy efectivo: algunos de los casos más exitosos de las agencias desde los años 2000 han tenido que ver con las FARC, las cuales están relacionadas con el mercado de la cocaína.

'Los agentes no obligan a nadie a hacer algo a lo que no estén ya predispuestos'.

Pero los señuelos bajo la identidad de las FARC han despertado fuertes críticas de abogados y activistas que acusan a los agentes federales de incitar delitos en nombre de una guerra inventada contra el narcoterrorismo. Muchos de los blancos de estos agentes nunca han puesto un pie en EEUU, y muchos otros, como Georgescu, aparentemente no tenían planes de tratar con la guerrilla colombiana hasta que los agentes encubiertos de la DEA aparecieron. Algunos sospechosos ni siquiera mostraban inclinaciones en contra de los estadounidenses hasta que los agentes los animaron durante las pláticas.

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Los críticos también señalan el uso de extraficantes de drogas como agentes. Una auditoria del Departamento de Justicia realizado en 2015 detectó, de hecho, una falta de supervisión de estos informantes calificados como "problemáticos".

Pero la táctica ha ayudado tanto a lograr arrestos, que la DEA muy probablemente continuará usándola. Claro, aunque ahora tendrá que buscar otro grupo por el cual hacerse pasar. Las FARC finalizaron un histórico acuerdo de paz con el gobierno colombiano el 24 de agosto, trayendo consigo el fin de un conflicto que ha dejado al menos 200.000 muertos y cerca de 7 millones de desplazados.

Ningún vocero de la DEA quiso comentar qué tanto la DEA ha utilizado el anzuelo de las FARC recientemente, pero el caso de Georgescu muestra que seguía usándolo, todavía, en 2014. Este caso, como otros revisados por VICE News, son una ventana a las tácticas de la DEA, que al parecer no piensa abandonar.

La historia del misterioso acuerdo entre la DEA y 'el criminal más peligroso del mundo'. Leer más aquí.

Virgil Flaviu Georgescu fue condenado por conspiración por vender armas con un valor de 15 millones de dólares a agentes encubiertos de la DEA que se hacían pasar por guerrilleros colombianos. (Imagen vía US Attorney's Office/Reuters)

Desde la introducción de la Ley Patriota en 2001, la DEA ha presionado con la dudosa idea de que hay una "conexión inequívoca" entre el tráfico de drogas y el terrorismo. En 2011, la agencia aseguró ante el Congreso que 39 por ciento de todos los grupos terroristas han "confirmado nexos con el mercado de las drogas". Durante los primeros años del mandato de George W. Bush, las autoridades de EEUU comenzaron a ver a las FARC como una organización narcoterrorista.

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El énfasis en el narcoterrorismo ha permitido que la agencia refuerce su argumento de que se encuentra luchando para detener las amenazas terroristas, y que así el Congreso aumente su presupuesto para mantener a salvo a los estadounidenses. La DEA es la agencia estadounidense que más rápido ha crecido, con 220 oficinas en el país y 89 estaciones en el extranjero, además de que ha solicitado un presupuesto para 2017 de más de 2 mil millones de dólares.

La carnada usando el nombre de las FARC, ha sido central en la estrategia en contra del terrorismo, a pesar de las críticas. Michael Braun, alguna vez jefe de operaciones de la DEA envuelto en varias trampas que involucraban a esa guerrilla, dijo que bajo el amparo la Ley Patriota, los agentes sólo necesitan producir un "acto abierto" que muestre planes para cometer una conspiración criminal. Nunca necesitaron ver ningún arma o droga.

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"Tú y yo, lo único que tenemos que hacer es ponernos de acuerdo para mover una tonelada de cocaína hacia los Estados Unidos… llamar a algún contacto en Colombia, por ejemplo", explicó Braun. "Un jurado escucha eso y rápidamente concluye que los agentes no pudieron inventarlo".

Pero las drogas son sólo la mitad en la ecuación del narcoterrorismo, la DEA se ha encargado de la otra mitad. VICE News revisó una docena de acusaciones de miembros de las FARC, incluyendo varios que fueron acusados de ordenar o haber sido cómplices del secuestro de tres contratistas de defensa estadounidenses en 2003. En cada uno de esos casos, los fiscales dijeron a los miembros del jurado que las FARC "habían autorizado el uso de la violencia y ataques en contra de los ciudadanos estadounidenses para seguir su misión terrorista". También hablaron de los planes de las FARC para financiar "ataques de ciudadanos inocentes, y envenenar a los estadounidenses".

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Jeffrey Brown, un exfiscal en el Southern District de Nueva York que ha procesado varios casos de las FARC, dijo que la estrategia de persecución del narcoterrorismo ayudó a equilibrar el hecho de que los miembros del jurado que estaban más familiarizados con Al-Qaeda que con los guerrilleros colombianos.

"El público sabe mucho más del terrorismo yihadí que del narcoterrorismo", dijo. "Las personas tienen una mayor conexión inmediata con los estadounidenses secuestrados en el extranjero, que con la violencia revolucionaria financiada con el tráfico de cocaína".

Soldados colombianos presentan 3,9 toneladas de cocaína confiscada a las FARC en marzo de 2013. (Imagen por Juan Manuel Barrero Bueno/EPA)

Georgescu fue condenado en el Distrito Sur de Nueva York el mes de mayo. Cuando fue sentenciado en septiembre, pudo enfrentar cadena perpetua por conspiración para asesinar a empleados del gobierno de EEUU y conspiración para proveer material de apoyo a los terroristas. Su abogado, Albert Dylan, argumentó que su cliente es un empresario legítimo. Las operaciones que involucran una trampa "ponen a prueba la moral del objetivo", dijo.

Melvin Patterson, vocero de la DEA, se refirió a ello como una exageración. "Los agentes no obligan a nadie a hacer algo a lo que no estén ya predispuestos", aseguró. "Hay negociaciones… estén interesados en involucrarse o no".

Shira Scheindlin, anteriormente juez que llevó casos de narcoterrorismo por más de dos décadas en el Distrito Sur de Nueva York, opina que sería difícil obtener evidencias contra sospechosos de tráfico de drogas y narcoterrorismo sin usar trampas.

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"Muchos de los blancos son figuras que andan entre sombras, que tratan de permanecer ocultos tanto como sea posible", dijo. "Llegar a los altos mandos requiere mucho esfuerzo. Creo que es justo usar esta estrategia para llegar a los verdaderos líderes".

'Llegar a los altos mandos requiere mucho esfuerzo. Creo que es justo usar esta estrategia para llegar a los verdaderos líderes'.

Para lograr un ardid de las FARC convincente, la DEA tiene que emplear a antiguos traficantes de drogas como agentes, una práctica que ha levantado críticas. Un traficante convertido en agente, Carlos Sagastume, recibió aproximadamente 9 millones de dólares por haber participado en al menos 150 operaciones en nombre de la DEA a lo largo de 15 años, muchas veces haciéndose pasar por un miembro de las FARC.

En respuesta a la auditoria realizada por el Departamento de Justicia, donde habla de la falta de supervisión de los informantes, Patterson dijo que la agencia cambió sus procedimientos en el mes de julio, emitiendo nuevas guías que aseguran que los responsables se reúnan cada 90 días con los encubiertos, en lugar de hacerlo una vez al año. Aunque también mencionó que los nuevos procedimientos podrían poner en peligro a los agentes infiltrados si son forzados a reunirse con ellos.

"A diferencia de otras áreas, en un país extranjero, moverse es muy duro para los informantes, inventar una excusa para venir, para regresar a casa", explicó.

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El acuerdo de paz entre las FARC y el gobierno colombiano podría no ser completo. Aunque ambos bandos anunciaron un cese al fuego definitivo el mes pasado y recientemente concluyeron el acuerdo, una de las unidades de la guerrilla ya se rehusa a soltar las armas. También los colombianos podrían rechazar el acuerdo cuando voten el 2 de octubre.

De cualquier manera, algo del ardid continuará en el repertorio de la DEA. Dayan, defensor de Georgescu, dijo que las operaciones que utilizan un señuelo son demasiado efectivas como para hacerlas a un lado definitivamente; acusaciones de narcoterrorismo son una de las formas más efectivas para que los abogados puedan convencer a un jurado escéptico, explicó.

"A los miembros del jurado no les importa si se trata de ISIS, FARC o Hezbollah", dijo. "Lo que les importa es que las armas serían usadas en contra de militares estadounidenses en ultramar".

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