Una parada con Aérea Negrot
Imagen cortesía de BPitch Control.

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Música

Una parada con Aérea Negrot

Aprovechando su paso por Bogotá, conversamos con la artista venezolana de BPitch Control sobre lo que será su segundo álbum como solista.

La venezolana Aérea Negrot adora volar. Este es uno de los gustos que se da llevando a cabo presentaciones en vivo o DJj sets con música que ella misma dice que baja o consigue pero que identifica de quién es. Pero, últimamente, ha tenido que tener pausas largas en tierra porque se aproxima su nueva travesía: la de presentar su segundo disco solista; el mismo que llegará a complementar su reconocido Arabxilla, que fue publicado por el sello BPitch Control de la berlinesa Ellen Allien en 2011.

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Esta parada en Bogotá sirve para conocer los detalles de este nuevo trabajo, pero también para recordar detalles alrededor de una carrera que lleva varios años y que incluye acumulación de millas con Hercules and Love Affair y la espera de su esperadísimo segundo disco.

Aérea es igualmente un personaje creado por Danielle Gallegos, chica trans venezolana que aún si vive en Berlín, no se olvida de sus orígenes.

El nombre de Aérea, comienza a reconocerse a través de la participación que tuviste hacia el 2011 en una de las encarnaciones de Hercules and Love Affair. Participaste como vocalista en el proyecto de Andy Butler, grabaste e hiciste giras con el proyecto. ¿Cómo llegaste allí? En el 2005 fui a un concierto de Antony and the Johnsons en un teatro de Berlín, el Volksbühne. Durante todo el concierto lloré y lloré. Recuerdo que hasta una mujer me dijo que llorara más suave. Un chico que estaba afuera me preguntó qué hacía, así que le puse un CD que tenía con mis cosas. Me dijo, "ah qué interesante, se lo voy a pasar a Anthony". Yo le pregunté, "¿cuál Antony?". Y era justamente Antony Hegarty. El tipo al que le pasé el disco era Andy Butler, que era el jefe de merchandising de la gira. Me dijo que estaban montando un proyecto más enfocado a la pista de baile y eso resultó siendo Hercules and Love Affair. Anthony me dio un cumplido muy bueno: "You are weird" (Tú eres raro). Un tiempo después me contactaron. En el 2008 estuvieron de paso por Berlín y grabamos en una sesión varias canciones. Y ahí comenzó todo un asunto. Grabación de canciones, llenar y llenar formularios, papeles, visas. Yo trabajaba en una tienda de muebles y vivía mi sueño de performer. Nunca en mi vida pensé que iba a publicar música.

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¿Por qué? Odio llenar papeles, formularios, curriculums. Yo no quiero decirle a nadie quién soy. Lo mío gusta o no gusta. Yo no planeaba sacar nada.. Estaba feliz cantando en algún club o presentándome en festivales de electrónica emergente. A partir de eso, Tobías Freund, un productor alemán conocido tomó una especie de demo que yo tenía. Y luego BPitch Control, paralelamente mientras yo estaba con Hercules, me invitó a sacar Arabxila. Y eso fue muy intenso.

¿Cómo era esa intensidad? El 9 de octubre de 2010 salió mi disco. Era el día de mi cumpleaños. Yo estaba en Chile con Hercules de gira. Estaba en un bus y al lado tenía un avión y no sabía qué hacer. Fue placentero. Pero era raro saber que algo mío salía, pero yo estaba haciendo promoción de otra cosa. Recuerdo también una vez que estábamos en Moscú, en una discoteca gigantesca, llamada Gipsy. Llegué al escenario, no había empezado a cantar y la gente ya estaba gritando y arrancándose los pelos. Teníamos guardaespaldas. Y ahí me di cuenta que eso era lo que no quería. Quería dejar de ser una persona V.I.P. Me gusta terminar una presentación y poder bajarme y tomarme una cerveza con la gente. Estuve así cinco años hasta que dije que ya estaba lista para salir con lo mío. Ya dentro de Hercules había cambios, Y a mí no me gusta quedarme estancada. Yo soy un producto innovador. Reinvéntate, cámbiate de sexo, cámbiate el color del pelo, la nacionalidad…

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Vives en Berlín, pero sientes que esa ciudad tiene muy pocos espacios para la electrónica que se sale del house o del techno. ¿Cómo sientes entonces esa situación cuando los ojos y oídos del mundo están puestos allí? Berlín tiene muchos clubes y hay un tradición del house y del techno. Es un asunto de moda. Las discotecas se quedan con eso. Pero encontrar ritmos y opciones aparte de eso, es complicado. El hip hop en Berlín casi no se escucha. El dubstep es una palabra prohibida. Eso tiene que ver con ritmo del 4 x 4 y tiene que ver con Alemania. Es un código estricto. Holanda sí es distinta. Las diferentes ciudades europeas tienen su aire, su sentir. Tengo tiempo de no vivir en Amsterdam. Pero allí hay mucho hip hop, mucho vocal house. Tienen un nexo especial con Inglaterra. Londres es mucho más housero. Llevo catorce años viviendo en Berlín y tal vez no salgo mucho ahora. Pasó del minimal al house y techno ahora… Pero siento que la música electrónica está esperando otro twist.

¿Quién le puede dar ese twist? Yo intento darle el mío. No es mi legado.

Tienes un trabajo intenso como performer, con vestimentas, peinados, detalles que no son comunes de ver y apreciar. ¿Sientes que el público sí aprecia eso? Yo tomo esto como una dimensión humana. No me gusta quedarme con lo que se supone es algo. Lo que hago no es techno, no es pop, no es balada, no es tropical, no es experimental. Tanto la música como el amor necesitan discursos nuevos, aunque se siga hablando de lo mismo.

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Fotos: Ricardo León.

¿Cómo es la camaradería venezolana de la electrónica en la capital alemana? Trabajo mucho con Miguel Toro, un productor que vive en Berlín. Trabajo también con otra venezolana llamada Ana Laura Rincón que está haciendo música con sintetizadores modulares. La ciudad te da algo especial y es que uno se puede encontrar con la gente en celebraciones de cumpleaños, pero la ciudad misma no te da espacios para colaboraciones, la gente anda en sus proyectos. Hay un hermetismo que te permite aislarte y hacer tus cosas.

¿Cómo es tu relación con Venezuela? Tengo familia allá. Tengo familia que se ha ido del país y tengo familia que ha tenido su primera salida del país. Todavía tengo amigos allá. Pero la relación que tengo con mi país, es solo mi pasaporte. Hace siete años que no voy. Tengo una interacción con los venezolanos en Berlín, pero ahora estando en Bogotá, esto es lo más cerca que estoy de mi país. Por noticias, por la violencia que existe, es algo triste pero es circunstancial.

¿Qué estás produciendo ahora? Esto que tengo ahora es algo que lleva años haciéndose. Luego de usar muchos plugins y efectos, me fui por algo barato y simple: un teclado básico que programé. Yo no tuve una educación musical por mucho tiempo, entonces me di a la tarea de trabajar las armonías y tener cuidado con todo. Sale algo totalmente pop. Casi que nostálgico, no melancólico o irónico como el primer disco. No quería una nueva dirección musical. Era como la música de los ochenta: Heroica. El segundo disco es siempre la parte opuesta del primero. Tenía que pensar no como artista, sino también como alguien que quiere producir más. Por eso, me he dedicado más a producir un tercero. Si lanzo el tercero como segundo, ya el segundo lo puedo lanzar como tercero. Está todo grabado y producido, se ha buscado el momento. Después de la experiencia con Hercules y mi disco en paralelo, me quedó mucha ansiedad. Los viajes y toda la tensión me cambiaron.

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Antes de eso, trabajaba en una tienda de muebles. Podía suceder que me iba un fin de semana a tocar en una fiesta de Versace y el lunes regresaba al trabajo. Y mi jefe me preguntaba dónde había estado y le respondía que en Milán. Y él me decía, "ah ok, por favor corre esta silla". Fue una buena transición entre un horario y poder dedicarme a la música. En casi siete años he lanzado algunos sencillos y remixes, pero estoy todavía viviendo de un lujo. A los dos años si tú no sacas algo nuevo en la industria, mueres artísticamente.

Cuando digo que algo nuevo va a salir, la gente está muy abierta. Pero siento que hay que esperar el momento. Ahora tengo un EP que se llama Face Control (Control facial), creo que sale con BPitch. Ellen me insiste en que produzca y presente. Ella es una excelente jefe. Este mismo año sale. Pero cuando lo suelte, lo suelto todo. Miguel Toro me dice: "¡No seas egoísta, dame la música y te la termino!".

Este video de Face Control que vas a lanzar, es hecho en Bogotá. ¿Por qué? Está hecho por Ricardo León y Carlos Cabrices. Ricardo es fotógrafo. Carlos es diseñador y tiene la marca Kittn. Yo tenía ese interés de trabajar con ellos porque la ropa que hacen es bestial. Les dije que quería mucha gente que se estuviera divirtiendo, pero que estuviera con este código de la discoteca de face control, en el que te tienen que ver la cara perfecta para poder entrar a la discoteca. Ellos organizaron a la gente. Esto pronto aparecerá.

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Dejó de ser un proyecto personal para ser un proyecto colectivo. Fueron cuarenta personas en un fin de semana las que participaron. Hasta la maquilladora era venezolana. Y esta canción fue escrita hace siete años.

Estar acá es maravilloso. Cada día puedo ver quince personas que me muestran eso que están haciendo, mientras que en Berlín la dinámica hace que uno permanezca en su espacio.

Y además de tu próximo disco, ¿en qué más estás? Esta dinámica de estar aislada en Berlín también me ha permitido trabajar en música de otra manera. He compuesto música para obras de teatro. Pero también para cine. En el Festival de Cine de Cartagena se estrenará El susurro del jaguar, de Simon(è) Jaikiriuma Paetau, un chico, un ser más allá del género, de la nacionalidad, de la raza, es alemana colombiana. Yo les colaboré. En paralelo le hice la producción musical a una película llamada Fluido. He estado explorando la cuestión cinematográfica musical. Fluido es una película sci-fi porno, yo hago un dueto allí.

Estuve en un proyecto de ópera en francés, donde tuve instructores de francés barroco. Jamás pensé que fuera mi voz. El miedo hace que uno se sorprenda. Me encantaría hacer más cosas en teatro.

¿Podrías sorprendernos con versiones de artistas latinos? Podría ser, pero buscaría hacerlo acapella. Me parece interesante e innovadora. Creo que el futuro de la música está en el ser acapella. Es interesante la música sin beat.

***

Esta parada por Bogotá, para alejarse del invierno berlinés, fue también la oportunidad para hacer paso por otros escenarios latinoamericanos. Buenos Aires, Ciudad de México, Aguascalientes, Sao Paolo y Brasilia. Esta artista trans no quiere ser limitada por fronteras. Sea como persona, artista o performer, superarlas es un camino que siempre le viene bien. No en vano su ansiado nuevo disco se ha hecho esperar siete años. Y podría esperarse siete años más por la calidad de su obra previa.