Os tenemos que confesar una cosa. Para esta guía queríamos hacer un artículo sobre el amor. Teníamos la idea de hacer una recopilación de consejos para ligar en un festival, pero la verdad es que cuando nos sentamos a pensar estas recomendaciones, fuimos rememorando historias de ligar en festivales, algunas con final feliz, otras más trágicas, otras divertidas… Al final, estas historias nos hicieron cambiar de opinión y convertir este artículo en una serie de relatos de ligoteo en festivales.
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Seguramente vosotros mismos conocéis unas cuantas; hay mil historias de amor que han surgido en festivales. Aquí os dejamos con algunas de nuestras favoritas.Verano de 2012, Arenys de Mar. Fui con dos amigos a la primera edición del FEM. Tocaban unos cuantos grupos, pero a mí solo me interesaban Anicet Lavodrama y Joan Colomo. Tan solo llegar, me acerqué a la barra para pedir una copa. Fue la primera vez que vi esos ojos verdes. Me quedé prendado de la camarera. Cogí mi bebida y me quedé cerca escuchando a Anicet. No pude parar de mirarla en todo el concierto. Al acabar, me acerqué y me quedé en la barra con mis amigos.Como era un festival pequeño, y no había mucha gente, conseguimos incluir a la camarera en la conversación. Me pareció lo más parecido a "la mujer de mi vida": reía con mis chistes malos. Unas cuantas copas después, Joan Colomo empezó a tocar. Me acerqué al escenario. Noté que alguien se ponía a mi lado: era ella. Cantamos juntos, bailamos, reímos… hasta que acabó el concierto y nos fuimos a tomar la última copa a solas. Y nos besamos.Nos gustamos tanto que los días siguientes no pudimos parar de estar juntos. La relación duró dos años. Aún hoy, soy incapaz de escuchar "El Xiprer" sin rememorar esa noche.
Marc, 33 años
Marta, 30 años
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Arnau, 28
Viki, 23 años
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Pero más tarde, a la salida del festival, como a las seis de la mañana, nos lo volvimos a encontrar. "Heeey las de los caramelos", nos gritó. "¡Qué palo!", pensamos. Yo iba con mi amiga Cris y ella se iba a Manresa en coche… Así que me quedé sola con el chico, que se llamaba Matías. "¿Hacia dónde vas?", me preguntó. "Superlejos, tengo que pillar el tren". "¡Yo también!". El caso es que fuimos como una hora en el tren juntos, típico trayecto superdecadente con gente dormida. Fuimos comentando la VICE, que nos la habían dado en el festi. Como él no hizo ningún avance, yo pensé que era gay. Soy así de creída.Durante los siguientes meses nos fuimos encontrando en el tren y finalmente en fin de año nos liamos. Todavía seguimos juntos.Fue hace ya algunos años en el BBK. Era un periodo en el que mi vida iba un poco a la deriva después de varios cambios devastadores. En medio de ese torbellino me encontraba una noche en la antigua sala 2 de Apolo, junto a la barra. Yo no estaba en plan de ligoteo ni nada, era un descanso entre conciertos y escuchaba la música mientras miraba a la gente. Había una chica rubia bailando cerca de mí. Me gustó bastante y me la quedé mirando. Ella me respondió con una sonrisa. Había algo en esa sonrisa que me transmitió algo, algo bueno, como una especie de paz interior, aquello que tanto faltaba en mi vida en aquellos momentos.Entonces, de repente, ella se acercó a mí, me cogió la mano, dio una vuelta bailando y se fue, pero literalmente, salió por la puerta. ¿Sabéis eso de las pelis que el chico se queda como hechizado? Así me quedé yo.
Javier, 41 años
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Cuando parecía que todo se había terminado, al día siguiente me la encontré casi en el mismo sitio. Le hablé en inglés porque calculé que no era española pero me equivoqué. Era de Menorca pero con un origen poco convencional. Hablamos, bailamos toda la noche y ya llevamos casi cuatro años juntos.
Manuela, 27 años
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"Serán dos paradas", le dijo él al taxista. ¡Yo pensaba que iba a suceder esa noche! Pero pasaron dos semanas y al final nos liamos en una discoteca que se llama Brisas del Caribe. Pero todo lo importante sucedió en un festival, vamos.Trabajé con dos amigas cortando entradas en el Vida, un festival que se hace en Vilanova i la Geltrú, cerca de Barcelona. Dormíamos allí, en un camping, e íbamos a trabajar cada día. Con nosotras trabajaba un chico que se llamaba Arnau, que era de Vilanova. Desde el principio hubo muy buen rollo, cuando teníamos libre pues también estábamos juntos con nuestras amigos y eso.La segunda noche del festival nos liamos en un concierto de John Talabot y cuando acabó el festival nos pasamos el teléfono y quedamos en Barcelona y la cosa iba muy bien.Después, yo me fui cuatro meses de viaje con una compañera de la universidad y estuvimos separados pero manteniendo el contacto. No lo llevamos mal, pero estuvimos separados.Cuando volví, él estaba viviendo en Andorra, donde estuvo tres meses más… Nos veíamos dos o tres veces al mes.Ahora casi hace un año que somos pareja. Él vive en Vilanova y yo en Granollers, son 64 kilómetros de distancia, una hora en coche. De aquí a unas semanas vuelve a ser el Vida y supongo que volveremos a trabajar juntos.Suscríbete a nuestra newsletter para recibir nuestro contenido más destacado.