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Tecnología

El futuro del trabajo con robots es el futuro del capitalismo

Los robots entrando al mundo laboral no se trata realmente de los robots; se trata del capitalismo.

Ya viste los titulares: los robots están llegando y se van a quedar con nuestros trabajos. El futuro no se ve bien para el trabajador común y corriente, sobretodo cuando el 47 por ciento de los trabajos del mundo serán automatizados durante las próximas dos décadas, de acuerdo a un reciente y muy publicitado estudio de la Universidad de Oxford.

Algunos ven estos desarrollos bajo condiciones apocalípticas, con los robots trabajadores creando un nuevo tipo de humano de bajo estrato social y sin trabajo, mientras otros lo ven con más esperanzas y creen que los robots nos llevarán a un futuro donde el trabajo no será necesario. Pero la ansiedad sobre cuales trabajos desaparecerán y cuales continúan no nos hace muy bien.

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El problema es que los robots entrando al mundo laboral no tiene que ver con robots. La nueva era de los robots trabajadores refleja una tensión que ha existido desde que las tierras fueron cercadas por terratenientes y la declararon propiedad privada: es la relación entre trabajo y los dueños del capital. El futuro del trabajo con robots está muy ligado al capitalismo.

Image:  Mixabest/Wikimedia

La mejor forma de entender cómo funciona y hacia dónde va todo esto es consultar a la persona que mejor entendió el capitalismo: Karl Marx. Particularmente un pequeño y desconocido fragmento publicado en su manuscrito "Los grundisse", llamado el "El fragmento sobre las máquinas".

Ya sea que lo ames, lo odies o lo ignores completamente, Marx dedicó su vida a entender cómo funciona el capitalismo. Estaba obsesionado. En "El fragmento", Marx pelea contra el que significará para la vida del trabajador la existencia de una futura sociedad capitalista automatizada.

Según Marx, la automatización desplaza a los trabajadores y favorece a las máquinas, las que pueden producir más bienes en menos tiempo, parte esencial del funcionamiento del capitalismo. Al desarrollar capital fijo (como las máquinas), los jefes pueden desechar mucho del capital variable (los trabajadores) los que disminuyen sus ganancias con sueldos y días más cortos de trabajo. Él escribe:

Tal como hemos visto, el aumento de la fuerza productiva del trabajo y la máxima negación del trabajo necesario son la tendencia del capital. La realización de esta tendencia es la transformación del medio de trabajo en maquinaria.

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Visto a través de sus ojos, los robots trabajadores son el punto final en la creación de una economía capitalista a través de la automatización. La pregunta sobre qué pasa con los trabajadores cuando son desplazados por autómatas es un punto interesante y una gran contradicción del capitalismo, según Marx:

El capital mismo es la contradicción en proceso, [por el hecho de] que tiende a reducir a un mínimo el tiempo de trabajo, mientras que por otra parte pone al tiempo de trabajo como única medida y fuente de la riqueza.

En la teoría marxista, los capitalistas reciben ganancias al extraer plusvalía desde los trabajadores, pagándoles menos de lo que vale su tiempo, recibiendo esta diferencia como ganancia cuando lo producido por los trabajadores se vende a precio de mercado, al cual se llegó a través de métricas que no toman en cuenta el trabajo en si mismo. ¿Qué sucederá cuando los humanos ya no estén trabajando? Curiosamente, en este tema Marx se encuentra dentro de los robotistas utópicos.

Cuando los robots tomen el control de las fuerzas productivas de la sociedad las personas tendrán más tiempo libre que nunca antes, lo que resultará en "beneficio del trabajo emancipado y en la condición de su emancipación" escribió Marx. Los humanos, libres del cautiverio asfixiante del trabajo capitalista, desarrollarán nuevas formas de cooperación y pensamiento social fuera de la relación asalariada que encierra muchas de nuestras relaciones bajo el capitalismo. En resumen, Marx dice que la automatización nos traerá el fin del capitalismo.

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En un mundo automatizado, el trabajo precario es rey.

Es una sensación familiar que ha ganado apoyo reciente gracias al uso de robots, pero es cosa de mirar al pasado reciente para darnos cuenta que no necesariamente va a funcionar de esa manera. El capitalismo está bastante vivo, pese a que la automatización mantiene un ascenso continuo durante los últimos siglos. La razón es esta: la automatización no interrumpe al capitalismo. Es parte fundamental del sistema.

Lo que conocemos como "trabajo" se ha transformado hasta acomodarse al avance de los nuevos tiempos. No hay razón para asumir que esto cambiará sólo porque la automatización avanza a una velocidad de ciencia ficción.

Parafraseando a John Tomlinson en su análisis sobre tecnología, velocidad y capitalismo en La cultura de la velocidad: la llegada de la inmediatez, "el tiempo es oro" es la frase que mejor captura el espíritu del capitalismo. Si las maquinas hacen más trabajo y crean más tiempo libre para los humanos, los capitalistas deben crear nuevas formas de trabajo para usar ese tiempo productivo y así ellos continuar utilizando esa plusvalía. Como escribió Marx:

La maquinaria más desarrollada obliga ahora, por lo tanto, al trabajador a trabajar más tiempo de lo que hace el salvaje, o de lo que trabaja él mismo con los instrumentos más simples y toscos […] Pero los poseedores de los excedentes de la producción, o del capital, emplean gente sobre algo que no es directa ni inmediatamente productivo, como la construcción de la maquinaria. Y así continua.

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"No es inmediatamente productivo" es la frase clave. Sólo piensa en todas las formas de trabajo que han aparecido desde que la automatización realmente tomó vuelo durante la revolución industrial: el sector de servicios, el trabajo en línea, el trabajo part-time y otras formas de trabajo poco remunerado. No produces nada al trabajar durante horas aleatorias como cajero en un Walmart, pero si estas produciendo valor al vender cosas que ya fueron creadas, casi siempre por maquinas.

En un mundo automatizado el trabajo precario es rey. Trabajos sin estabilidad, sin satisfacción, sin un estándar aceptable de vida y pareciera que es la norma que se lleven todo nuestro tiempo. Franco "Bifo" Berardi, un filosofo en trabajo y tecnología, lo explica informalmente en su libro Rapsodia precaria, refiriendose a la legión de trabajadores part-time y sin horario como los "precarios":

La palabra "precario" generalmente habla del tipo de trabajo que no es definible bajo reglas fijas en la relación laboral, respecto a salario y duración de jornada […] El capital no recluta gente, más bien compra paquetes de tiempo, separados por sus intercambiables y ocasionales sueldos […] El tiempo de trabajo se divide, reducido a mínimos fragmentos que pueden ser acoplados, y esta reducción hace posible que el capital cree constantemente condiciones de salario mínimo.

El trabajo en línea es aplicable a esta nueva definición de trabajo. Por ejemplo, el trabajo que depende de los emails, correspondencia entre zonas horarias y dispositivos que te permiten traer trabajo desde la oficina hasta tu casa en distintas maneras, esto crea un ambiente mental que ya no está suscrito a bloques.

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En efecto, el "día de trabajo" es todo el día, todos los días y el tiempo es un concepto más fluido que antes. La plataforma mecánizada Turk de Amazon, donde los trabajadores venden su tiempo a bajo costo para hacer serviles trabajos creativos por centavos, es un distópico ejemplo de esto.

Una forma radicalmente distinta de trabajo es proveer datos personales por una ganancia. Estos datos en línea son particularmente insidiosos por dos grandes razones. Primero, porque no se reconocen como trabajo. Tu puedes pensar que enviarle un mensaje a tu amigo sobre un nuevo par de audífonos no es trabajo, pero los teóricos del trabajo como Maurizio Lazzarato no están de acuerdo. La segunda razón es porque los trabajadores están totalmente fuera de la ganancias que provienen de los datos, aunque esto podría cambiar.

Estos puntos proyectan una triste realidad sobre el futuro de los humanos viviendo junto a los robots trabajadores bajo el capitalismo. Pareciera que vamos a trabajar más y en trabajos de mierda. La pregunta es: ¿Qué trabajos, y exactamente qué tan de mierda?

En mi opinión, estar en contra los robots o en contra de la tecnología no es una posición muy útil. No hay razones sustantivas para creer que la automatización no puede ser guiada para proveer más bien social que daño. No, un movimiento motivado tecnológicamente no es lo necesario. En cambio, un movimiento político que tenga como objetivo desligar los avances tecnológicos de la motivación capitalista sí está en orden.

Read: No temas a los robots que se llevan tu trabajo, teme a los monopolios tras ellos

Algunas personas ya están trabajando en esto. El movimiento de ingresos básicos, que lucha por un salario mínimo para cada ser viviente sin importar su estatus de trabajador es un buen comienzo, porque implica una salida al lenguaje de austeridad económica que impera en el pensamiento político y argumenta que necesitamos un salario básico por la sola razón que somos humanos y merecemos vivir. Sin embargo, si realmente queremos cambiar la forma en que está encaminada esta discusión será necesario hacer más.

En un tiempo donde muchos de nosotros estamos mirando hacia el futuro, una posibilidad particular esta continuamente siendo ignorada: un futuro sin capitalismo. Trabajo sin capitalismo, tiempo libre sin capitalismo, y, sí, incluso robots sin capitalismo. Quizas solo así podamos construir los cimientos de un futuro donde la tecnología trabaje para todos nosotros, y no solo para unos pocos privilegiados.