La razón científica por la que te gusta embriagarte

Ese ascenso lento y gradual desde unos cuantos sorbos de cerveza hasta una borrachera con shots de tequila es familiar para muchos, así como la eventual pérdida de la conciencia que la acompaña y que puede propiciar un comportamiento bastante imprudente.

Según Maristela Monteiro, asesora principal en abuso de sustancias y alcohol de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en América Latina y el Caribe, las personas consumen una media de 8.4 litros de alcohol puro cada año, es decir: 2.2 litros más que el promedio mundial. Otros datos de de la OMS indican que México ocupa el décimo lugar con un consumo anual per cápita de 7.2 litros de alcohol puro.

No es necesario decir que la extendida práctica de beber en exceso es una fuente de preocupación para los investigadores de salud pública, quienes han tratado de arrojar algo de luz sobre el mecanismo con el cual un individuo con un comportamiento moderado puede caer en un gran caos en cuestión de horas.

Pero la ciencia pronto podría convertirse en el rescate para las legiones de fiesteros incapaces de decir "no" a ese último trago. En un nuevo estudio, investigadores de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill afirman que han identificado el circuito neural que controla la borrachera y que podría tener consecuencias más allá del laboratorio.

Resulta que la amígdala y el área ventral tegmental, las mismas partes del cerebro que regulan la ansiedad y la recompensa, respectivamente, se conectan íntimamente cuando uno está a punto de beber en exceso. Al concentrarse en el circuito de neuronas que conecta estas dos partes del cerebro, el equipo de la UNC-Chapel Hill sugirió que suprimirlas podría "proteger contra la ingesta inmoderada de alcohol".

El estudio, que fue financiado por el National Institute on Alcohol Abuse and Alcoholism (es verdad, hay un instituto gubernamental dedicado exclusivamente a disminuir la estupidez alcohólica del mundo), usó ratones como sujetos, pero podría tener consecuencias muy reales en los animales fiesteros humanos. Hablando prácticamente, el equipo de la UNC-Chapel Hill sostiene que sus resultados podrían proporcionar un método innovador para solucionar y controlar el comportamiento complejo que culmina en una borrachera desmedida.

"Es muy importante que continuemos intentando identificar distintos objetivos para tratar los trastornos del uso del alcohol", dijo el autor del estudio Todd Thiele en un comunicado de prensa. "Si puedes detener a alguien de beber en exceso, quizá puedas evitar que se convierta en alcohólico. Sabemos que la gente que bebe sin medida, especialmente durante la adolescencia, es mucho más propensa a ser dependientes del alcohol más tarde".

Así que la próxima vez que bebas mucho, trata de recordar echarte una a salud de los chicos de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill. O simplemente podrías no tomarla para evitar que tu amígdala y área ventral tegmental saquen lo mejor de ti.