Alias 'Fercho', el comandante del escuadrón guerrillero que le quitó la vida a dos guardias indígenas, espera la condena en su contra; durante la asamblea aceptó ser el autor de los disparos.
La chonta o bastón de mando es empuñada por la Guardia Indígena. Representa la autoridad de la comunidad en manos de sus protectores.
El preámbulo a la destrucción de las armas guerrilleras llamó la atención de toda la comunidad, que aprovechó la altura de los árboles para no perderse ni un solo detalle de la escena.
Los buses escalera, o chivas, también se convirtieron en tribunas preferenciales para presenciar tanto el juicio como la destrucción de fusiles, uniformes y publicidad.
Fusiles y municiones.
Cortando las armas.
Una familiar de uno de los menores de edad juzgados por la muerte de dos guardianes no puede soportar las acusaciones en su contra y rompe a llorar.
Tras cumplirse la condena de los 20 fuetazos, la guardia indígena tiene la misión de garantizar también la integridad de los condenados.
Los uniformes y la publicidad guerrillera son el combustible perfecto para darle vida a la hoguera con la que se consumirán los fusiles asesinos.
Guardia en asamblea.
Guardia indígena.
Guardias con bastón de mando.
Las mujeres también hacen parte de la Guardia Indígena que, en una Asamblea, debe garantizar tanto la seguridad de la comunidad como la integridad de los acusados.
Guardias indígenas.
Las manos ilustran la resignación de uno de los guerrilleros menores de edad condenados a recibir 20 fuetazos.
Guerrillero menor de edad.
Tras recibir el castigo, las marcas de los fuetazos sobresalen de la pantorrilla de uno de los guerrilleros menores de edad hallados culpables de asesinato.
Uniformes en la hoguera. No habían tirado aún las armas.
El momento en que hablan los acusados llamó la atención de toda la comunidad a tal punto que presenciaron su declaración por fuera de la institución educativa Cecidic, el lugar escogido para celebrar el juicio.
La madre de uno de los guerrilleros menores de edad, acusado del asesinato de dos guardianes, le confesó a la comunidad que nunca sospechó los malos pasos en los que andaba su hijo.
Restos de armas cortadas.
Tres guerrilleros capturados escuchan el recuento de los hechos y el progreso del juicio que los condenaría a pagar 40 años en una cárcel colombiana.