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VICE World News

Ecologistas presionan a Canadá y EEUU para eliminar toxinas filtradas en los Grandes Lagos

Hace tres años, Canadá y Estados Unidos dijeron que iban a redactar una lista de "sustancias químicas que conciernen a ambos" en relación a los Grandes Lagos. La lista sigue sin existir.
Imagen por Stephen C. Host/The Canadian Press

Grupos ecologistas criticaron a Canadá, este lunes, por su débil regulación nacional que permite que se filtren toxinas en los Grandes Lagos y emplazaron a las autoridades canadienses y estadounidenses a llevar a cabo acciones, de inmediato, para "eliminar en la práctica" los problemas químicos.

En una carta dirigida a altos funcionarios de Medioambiente de Canadá y de la Agencia de Protección Ambiental de EEUU, 24 ONG han asegurado que se sienten "profundamente preocupados" con la implementación, en 2012, de un tratado binacional.

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El Acuerdo de Calidad del Agua de los Grandes Lagos había pedido a los dos gobiernos que redactasen una lista de "sustancias químicas que conciernen a ambos" y en la que los reguladores se pudieran apoyar para desarrollar protecciones ambientales.

Pero tres años después aún sigue sin existir una lista de químicos y las ONG critican a los gobiernos por un proceso excesivamente burocrático que les lleva a sentirse como si estuvieran "reinventando la rueda".

Fe de Leon, una investigadora de la Asociación Canadiense para la Ley Ambiental (CELA), una de las firmantes de la carta, cree que impulsar un comité investigador para determinar que sustancias químicas hay que incluir es una pérdida de tiempo, ya que los dos gobiernos ya tienen conocimiento de cientos de ellos que son nocivos para la salud humana.

"Estamos dedicando mucho tiempo a evaluar estas sustancias químicas cuando ya tenemos pruebas de que están contaminando los Grandes Lagos", afirma a VICE News.

A principios de mes, CELA publicó un informe advirtiendo que restos de retardantes de fuego, pesticidas, farmacéuticos, parafinas y ftalatos han sido detectados en aguas y en los sedimentos de los lagos y en los animales que viven ahí. Aunque se espera que el comité añada media docena de estos químicos en la lista esta semana, de Leon dijo que esto "solo ralla la superficie". Ha señalado una lista que CELA redactó identificando 500 toxinas que los investigadores encontraron en el agua.

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"Las operaciones para eliminar las toxinas de los Grandes Lagos están avanzando de manera tan lenta que tardaremos más de un siglo solo para hacer una lista de los químicos nocivos que hay en sus aguas", asegura CELA en una nota de prensa que acompaña la carta.

Uno de esos químicos es el BPA, un plástico que ha sido prohibido en los biberones por sus efectos de hormonación. Metales pesados como el mercurio, que puede provocar retrasos en el desarrollo de los niños, también están en los lagos. El informe de CELA advierte que la larga tendencia a la baja en las concentraciones de metales pesados se ha estabilizado y que esto ha hecho que el gobierno los deje fuera de su radar.

E incluso por las toxinas que han acabado entrando en la lista, los firmantes de la carta están preocupados porque el marco legal para lidiar con estas es muy inadecuado. La regulación del gobierno canadiense está focalizada en emisiones industriales, dice de Leon. Pero las toxinas también son liberadas en la atmósfera o en aguas subterráneas, cuando consumidores usan productos que los contienen. Desde ahí, encuentran una manera de acabar vertidos en los lagos.

Muchas de las cosas que estamos viendo son más el resultado de nuestro consumo diario", sigue de Leon. "No lo podemos controlar, y nuestro sistema de desecho de aguas no está diseñado para tratar y filtrar estos químicos".

La recomendación principal de la carta es expandir inmediatamente la lista para incluir todos los químicos en los lagos que los gobiernos ya saben que son tóxicos, y a llevar a cabo acciones efectivas para conseguir su "eliminación práctica". De Leon dijo que el gobierno de Canadá solo se ha preocupado de mantener los niveles bajos y de limitar la exposición, obviando la posibilidad de que hasta las más pequeñas concentraciones de químicos inofensivos pueden poner en peligro la salud humana. Ella afirma que, además de gestionar toxinas potenciales, Canadá y los EEUU deben encontrar emplazamientos para estas.

"El gobierno canadiense está planeando definir, con su Plan de Gestión de Químicos desfasado, 'límites aceptables' y controles sobre los riesgos en las emisiones", afirma CELA en su nota de prensa, "a pesar de las pruebas de que no existe ningún límite aceptable para muchos de los químicos más peligrosos".

Aún si los científicos no tienen claro los niveles específicos que pueden dañar a las personas, dice ella, la sola posibilidad ha de ser suficiente motivo para mantenerlos fuera de una ecosistema que suministra agua a 40 millones de persones.

Sigue a Arthur White en Twitter: @jjjarthur