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Los estanques de residuos son el mayor desastre ambiental del que jamás hayas oído hablar

Las empresas mineras construyen unos diques para contener aguas residuales llenas de metales tóxicos. Se estima que hay cerca de 3.500 de estos estanques en todo el mundo. Hace una semana, en Canadá, se reventó uno de estos diques, el daño...

Lodo tóxico derramándose en un bosque. Cortesía del Ministerio de Transporte e Infraestructura de Cariboo.

La escala es difícil de imaginar: lodo gris de varios metros de profundidad, que brota con la fuerza de una manguera de bomberos a través de arroyos y bosques, revistiendo todo a su paso con un mugre ceniciento. Lo que ocurrió la semana pasada fue quizá uno de los peores desastres ambientales de Norteamérica en décadas, sin embargo, la noticia apenas llegó más allá de la frontera con Canadá.

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El pasado lunes 4 de agosto, un dique que contenía residuos de la mina de oro y cobre de Mount Polley, en la remota región de Cariboo, en la Columbia Británica, se rompió, derramando 2.6 millones de galones de líquido potencialmente tóxico y 1.3 millones de galones de lodo tóxico en lagos y arroyos de mucha antigüedad. Lo anterior podría compararse con 6.000 piscinas de tamaño olímpico, que contienen no solo agua sino arsénico, mercurio y azufre. Estas sustancias ahora están mezcladas dentro del agua de la que dependen 300 personas para beber, y para llevar a cabo sus actividades de caza y pesca, así como del negocio del turismo. cientos de personas dependen para la caza y pesca y muchos otros dependen para el negocio del turismo

"Es un desastre ambiental. Es enorme", dijo Ann Louie, el cacique de la tribu Williams Lake Indian Band, cuyos miembros viven en la región de Cariboo y utilizan la tierra para cazar y pescar. "El derrame bajó hasta el arroyo de Hazeltine, que tenía 1.5 metros de profundidad y 150 metros de ancho… El daño ya quedó hecho en esta área, y nunca volverá a ser lo mismo. Esto afectará a nuestras tribus por muchísimos años”.

Los residuos provenían de un “estanque de residuos," un hueco gigante al aire libre que las minas utilizan para almacenar las sobras que deja la minería de oro, de cobre, y a veces, sobre todo en Canadá, de las arenas de alquitrán, compuestos que tienen betún de petróleo, y que han hecho que el oleoducto gigante de Keystone sea tan controversial.

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El término "estanque" puede ser un poco engañoso, ya que estos huecos pueden crecer hasta tener el tamaño del Central Park.

Debido a que el Gobierno de Canadá, el cual apoya la industria, vendió cientos de kilómetros cuadrados de bosque para la minería en los últimos años, los estanques de residuos tóxicos se han convertido en una característica normal de los paisajes prístinos del norte del país.

Los ecologistas dicen que los desastres suceden desde la fabricación, y afirman que el derrame de Mount Polley es la prueba de esto. Aunque el incidente de este pasado 4 de agosto fue notable por su tamaño, los ambientalistas canadienses y los activistas indígenas dicen que este derrame puede ser un signo de lo que vendrá para el país, y quizás para el resto del mundo con todo tipo de minería, desde la de metales raros hasta la de carbón.

 “Cada vez que te apoyas en un dique para contener algo, así sea agua o algo más sólido, este va a fallar algún día, tarde que temprano”, afirmó Henry Vaux, un economista de recursos de la Universidad de California Riverside. “Pensar que estos diques van a aguantar todo es engañarse a sí mismo”.

Es muy pronto para decir qué tan extenso es el daño causado por la mina Mount Polley, pero varios ambientalistas como Ramsey Hart, de Mining Watch Canada ya lo están llamando la “catástrofe ambiental” más grande que se ha visto en años.

La balsa de residuos contenía hasta 85.000 libras de plomo, 152 toneladas de cobre, y cerca de 1.000 libras de mercurio, entre muchos otros metales pesados ​​y sustancias potencialmente tóxicas, según un informe del Gobierno. En este momento, muchos de esos metales deben estar asentados en lagos y ríos, entre ellos uno que es el hogar de una de las mayores poblaciones de salmón en el mundo.

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Brian Kynoch, el presidente de Imperial Metals, empresa propietaria de la mina, trató de calmar el martes a una multitud enfurecida en una reunión cerca de la zona de desastre, diciendo que el agua era probablemente segura. "Voy a tomar de este agua", dijo.

Pero los que viven en esta zona poco poblada cerca de la mina, no le creen. Dicen que la zona está completamente arruinada, que se estropeó para el agua potable, la caza y la pesca.

"Nuestra economía se baña en el río y camina por el terreno", dijo Bev Sellars, cacique de la tribu Soda Creek. "No hay dinero en el mundo que pueda arreglar lo que pasó".

Tribus cercanas a la mina Mount Polley admitieron que están devastados por la pérdida del hábitat, pero algunos afirmaron que lo veían venir.

Un informe de 2011 entregado por dos tribus aborígenes y financiado por Imperial Metals encontró que el estanque de residuos era estructuralmente deficiente para contener la cantidad de residuos y agua que tenía éste en el momento del desastre. En 2012, el Ministerio del Medio Ambiente de Columbia encontró que la mina Mount Polley no había informado debidamente que este estanque de residuos estaba sosteniendo más agua de lo que tenía permitido legalmente.

Foto por Dru Oja Jay, vía Flickr.

"Durante años, tuvimos preocupaciones sobre estos estanques de residuos”, dijo Sellars. “Odio decirlo, pero no fue una sorpresa total para nosotros”.

El tamaño de la brecha de la mina de Mount Polley puede que no tenga precedentes, pero así se trate de minería de oro y cobre en la Columbia Británica o de arenas de bitumen en Alberta, el impacto ambiental de este proceso se ha convertido en una polémica casi constante en Canadá, bajo el gobierno conservador del Primer Ministro Stephen Harper.

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En 2006, durante su primer año de mandato, Harper declaró su intención de convertir al país en una "superpotencia energética", y ha hecho precisamente eso: Canadá es el quinto mayor productor de petróleo en el mundo, gracias sobre todo a la minería de arena de alquitrán en Alberta.

Más de 1.000 kilómetros cuadrados de tierra, incluyendo pedazos de bosque boreal, se entregaron a las empresas de minería que buscan arenas bituminosas. Estas arenas viscosas, ricas en petróleo, son procesadas usando una variedad de productos químicos que son tóxicos y las sobras de estos se ponen en los estanques de residuos, que en la actualidad ocupan cerca de 113 kilómetros cuadrados en Alberta.

Estas arenas podrían crecer hasta 50 veces más, si el Gobierno de Harper se sale con la suya. Si lo hiciera, el desarrollo podría competir con el estado de Florida en tamaño.

“Áreas que solían ser masivas se transformaron en zonas de sacrificio industrial”, afirmó Ramsey Hart.

Si bien es un poco extraño  que un estanque de residuos colapse totalmente como hizo el de la mina de Mount Polley, los investigadores dicen que la cercanía de estos a la arena con bitumen también generan un clima de desastre ambiental, solo que de una forma más lenta y menos convincente visualmente. La investigación de la agencia del medio ambiente en Canadá demostró que los estanques de residuos en las regiones donde hay arena con bitumen han emitido toxinas potencialmente mortales en la tierra y en aguas subterráneas, y tanto las tribus aborígenes, como los ecologistas han culpado a estas toxinas de brotes de cáncer poco comunes.

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El problema se extiende mucho más allá de Canadá. Se estima que hay 3.500 estanques de residuos en todo el mundo. Y gracias a regulaciones laxas del Gobierno de los EE.UU., se estima que un 39% de las rupturas de estanques de residuos sucede en dicho país, una tasa mucho más alta que en cualquier parte del mundo.

Hace tan solo seis meses, un estanque de lodo de carbón se abrió en Carolina del Norte, liberando mil millones de galones de lodo en un río.

El problema en Canadá, en Estados Unidos, y en otros lugares es que nadie sabe exactamente qué hacer con estos estanques. Gran parte de los lodos que contienen son demasiado tóxicos como para devolverlos como si nada al medio ambiente. A partir de ahora, el plan es dejarlos tal como están y cruzar los dedos para que las medidas de prevención no fallen.

"Realmente no hay un plan a largo plazo para estos estanques de residuos, y ahí es donde el riesgo se presenta", dijo Hart. "Estos lugares podrían estar allí para siempre".

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