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Conoce tus misiles

Una guía para entender de dónde salen las armas que tienen jodido al mundo.

Por la situación en Gaza y la tragedia con el MH17, julio ha sido el mes de los misiles. Acumulados por todos los ejércitos del mundo, así como por grupos subversivos,  las guías para darle precisión al objetivo de misiles son omnipresentes en la vida moderna. Seguramente tus bisabuelos quedarían aterrados de saber que un vulgar grupo de rebeldes puede derribar un avión pero, desafortunadamente, ése es el planeta en el que vivimos. ¿Cómo es esto posible? ¿Cómo llegamos a este punto?

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Aclaremos algo, los misiles están divididos en dos ramas: los balísticos y de crucero. La balística es la ciencia de cómo un objeto proyectado forma un arco mientras cae y aterriza en un área predeterminada. Los misiles balísticos son impulsados por cohetes para que salgan disparados hacia arriba y caigan directamente al objetivo. Generalmente, cargan cabezas nucleares explosivas. Por otra parte, los misiles de crucero son guiados por un motor a reacción durante todo el viaje, por ello, pueden cargar explosivos ligeros que apuntan con precisión.

Ambos formatos fueron creados en la Alemania nazi. Fritz Gosslau y Paul Schmidt fueron los dos ingenieros aeroespaciales que construyeron el  misil V-1, que evolucionó a los modernos misiles de crucero. Trabajaron para la Fuerza Aérea alemana, Luftwaffe, creando el primer motor a reacción. Después, en 1942,  reemplazaron el piloto de reactores por cargas explosivas, creando una bomba voladora. El misil V-1 anunciaba su recorrido con un zumbido fuerte y, aunque solo podía cargar pequeñas cargas explosivas, era perfecto para el momento.

Wernher von Braun. Imagen via.

El misil V-2 fue diseñado simultáneamente por Wernher von Braun, pero su alcance fue bastante diferente. Von Braun estaba convencido de que el combustible líquido podía crear el impulso suficiente para cargar enormes cantidades de explosivos a distancias largas. Así que se enfocó en lo que, más adelante, sería el misil balístico que conocemos hoy en día. Introducido en septiembre de 1944, el misil V-2 tuvo poco impacto para Alemania en la guerra, pero era increíblemente rápido (alcanzaba 5,760 kilómetros por hora) y podían ser lanzados a más de 320 kilómetros de distancia de los objetivos.

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Los dos tipos de misiles migraron de Alemania cuando se dio la caída de Berlín, en 1945. Tanto Estados Unidos como la Unión Soviética  intentaron contratar científicos nazis para impulsar su programa de armas. Muchos del equipo de von Braun escogieron a América y se trasladaron a Huntsville, Alabama.  Muy pocos se fueron con los soviéticos, excepto un tipo llamado Helmut Gröttrup, que estaba cansado de ser un simple asistente. Así, el misil V-2 de los nazis se transformó en el misil Redstone, en Estados Unidos, y en el misil  R-2 en la Unión Soviética.

A partir de ahí, los misiles se esparcieron exponencialmente. Ahora, son parte de un desordenado árbol genealógico pero, básicamente, cualquiera que exista es un descendiente de la Guerra Fría. Por ejemplo, los misiles chinos provienen del Dong Feng, que fue una copia del R-2 soviético. Asimismo, los misiles de India, como en la mayoría de países del medio oriente,  fueron construidos con base en la ingeniería soviética del SA-75 SAM, de 1960. Con excepción de Egipto e Israel, que desarrollaron sus armas de acuerdo a la ingeniería americana.

Armas modernas expuestas en Paris. Imagen via

Según Amnistía Internacional “Estados Unidos es, por lejos, uno de los mayores comerciantes de armas, aportando cerca del 30 por ciento de armas convencionales”. Las compañías americanas suministran armas a más de 170 países, incluyendo a miembros de la NATO, y otras zonas en donde no existe protección a los derechos humanos como Myanmar, Sri Lanka y Zimbabue. En los conflictos como Vietnam y Afganistán, un lado utiliza armas rusas y otro, armas estadounidenses.

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Desde la Guerra Fría, ha habido muchos avances en la tecnología de los misiles, especialmente en la dirección de estos.  Para que un misil dé con el punto con precisión, se necesitan un montón de sistemas para que funcione. Para apuntarle a edificios y estructuras, los misiles Tomahawk usan un sistema llamado DSMAC (Digital Scene Matching Area Correlation), que toma fotos del objetivo y las compara con las imágenes satelitales. Otro misil diseñado para darle a objetivos que están en movimiento utiliza imágenes térmicas, mientras que el sistema soviético de BUK (al que se culpa de derribar el MH17) emplea tecnología de rastreo, llamada radar de seguimiento semi-activo. Este radar capta emisiones de artefactos como aviones, y mide cómo debe estar impulsado el misil para darle al objetivo.

Los misiles cada vez son más destructivos. Las cabezas nucleares, de los misiles modernos, no explotan cuando le dan al objetivo sino arriba de éste, para que nada obstruya la onda de choque. Actualmente, los misiles que está lanzando Israel persiguen tanques y bunkers en la franja de Gaza. HEAT, explosivo de alto voltaje de anti-ataque, explota con un rayo hipersónico de metal molido dirigido al objetivo, que estalla con hierro o concreto. Las cabezas nucleares, Thermobaric, están diseñados también para lidiar con bunkers; llenan el área con  combustible molecular y le prenden fuego. La mayoría operan en dos estados de detonación: el primero destruye cualquier armadura  y el segundo mata los contenidos.

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El misil BUK está en capacidad de ser cargado con cabezas nucleares intercambiables. La forma más común es en la que el explosivo es encerrado en un cilindro de varillas de acero, soldado en la punta. Cuando la cabeza nuclear explota, las barras se expanden en zigzag abriendo el caso del objetivo. La otra opción que,  de acuerdo con Bloomberg, está enfocada a la fragmentación de la cabeza que tritura aviones con una nube de fragmentos de metal.

Detonación de un misil en China Lake, California. Imagen via

Cada uno de los misiles mencionados anteriormente son considerados grandes ingenios, de manera fría y triste. De hecho, las personas describen a la ciencia armamentística como algo increíblemente inteligente, pero lo angustioso del asunto es que en los conflictos, cuando los humanos no están de acuerdo,  deciden matarse.  Tal vez, para una raza de alienígenas, construir misiles sea cualquier cosa. El punto está en no construir misiles con el propósito de matar y destruir; ésa es la verdadera ciencia.

Sigue a Julian Morgans en Twitter: @MorgansJulian