FYI.

This story is over 5 years old.

Música

Queridos productores: basta de usar sonidos sexuales en la música

Art history tells us show don't tell. And definitely don't show fake cumming sounds.

Sigue a THUMP México en Facebook


Este artículo se publicó originalmente en THUMP UK.

Así es como pase la noche de ayer, solo con nada más que una pizza fría y autocompasión como compañía: puse un álbum de acid house (tal vez "Rise From Your Grave" de Phuture) y a la mitad del disco hice la imitación más fuerte que pude del grito orgásmico masculino más cliché imaginable. Grité un "HEUURGHH", seguido de un "NO MAMES, NO MAMES, NO MAMEEEEES", y acabé con un "DIOS MIO, ME ESTOY VINIENDO. OOOOHHHHH"

Publicidad

Sonó extraño. Sonó un poco actuado e incómodo; no solo porque estaba pretendiendo que me venía escuchando un viejo álbum de acid house mientras el resto del planeta tierra estaba divirtiéndose allá afuera. Sonó raro porque, más allá de la pornografía, el orgasmo masculino tiene un sonido con el que muy raras veces convivimos.

El orgasmo femenino, por el otro lado, es una relativamente permanente fuente de samples en las rolas. ¿Por qué será eso? ¿Por qué hemos comercializado con eso y no con su contraparte masculina? ¿Por qué ha sido utilizado por todos desde Guns N'Roses hasta Venetian Snares?

§

El sexo, no hay que olvidar, y todos sus placeres, es una cosa que podría resultar muy embarazosa de pensar, hablar o plasmar en una canción. Imagínate, si puedes, el siguiente escenario:

Estás sentado en un autobús, en una mañana de martes en Octubre, en tu camino al trabajo. Se te está haciendo tarde, no te bañaste bien y tu desayuno fueron unos cigarrillos y un pedazo de pan blanco solo. Saliste anoche, y el arrepentimiento de las píldoras de ayer corre por tu boca. El tipo a tu lado está viendo un episodio de Carpool Karaoke en su teléfono y está diciéndose a sí mismo: "leyenda, esta es una maldita leyenda".

Mientras el bus se mueve, el mundo parece desaparecer entre grises y tú te deslizas felizmente hacia un ether eterno, aceptando voluntariamente la fría muerte y sonriendo mientras te deslizas en el esófago abierto de satanás. Decides que necesitas escuchar un poco de música, solo para alivianar la sensación de que estás emocionado por el Apocalipsis. Así que deslizas tu dedo grasiento por tu pantalla estrellada, te metes tus audífonos baratos en tus oídos con cerilla y te vas volando a otro mundo. El autobús frena de repente, te mueve bruscamente, tus audífonos se desconectan y los 172 pasajeros voltean a verte porque estabas escuchando esto:

Publicidad

Ese es un momento verdaderamente embarazoso del cual probablemente nunca te recuperarás, pero va más allá de eso. El álbum que mejor capta esta esencia es "French Kiss" por Lil Louis. Una vez que lo escuchas, nunca lo olvidas. El track de 1989 de acid house se construye a si mismo en un climax en cámara lenta donde el sintetizador es acompañado por el tipo de sonidos propios del coito que normalmente se escuchan antes de que alguien cierre rápida y enérgicamente su laptop.

"French Kiss" resulta un interesante caso de estudio porque el acid house, en su propia rara, desconcertante y retorcida manera, puede ser música increíblemente sexy. Es minimal, repetitivo, y lo más importante, impregnado con el aromático sonido de una vaporosa sesión de sexo dominical en el bosque.

El encanto del Acid House surge de su habilidad de fusionar al hombre y a la máquina. Es música de sumisión, forzando al escucha a ser dominado por los rugidos de una 303 dañada. Lo que combinado con cuartos oscuros y drogas fuertes, puede ser increíblemente sexy.

Pero los orgasmos que suenan en "French Kiss" como que arruinan la fantasía ya que muestran de más. Y al hacerlo, sacan un viejo truco que es más viejo que la propia historia del arte: objetifican a mujer para el consumo masculino.

§

John Berger estableció en sulibro de 1972, Ways of Being, que "el hombre actúa y la mujer aparenta". Antes de decir eso, dice "los hombres miran a las mujeres. Las mujeres se ven a sí mismas siendo vistas". Esto es indudablemente un triste dato de la vida misma. Porque después de todo, la música dance no es muy diferente a la vida misma y como resultado la cultura club está llena de dolorosos ejemplos de hombres que actúan como que las mujeres no existen. Hoy, sin embargo, nos limitamos a la intersección entre los sonidos sexuales y la música club.

Publicidad

Durante el desarrollo de Ways of Being, Berger introduce una idea popularizada por Kenneth Clark en su afamado estudio "The Nude", que habla de la diferencia entre los tipos de "desnudez". Clarke argumenta que la desnudez es esencialmente una propiedad desconocida algo que te pertenece, pero a la vez, tiene otra faceta en la que alguien más la contempla. "Estar desnudo", dice Berger, "es el ser visto desnudo por otras personas y aún así no ser reconocido por ello". La desnudez surgió en el momento en el que Adán y Eva se pusieron unas hojas y enmarcaron el cuerpo como un objeto, algo que puede ser deseado pero nunca escuchado. Crucialmente, esto casi siempre aplica al cuerpo femenino. Cuerpos femeninos representados por hombres, obviamente.

Es por esto que cuando en la música, se escuchan sonidos sexuales, nos sentimos raros porque estamos escuchando la desnudez, una versión objetificada de la sexualidad femenina. No un momento auténtico, sino uno actuado, orquestado por un productor masculino que tiene a una vocalista en el booth, no a un par de amantes en las sábanas. No es más que algo que deja al escucha sintiéndose usado y sucio. Son una cosa barata, una muestra vulgar y un show pornográfico que nos deja insatisfechos. Nos han dado lo que nos dicen que queremos, solo para descubrir que no queríamos nada después de todo.

No puede ser ignorado que un objeto desnudo en el arte, ya sea una persona, una pintura o un cantante imitando un orgasmo en un disco de acid house, casi siempre es una mujer. De hecho es crucial el entender porque lo raro que sentimos por los orgasmos y gemidos sonados en Funktion Ones no es más que un flashback a la confusión y vergüenza que sentíamos de adolescente cuando veíamos sexo simulado en televisión con tus papás en el mismo cuarto.

En efecto, cada vez que un productor masculino decide incorporar sonidos sexuales en su música están tratando de controlar otro tipo de experiencias. Mientras que esto no debería (tristemente) molestarnos, hay algo inquietante sucediendo en un tema que se supone es universal: la música.

Los clubes, son espacios donde la gente de diferentes orientaciones y trasfondos bailan en la oscuridad, empapados de sudor. Son lugares donde naturalmente el sexo y la sexualidad se respiran en el aire. Es por esto que los sonidos sexuales ya son innecesarios. Deja a la gente bailando house, disco, techno, grime, dubstep o lo que sea y terminaran cogiendo como quiera, sin necesidad de que se induzca de gemidos grotescos saliendo de las bocinas. Especialmente no unos hechos por un par de tipos de manos sudorosas en un estudio.

Ah, y también, el orgasmo en "French Kiss" es cursi como la chingada.