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Boxeando con el “Gran Bambino”, Babe Ruth

En 1925, la carrera de Babe Ruth se encontraba colgando de un hilo. Enfermo, con sobrepeso y peleado con su representante, Babe recurrió al entrenador Artie McGovern para darle un giro a su vida por medio del boxeo.

George Herman Ruth Jr. —alias Babe Ruth, Bambino, El Sultán de Swat, El Coloso de Clout— es uno de los beisbolistas estadounidenses más famosos de toda la historia. Nacido el 6 de febrero de 1895, Babe Ruth jugó 22 temporadas en la Major League Baseball y, hasta 1974, ostentó el récord de la liga con el mayor número de cuadrangulares (714). Ruth fue un atleta con un feroz apetito por la vida cara. Bebía y comía copiosamente, gastando dinero sin remordimiento para tener un estilo de vida adoptado por muchos atletas profesionales de nuestros días. Gracias a su insaciable apetito por la vida, Babe Ruth hizo todo en exceso. Pero cuando su salud y carrera se vieron amenazadas, recurrió al boxeo para sanar lo que se convertiría tiempo después una vida legendaria.

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El primer encuentro de Babe Ruth con el beisbol sucedió en Sr. Mary's Industrial School for Boys, reformatorio al que sus padres lo habían enviado con tan sólo siete años de edad porque ya no podían lidiar con él. Tenía habilidad para jugar a la pelota y para 1914 ya jugaba para los Red Sox de Boston. Conocido por su extraordinario talento para conectar batazos, Ruth comenzó a establecer récords y un año después había superado sus mismas marcas. En 1919 fue vendido a los Yankees de Nueva York donde se volvió una superestrella y fue parte de uno de los mejores equipos en toda la historia del beisbol.

Sin embargo, ya para ese año Babe Ruth había expresado abiertamente su deseo para convertirse en boxeador profesional. Anhelaba la emoción del ring y, al parecer, también la suma de dinero que recibían los campeones. Pero los promotores y managers del boxeo jamás vieron potencial en él. Aunque los golpes con el bate de Ruth se extendieron del diamante al cuadrilátero, no poseía manos y muñecas fuertes. Años de golpeo con el bate y lanzamientos habían debilitado las articulaciones de Ruth, y su voraz apetito por el alcohol y la comida habían afectado a su salud e incrementado su cintura. Con 1.88 metros de altura, Ruth siempre fue un hombre grande, aunque su peso solía cambiar constantemente. Las noticias lamentaban el estilo de vida de Ruth, asegurando que comía diez hot dogs en una sentada, o dormía con seis mujeres en una noche. ¿Cómo podría ser así la inspiración de tantos niños? No obstante, siguió siendo el bateador más querido por Estados Unidos, y hasta el New York World escribió, "todo el mundo ama a un chico malo".

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Fue grandilocuente, algo nunca antes visto por la forma en que se desempeñaba dentro y fuera del diamante, ese algo que une a los atletas profesionales de su estirpe. Era mujeriego y le gustaba divertirse, hasta que en 1925, luego de cinco años como Yankee, los excesos por fin le pasaron factura. Con sólo 30 años, Babe Ruth se presentó a las prácticas de pretemporada pasado de peso, lento, y en la ruina. Su compañero Joe Dugan alguna vez dijo "Babe toma y se divierte día y noche". A pesar de haber ganado mucho peso y estar algo enfermo, Babe jugó increíblemente bien en la pretemporada y le dio esperanzas a los Yankees de poder hacerse con el campeonato una vez más. Pero un día Babe Ruth sufrió un fuerte choque en el que se desmayó y golpeó su cabeza, lo que ocasionó que corriera la falsa noticia de que había muerto.

Pero el "Grab Bambino" era mucho más rudo que todo eso. Tenía abscesos intestinales, y después de su operación y siete semanas en el hospital regresó a primer partido de temporada regular el primero de junio, una semana después de ser dado de alta. Circuló el rumor de que sus abscesos habían sido ocasionados por la sobrealimentación y el alcoholismo, y hasta se llegó a decir que eran la causa de una enfermedad venérea. Babe Ruth regresó al diamante, pero siguió con sus viejos hábitos. Su nivel de juego se vio afectado y su representante, Miller Huggins, multó a Ruth con la famosa y enorme cantidad de 5 mil dólares. Ruth se molestó y se quejó con el dueño del equipo, Jacob Ruppert, y con la prensa, pero a final de cuentas lo olvidó y pagó la multa. La temporada lamentable de los Yankees y su encuentro cercano con la muerte motivaron al gran bateador a realizar un cambio en su vida. Y para ello recurrió al entrenador de las estrellas, Artie McGovern.

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Artie McGovern, ex campeón mosca, abrió su gimnasio en 1925 que marcaría un precedente para las instalaciones fitness de famosos del futuro. McGovern entrenó a la estrella de beisbol y compañero de Ruth, Lou Gehrig, junto con el boxeador Jack Dempsey, el golfista Gene Sarazen y, extrañamente, al compositor y productor John Philip Souza. McGovern, apodado el padre del fitness, solía tomarse los entrenamientos con la seriedad de un sargento. Sus clientes eran sometidos a rigurosas sesiones de entrenamiento y sus dietas eran monitoreadas de cerca. No se aceptaban excusas y todo se tenía que hacer al pie de la letra —McGovern prohibía las dietas altas en azúcares y otros endulzantes—. La clientela élite de McGovern incluía a la crema y nata de Wall Street, quienes llenaban su gimnasio sobre la calle 42 o contrataban a los entrenadores de McGovern para tomar clases en sus hogares.

Los ejercicios consistían en estiramientos, levantamiento de pesas, entrenamiento cardiovascular, salto de cuerda, rutinas sobre la máquina de remo o la caminadora. Pero también se especializaba en entrenar a atletas echando mano de rutinas específicas para fortalecer músculos que no se desarrollaban con ejercicios convencionales. El entrenamiento de McGovern precedió a la obsesión del "entrenamiento funcional" de nuestros días, donde se enfatiza la obtención de fuerza y flexibilidad. Dada la amplia experiencia de McGovern en el deporte de contacto, los clientes de su gimnasio —desde golfistas profesionales y basquetbolistas, hasta abogados adinerados y esposas de millonarios, incluso hasta un famoso soprano— practicaban boxeo y lucha. Solía presumir que sus entrenadores tenían las llaves de las casas de sus clientes para ir a despertarlos en caso de que se quedaran dormidos para no asistir a sus entrenamientos.

Puede que la inclusión del boxeo y la lucha por parte de McGovern haya sido con el mero propósito del bienestar físico de la mayoría de sus clientes, pero el entrenamiento no sólo consistía en pegarle al costal. Todos sus clientes realizaban sesiones de sparring, lo que a veces ocasionaba extraños enfrentamientos entre atletas, celebridades y empresarios. Una foto vendida no hace mucho en una subasta muestra a Babe Ruth luchando con J.G. Hall, el miembro más joven de la bolsa de valores de Nueva York. En otra, McGovern lucha y boxea con la estrella de ópera, Nanette Guilford, en 1933. Cuando Ruth se inscribió a su gimnasio, McGovern tuvo uno de los clientes más famosos hasta la fecha, y le preparó al fornido hombre un plan agresivo para deshacerse de aquellas libras y moderar su dieta y su alcoholismo.

En seguida, Ruth se tomó en serio el entrenamiento riguroso, consciente de que si no mejoraba su salud, su carrera terminaría. McGovern entrenaba a Ruth cuatro horas al día para reducir su peso de 260 libras (117 kg). Cuando se le preguntó si había encontrado "la fuente de la juventud", Babe replicó, "no, encontró el gimnasio de Artie McGovern".

En 1925, los atletas profesionales practicaban su deporte pero la gran mayoría no realizaba entrenamientos complementarios de otro tipo. El gimnasio de McGovern cumplía con las necesidades de los mejores atletas en el mundo y mejoró la carrera de muchos. La exitosa rehabilitación de Babe Ruth bajo la mano dura de McGovern, legitimó la idea de entrenar más allá del campo de juego. Durante los diez años restantes de su carrera, Ruth entrenó con McGovern, aunque no siempre de manera constante, y siguió incluyendo al boxeo como gran parte de su acondicionamiento físico. Cuando los reporteros visitaron el gimnasio para grabar a Ruth y McGovern en una sesión de sparring en 1932, Babe declaró que se merecía un contrato de 80 mil dólares al año. "Todo lo que quiero hacer es fortalecer mis piernas y relajar mis músculos. A estas alturas en 1925 pesaba 256 libras. Me siento bien y creo que puedo jugar unos años más".

Babe Ruth siguió siendo fan del boxeo por el resto de su vida, y visitaba con frecuencia a su amigo Joe Louis para verlo entrenar de cara a su siguiente pelea en 1937. Su sueño de competir como boxeador de peso completo nunca se vio realizado, pero al menos pudo practicar el deporte que amó mientras dominaba en el deporte en el que destacó.