(Imagen por John Moore/Getty Images)
Síguenos en Facebook para saber qué pasa en el mundo.
Publicidad
Lindsay LaSalle, abogada de la Alianza sobre Políticas de Drogas (DPA, por sus siglas en inglés), dijo que mientras en ciudades como Nueva York, Boston, San Francisco y Baltimore han tomado la misma dirección en programas de reducción de daños, Seattle es el primero en comprometerse completamente en establecer lugares de inyección supervisada."Es emocionante", expresó LaSalle. "El apoyo de alguien como el alcalde es algo innovador".El uso de heroína y otros opioides ilícitos seguirá siendo técnicamente ilegal dentro de las instalaciones, pero la policía y autoridades están dispuestos a dejar de arrestar a las personas y presentar cargos. Es el mismo principio que llevó al establecimiento de programas intercambio de jeringas, los cuales son comunes a lo largo de Estaos Unidos.Antídoto contra la heroína (reportaje completo). Leer más aquí.
Publicidad
Sólo un par de horas al norte de Seattle, en Vancouver, Canadá, se encuentra Insite, el primer y único lugar en Norteamérica de inyecciones supervisadas. De acuerdo con la vocera Anna Marie D'Angelo, en Insite se han consumido más de 3 millones de dosis de droga desde que abrió en 2003, y no se ha registrado ni una sola sobredosis fatal. El lugar trabaja muy de cerca con la policía de Vancouver, informó D'Angelo.Los visitantes de Insite tienen acceso a un cuidado médico integral por parte del sistema de salud pública de Canadá y más allá de haber reducido las sobredosis en un 10 por ciento en Vancouver, el programa también ha servido para reducir los casos de VIH, haciendo que en la Columbia Británica, la provincia canadiense donde se ubica Vancouver, tenga uno de los índices más bajos.La heroína mata a más blancos que a cualquier otro grupo y nadie sabe por qué. Leer más aquí.
'Tenemos que reducir las prejuicios políticos y médicos en torno a la inyección pública'.
Publicidad
El alcalde de Ithaca, Nueva York, propuso abrir centros de inyección a principios de este año, pero sus planes se han enfrentado a la oposición de algunos oficiales locales y legisladores del estado. Los oponentes afirman que darle a los adictos lugares donde drogarse sólo llevaría a un mayor consumo, aunque investigaciones de Insite, el centro establecido en Vancouver, han demostrado que estas suposiciones carecen de fundamento."Parece una idea bastante radical, pero tenemos que hacer entender a la gente que se trata de un paso más", dijo LaSalle. "Tenemos que reducir las prejuicios políticos y médicos en torno a la inyección pública. Si mejoramos la seguridad pública, luego vienen todos los beneficios para los propios usuarios".Sigue a Keegan Hamilton en Twitter: @keegan_hamiltonSigue a VICE News En Español en Twitter: @VICENewsEs