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Identidad

Varias mujeres cuentan cuánto odiaron el día de su boda

"Hasta el día de hoy, ni siquiera puedo hablar de ello con mi familia ni mirar las fotos."
Photos by Dylan M Howell via Stocksy

"Fue, con toda sinceridad, el mejor día de mi vida", repiten novios y novias de todo el mundo, una y otra vez.

¿En serio? ¿El mejor día de tu vida? ¿De toda tu vida? Pero si no puedes dormir, no puedes relajarte, se supone que debes llevar un vestido que se ajusta a tu figura y tienes que coordinar una sala llena de amigos y familiares borrachos en una situación altamente emocional… Y todo ello estando la mar de guapa. Las bodas conllevan un elevado potencial para el desastre y el drama. Yo personalmente comería sobras en chándal con mi marido cualquier día antes que casarme con él otra vez. Al parecer, este sentimiento no es tan excepcional como parece.

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Sara*
Mi mejor amiga "olvidó" venir y el discurso de mi padre consistió en solo estas palabras: "Gracias por venir". Después me enviaron fotos horribles de la despedida de soltero de mi marido en la recepción a modo de "chiste". Sorprendentemente, muchos años después seguimos casados.

Rosa
Justo antes de salir de la iglesia, mi madre me confesó que se había probado mi vestido de boda cuando lo tenía guardado en su casa y mi padre la había fotografiado con él puesto.

Mi madre me confesó que se había probado mi vestido de boda cuando lo tenía guardado en su casa y mi padre la había fotografiado con él puesto

Alguien robó nuestros regalos de boda en la recepción y el discurso del padrino giró totalmente en torno a su propia boda: estuvo divagando durante una eternidad pero no dijo nada sobre mí o sobre el novio. Mi suegra apareció vestida de negro de la cabeza a los pies y se dedicó a contar a todo el que quisiera escucharla lo triste que era aquel día porque estaba perdiendo a su único hijo.

Una de las invitadas no llegó a la boda, pero apareció en la recepción toda sudada y en pantalones cortos porque venía directa de ver la final femenina de Wimbledon. Nuestro fotógrafo canceló en el último minuto. Mi padre lo mantuvo en secreto para que no me entrara el pánico y lo sustituyó por un fotógrafo cuyo trabajo habitual era fotografiar cadáveres para la morgue del hospital más cercano.

Aun así, son las mejores fotos que nadie me haya hecho jamás.

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Jolene
Odié cada minuto de aquel día porque no estaba haciendo lo correcto. Incluso en el coche, de camino a la iglesia donde me esperaban setenta invitados, fui llorando todo el camino. Y no porque estuviera feliz, sino porque me sentía petrificada ante el error que iba a cometer. Por supuesto, todo el mundo pensó que simplemente estaba nerviosa. Había intentado cancelar la boda, pero todo cayó en oídos sordos y el novio incluso me amenazó con suicidarse.

Al final de la boda yo no era más que un desastroso manojo de nervios. Acabé teniendo un ataque de pánico en el lavabo y mi suegro (dios le bendiga) me sacó de allí y me metió en el coche. Pasé la noche encerrada en el baño hasta que mi "marido" se durmió. Le abandoné diez meses después.

Amy
Pasé la mañana de mi boda sola. Solo recuerdo estar sentada en la cama, sosteniendo mi vestido y pensando "esto es una puta mierda". Después, la hermana de mi novio se declaró en la pista de baile. Insistió en pedirle al DJ que anunciara su compromiso y exigió que ellos inauguraran el primer baile.

Estaba tan cabreada al final de la noche que pedí al DJ que pusiera a los Manic Street Preachers. La única canción que tenía del grupo era "If You Tolerate This" (Si toleras esto), una canción sobre la Guerra Civil española, así que acabé bailando sola porque había insistido en que la pusieran. ¿Cómo se puede bailar eso? Pues dando vueltas y vueltas sin sentido.

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En las pocas fotos que tengo salgo con la cara toda roja e hinchada de llorar

Suzanne
Pasé todo el día sintiéndome como una mierda de primera categoría. No era capaz de enfrentarme a aquello de "ser el centro de atención", así que decidimos casarnos durante unas vacaciones en Italia y desvelar la "feliz" noticia a la familia la noche anterior.

Bueno, aquello resultó ser tan fracaso como una chuleta de cordero en una cena vegetariana. Nuestras familias pensaban que simplemente nos íbamos de vacaciones, así que mis viejos se cabrearon mucho con la noticia. De repente me sentí como una mierda por haber sido tan egoísta. Aunque el sitio era espectacular (Malcesine, en el lago Garda), en las pocas fotos que tengo salgo con la cara toda roja e hinchada de llorar.

Meg
Aquel día, el novio de mi madre entró en la sala con mi música antes que yo. Me puse furiosa. Durante todo el día, todo el mundo habló sobre aquel robo de protagonismo y no sobre nuestra boda. Después, una tormenta arruinó nuestra "boda en la playa", así que en lugar de tomar cócteles en una cabaña, comer cangrejos en el muelle, caminar por la playa y celebrar una barbacoa, estuvimos sentados en una sala de conferencias todo el día.

Estaba embarazada de 13 semanas, así que ni siquiera podía beber para consolarme. Hasta el día de hoy, ni siquiera puedo hablar de ello con mi familia ni mirar las fotos.

Katie
Mi marido es norteamericano, así que sus padres decidieron celebrar una segunda boda para nosotros en Estados Unidos, porque no se molestaron en venir a la primera. Su madre acabó reservando cita en una capilla de bodas de lo más cutre y comprándome un vestido cubierto de diamantes falsos.

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Le dijo a mi marido, "Me da igual lo que quiera ella. ¡Este es mi día!". No me dirigió la palabra en todo el día. Después, durante la cena, decidió que mi marido le entregara rosas rojas a ella en lugar de a mí durante la primera canción romántica de amor (al final él le entregó una a ella y el resto a mí).

Ella intentó insistir en que el primer baile fuera entre ellos con una canción que le gustaba a ella. Conseguimos escabullirnos cambiando la canción y haciendo que sonara "Suspicious Minds" (Mentes desconfiadas) de Elvis. Después su familia hizo circular una foto de mi marido (no de nosotros dos) para que la firmara todo el mundo, con mensajes para mi marido pero no para mí. Los dos nos fuimos de allí lo antes que pudimos, nos fuimos a montar en kart y después a tomar unos margaritas.

Acabamos de celebrar nuestro decimoquinto aniversario.

Raquel

Mi prometido era sudafricano y nos casamos en Durban. Yo puse dos condiciones: no quería casarme en el club de campo y quería un DJ. Su padre reservó nuestra boda en el club de campo y contrató una banda. Mientras cenábamos en la terraza, un jugador de golf empezó una partida justo delante de nosotros. Mi amiga se le acercó y le dijo "lo siento pero, ¿estás loco?" y el tío continuó jugando porque "estoy practicando para un torneo. No te preocupes, soy un golfista bastante bueno, así que no heriré a nadie".

Y la noche antes de la boda mi prometido se había drogado un montón en su despedida de soltero. Su cerebro estaba completamente frito aquel día. Le costó dos semanas volver a la normalidad.

Sadie
Todavía no he visto nuestro DVD porque todo el asunto me da una vergüenza espantosa. La boda en sí fue maravillosa, pero la recepción estuvo plagada de dificultades. Mi padre (quien supongo que a fin de cuentas no me conoce demasiado bien) hizo un discurso muy estrafalario y pasamos el día en tensión preguntándonos cómo se comportaría mi madre alcohólica.

Mi supuesta amiga no paró de ir a la bodega del pub, donde estaba el equipo de música, para jodernos nuestra concienzudamente estudiada lista de reproducción. Después, di un improvisado discurso después de unas cuantas copas en el que rendí homenaje a mi anciana tía durante la parte en que hablaba de los "amigos ausentes", y después añadí a toda prisa, "pero no está muerta".

A mitad del desayuno de la boda, un amigo llegó tarde porque había estado viendo un partido de fútbol y se había prorrogado hasta los penaltis.

*Los nombres se han cambiado