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Opinion

Cosas que no deberían existir nunca

Como los kebabs de pescado, las piscinas de mear o nuevas películas de Star Wars.

Una vez, volviendo a casa bastante borracho, me tropecé con una maleta que había en el suelo de mi habitación —no es que vaya dejando maletas tiradas por el suelo, es que me estaba mudando—. La maleta me hizo caer y durante el descenso apoyé mi mano izquierda sobre unas láminas de metal puntiagudas que tenía puestas en vertical —estas láminas eran, de hecho, las cuatro partes que componen un marco de cuadro y tenían una punta de 45º—. Una de las láminas me cortó ampliamente un costado de la mano y me tuvieron que dar varios puntos. Os juro que mi mano parecía como cuando fríes una butifarra y la carne se desparrama por la punta. En fin.

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Con todo esto os quiero decir que hay cosas que nunca deberían haber existido —en este caso, las maletas y los marcos para enmarca cuadros—, elementos con los que estaríamos mucho mejor sin. Al menos yo. No sé, me vienen a la cabeza también las cámaras de gas, la pizza barbacoa —estoy evitando el tópico de la pizza con piña, que ya no le importa a nadie— o la extraña forma con la que se doblan los prospectos de los medicamentos, esos laberintos de papiroflexia fáciles de desplegar pero imposibles de reconstruir.


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Ante este horror, es mucho mejor prevenir que curar y es por esto que con este artículo os quiero presentar un listado de “cosas” —con “cosas” me refiero a todo tipo de productos tangibles pero también a ideas o sensaciones— que sería mejor que NUNCA se desarrollaran o inventaran, que se quedaran en el saco de la inexistencia, para evitar, claro, males mayores, males de envergadura descomunal.

UN DICCIONARIO IRÓNICO

Os presento el diccionario que lo responde todo entre comillas. Buscas la palabra “cacharpa” y te responde: “Automóvil viejo”, así, entre comillas, y no te queda claro si es verdad o si el diccionario se está refiriendo a otra cosa; si se refiere, simplemente, a un viejo —un señor anciano— o a un coche nuevo y perfecto o a unos genitales que ya no funciona bien o yo qué sé. ¿Me entendéis? “¿Me entendéis?”.

El amigo barato/Foto vía el usuario de Flickr franklinheijnen

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AMIGOS ROBOTS

Llegar a ese punto en el que la única persona en la que puedes confiar de verdad sea un robot que te has comprado en Worten, durante el Black Friday. No es que el hecho de que las personas hayan perdido la capacidad de generar nuevas amistades humanas sea algo realmente malo o lamentable —al fin y al cabo la amistad verdadera no ha existido nunca, solo un interés desmedido por sobrevivir y reproducirse ocultado por capas de “camaradería”— sino que lo jodido del invento es la crueldad de tener que decirle a tu mejor amigo que solo lo compraste porque era un resto de stock que estaba rebajado un 60%. Nadie, ni siquiera un robot, debería pasar por esto.

EL DESPERTADOR QUE PUEDE DESPERTARTE JUSTO ANTES DE QUE SUENE PARA PODER DESACTIVAR ESA ALARMA QUE TE PUSISTE A LAS SIETE DE LA MAÑANA Y QUE QUIERES DESACTIVAR PORQUE ES FIN DE SEMANA Y ESTÁS HARTA DE DESPERTARTE A LAS SIETE DE LA MAÑANA Y YA NO QUIERES IR A ESA EXCURSIÓN A MONTSERRAT QUE TE OBLIGA A DESPERTARTE UN SÁBADO A LAS SIETE DE LA MAÑANA

Pues eso.

Fotografía editada vía usuario de Flickr mennodeen

LA PISCINA DE MEAR

Finalmente se ha decidido que toda esa peña que quiera mear en la piscina que se vayan a esa piscina de mear que hay al lado de la piscina normal.

Un señor sale poco a poco de la piscina y se dirige a la otra piscina que hay unos metros más allá, sumándose a ese conjunto de personas de todas las edades que están flotando inmóviles con caras raras, moviendo sus pies y amarilleando el agua muy pausadamente. Con una cadencia adictiva se van levantando y vuelven de nuevo a la piscina normal.

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¿Os parecen correctas las piscinas de mear? Surgen muchas dudas, ¿verdad? Creo que hay un debate muy interesante aquí.

Foto vía usuario de Flickr 154958442@N02

TECLADO NEGRO CON CARACTERES IMPRESOS EN NEGRO

Suponer que la gente ya conoce dónde están las letras de los teclados modernos, que ya son varias décadas de interacción con estos aparatos y la humanidad “ya tendría que habérselo aprendido”. Llevamos tecleando desde las máquinas de escribir que funcionaban con tinta, YA NO HAY EXCUSA.

El modelo resulta estéticamente impecable, una tecnología más bella que un guepardo observando una puesta de sol en una colina. Los modelos escogidos para el anuncio televisivo de estos teclados son la clase de personas que nos gustaría llegar a ser: guapos, elegantes, atléticos y parecen haber tenido un historial laboral exitoso. Aun así, cuando instalamos el teclado en nuestro ordenador no somos capaces ni de escribir “facebook.com”. ¿Vale la pena? Esa, amigo, es la gran pregunta.

Fotografía por Pol Rodellar. Imagen modificada vía Pixabay/CC0

LOS KEBABS DE PESCADO

Pensadlo bien, generad esta imagen en vuestro cansado cerebro, por favor: un bloque de esos de carne de shawarma pero hecho a base de estratos de pescado. ¿Qué pescado? No sé, salmón o atún sería lo más fácil de emplastar en un conglomerado cárnico pero también podría ser de merluza o sardinas. Es más, imaginadlo con cualquier producto nacido en el mar: ¿pulpo? ¿Gambas? ¿Berberechos? ¿No os parece una idea realmente asquerosa?

Llevo días pensando en esto y no logro ver cómo podría llegar a ser atractivo para la gente, os juro que los de marketing tendrían un auténtico reto con este producto. No me refiero al que podría ser el kebab tradicional, la carne a la plancha pinchada en un palo, me refiero a los bloques, una idea mucho más fatal.

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La peste que generarían los locales donde se vendiera este tipo de kebabs sería terrible, porque pensad que además seguirían ofertando los ya habituales kebabs de pollo o ternera, por lo que habría una mezcla de olores bastante increíble. El cerebro humano se cortocircuitaría. Espero que coincidáis conmigo con que este producto no debería existir nunca.

JUGUETES SEXUALES DE JUGUETE

La idea es hacer la versión en juguete —una réplica no funcional para el entretenimiento de los niños— de juguetes sexuales para adultos. Vibradores, penes de plástico, bolas chinas, todo esto, pero de juguete. Entiendo que la idea puede llegar a ser incómoda, algo inmoral de imaginar, pero el tema es que estos juguetes no están destinados a generar placer, solo a crear la fantasía de reproducir un mundo adulto, como cuando los niños juegan con cocinas o coches de juguete, que no encienden los coches ni los fogones y no existe ningún tipo de peligro ni de interacción real con los verbos “cocinar” o “conducir”. De la misma forma, el verbo “masturbar” no se consideraría una posibilidad. En fin, el invento es tan demencial y rebuscado que, evidentemente, esperemos que no llegue a existir nunca.

¡Buf!, lo he pasado mal escribiendo esto, os lo juro, en menudo embrollo me he metido.


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CAMISETAS CON OLORES DE PERSONAS

La idea de fabricar tejidos que huelan a una persona en concreto, no solo para conseguir cierta comodidad a la hora de llevar la ropa de uno mismo —una camiseta con tu olor puede resultar más familiar y más cómoda, “te sientes en tu propia piel”, como clama el anuncio publicitario de este producto— sino que te permite experimentar con olores de otra gente. ¿No sería maravilloso llegar a la oficina y oler igual que tu jefa o como el tipo ese que lleva las cuentas y que una vez pillaron llorando en el baño? ¿O llevar unos pantalones que huelan como el Rey de España? No. La respuesta es un rotundo no.

NUEVAS PELÍCULAS DE STAR WARS

En serio, ya está. El cerebro humano es un cosmos infinito de nuevos mundos, no hace falta reciclar constantemente viejas ideas para generar ingresos presentes, sobre todo si el precio a pagar es la degradación absoluta del progenitor. Por favor, dejad descansar a la sagrada saga e inventad nuevas epopeyas protagonizadas por nuevos personajes en nuevos universos de fantasía. ¿O acaso preferís que dentro de seis siglos se siga hablando de “lo nuevo de Star Wars”?

Un farsante/Foto vía el usuario de Flickr adamtbailey

MÓVILES CON FORMA DE LIBROS

Se trata de una sociedad en la que los individuos que leen libros en el metro en vez de consultar mierdas en el móvil han ganado la batalla. Consultar el smartphone en un transporte público está ahora más mal visto que sentarse con las piernas abiertas e invadir el espacio vital de una mujer. Esta es la situación. Así nos tenemos que ver.

El caso es que un grupo de jóvenes emprendedores está desarrollando un móvil con forma de libro, con páginas, tapa dura y todo esto. ¡Es que parece de verdad! Hay varias “carcasas” disponibles, desde el Ulysses de Joyce al Rayuela de Cortázar, ambos libros muy respetados en la escena literaria del metro. Ahora ya nadie te mirará mal por “leer” algo en el teléfono.