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Lo mejor de la semana

Lo mejor de la semana en VICE España

Le hemos hecho diez preguntas a una española que sintió la llamada de Dios y hemos investigado en el fenómeno del "aborto financiero".
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Una selección del mejor contenido que publicamos esta semana por si te perdiste algo.

En un mundo en el que ya hay miles y miles de personas viviendo cubículos, ¿que te metan una cocina dentro de un armario empotrado se puede considerar un lujo? Nosotros creemos que no. Por eso Pol Rodellar se ha dedicado a analizar esta oferta inmobiliaria tan demencial como aterradora por lo que dice de nuestro más que posible y cercano futuro.

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¿Por qué tomar un yogur probiótico cuando puedes comer un coño? Al fin y al cabo, las bacterias probióticas que tienen las vaginas son mejores que las que pueda tener cualquier alimento porque son producidas por el mismo cuerpo humano. ¿No nos crees? Pues en el artículo de aquí arriba puedes aprender mucho más sobre este fascinante, placentero y saludable descubrimiento.

Carla recibió la llamada de Dios un día en una Iglesia de Munich. Hacía años que no pisaba una, pero aquella iglesia y aquel momento cambiaron su vida para siempre. Hoy en día es novicia y forma parte de una congregación que hace votos y siguen una regla como si fuesen monjas, pero no lo son. Nuestro redactor Jordi Llorca le hizo las diez preguntas que siempre le habíamos querido hacer a una joven española que se ha entregado totalmente a Dios.

Los derechos reproductivos de los hombres son un tema peliagudo. Las mujeres tiene la potestad para decidir si abortar o no y el hombre no puede intervenir en esa decisión de ninguna manera —directa, claro—. ¿Pero y si se da el caso contrario? ¿Y si un hombre no quiere tener un hijo pero la mujer sí? ¿Tiene derecho el hombre a renunciar legalmente a su paternidad?

Los adultos que trabajamos tendemos a infravalorar el estrés que hasta hace no mucho sentíamos cuando éramos estudiantes. Es como si la rutina de 9 a 6 nos convirtiese en unos seres sin alma incapaces de empatizar con nadie que no se pase el día realizando una actividad tediosa y monótona para conseguir labrarse un porvenir. ¿Paradójico, verdad? Al fin y al cabo, esos chavales (universitarios, estudiantes de secundaria, opositores…) están haciendo exactamente lo mismo que nosotros. Y no cobran por ello. Ana Iris Simón entrevistó a varios para que nos expliquen cómo se sienten.