FYI.

This story is over 5 years old.

URUGUAY

El rugby uruguayo: una mirada amateur en un mundo profesional

Uruguay es uno de los equipos sorpresa en el próximo Mundial de Rugby, pero los recursos que le faltarían a 'Los Teros' los compensa con compromiso y calidad.

Mientras la escuadra inglesa realizó su preparación para la Copa Mundial en la lujosa localidad de Pennyhill Park —el hotel de cinco estrellas enclavado en el frondoso Surrey—, del otro lado del mundo, uno de sus oponentes del grupo A apenas se estaba poniendo de acuerdo para su primer campamento de preparación de tiempo completo en toda su historia.

Uruguay es el segundo equipo peor clasificado en el evento de rugby de este otoño, y apenas cuenta con tres jugadores profesionales; todos juegan en la segunda división de Francia. Para el 95% del equipo que radica en Uruguay, el rugby les toma unas cuantas horas de entrenamiento en la mañana o en la tarde antes de salir a trabajar para ganarse el pan de cada día. El contraste con los consentidos jugadores profesionales ingleses no podría ser más claro.

Publicidad

Para los niños ingleses, una vida de trabajo balanceada significa procurar tiempo de sobra para el jacuzzi o el sauna después del entrenamiento (y cómo no si las instalaciones de Pennyhill son de primera).

Para el equipo uruguayo, significa no ser despedidos de sus trabajos cuando se tomen un tiempo para participar en la Copa Mundial de septiembre.

Alberto Román es uno de los más suertudos. El centro de 28 años —el fornido jugador del medio campo de "Los Teros" en los últimos cuatro años— trabaja con su padre en la agencia publicitaria LOWE en Montevideo. Tomarse el tiempo para viajar alrededor del mundo e ir detrás de un huevo no le resulta una conversación tan rara.

"Soy afortunado porque trabajo con mi padre pero por el momento es algo complicado porque tengo que faltar para ir a entrenar", dice Román.

"A nivel amateur es muy difícil. Siempre estás cansado; no tienes mucho tiempo para relajarte. Me levanto a las seis y media y me dirijo al estadio para practicar hasta medio día y después tengo que ir a trabajar. Salgo a las 7 p.m."

Román pasó tres temporadas tocando puertas en las ligas de Italia, y por lo tanto es uno de los pocos en la escuadra de "Los Teros" con una vaga noción de la vida como profesional; diferente es decir poco.

"Cuando juegas como profesional vives el rugby; juegas todo el día todos los días, tienes descansos, almuerzo, todo para el rugby", dice.

El rugby siempre ha sido un deporte elitista. Mientras se trabaja duro en otros países, con logros mixtos, para deshacerse de esa imagen, en Uruguay aún es parte de los adinerados y expatriados. Dicho deporte llegó por primera vez a ese país por los pobladores ingleses, y, de manera extraña, el Montevideo Cricket Club dice ser el club más viejo de rugby fuera de Europa.

Publicidad

Román admite que de no haber sido lo suficientemente privilegiado para asistir a una escuela privada, jamás habría participado en una Copa Mundial este año.

"En las escuelas británicas y privadas hay rugby, pero no es las escuelas públicas", nos explica. "Hay algunos clubes que lo practican, pero no es algo común en las escuelas".

"Comencé en mi escuela cuando tenía seis años —mi hermano fue primero, y yo lo seguí—. Es difícil porque aquí todos hablan y juegan futbol. El rugby no es importante y no hay dinero".

Perversamente, a pesar de ser el pasatiempo de los acaudalados nunca se ha destinado el suficiente dinero a nivel profesional.

El entrenador Pablo Lemoine, un ex jugador mal encarado que pasó 12 años jugando en Europa y dos cortos períodos con el equipo de rugby Montevideo CC, admite que para esta Copa Mundial es la primera vez que la Unión Uruguaya de Rugby ha tenido acceso a fondos extra para pagar a los jugadores.

"Hemos dado algo de dinero a algunos jugadores para ayudarlos con sus empleos", dice Lemoine. "Les ayuda un poco pero no es un salario; no tenemos dinero suficiente para pagar. Solo ha sido este año. Es la primera vez que hemos recibido dinero para jugar rugby".

"Nos dieron dinero pero no es mucho; insuficiente para vivir", añade Román. "No es lo que queríamos, pero es todo lo que tenemos".

Uno de los desafíos más grandes que los administradores de rugby en Inglaterra, Gales, y Australia han tenido que enfrentar en la era profesional esque sus jugadores persigan contratos millonarios fuera de sus países, casi siempre atraídos por los excéntricos franceses con grandes chequeras y egos aún más inflados.

Publicidad

Rotundamente, Inglaterra se niega a seleccionar cualquier jugador que ponga su balance bancario por delante de su deseo de jugar para su país, lo cual son capaces de hacer ya que poseen las mejores reservas de todo el mundo.

Gales no tiene tales reservas pero está en el proceso de implementar medidas para asegurar que sus mejores jugadores se queden en casa, mientras que Australia tiene una medida similar a la inglesa.

Irónicamente, Uruguay está ansioso por que sus jugadores dejen el país con rumbo a Francia, o, para ser honestos, a cualquier parte del mundo donde se juegue rugby a nivel profesional. El entrenador Lemoine, él mismo un veterano de varias temporadas de la liga inglesa y francesa, habla bien de los jugadores que han tenido la oportunidad de experimentar un entorno profesional en contraste con los amateur.

"Hacen una gran diferencia", resalta el entrenador. "Mejoran la concentración en el entrenamiento, y trabajan muy duro en cada detalle. Ayudan a los demás jugadores; se preocupan".

Así es, el sueño puede convertirse en realidad en poco tiempo. Uruguay participó en las Copas Mundiales de 1999 y 2003, incluso derrotando a Georgia en la última, pero falló en capitalizar su éxito parcial para una nación que juega muy poco rugby. Sin embargo, ahora tienen una base juvenil —recientemente,el equipo sub 21 probó el éxito frente a Fiji y Tonga, naciones mucho más poderosas.

"Tenemos mucho potencial", comenta Lemoine. "Hay suficientes academias en Francia que quieren llevarse a nuestros jugadores. Queremos mandar a nuestros mejores jugadores a las instalaciones de primera para desarrollar nuestras fuerzas básicas y en el futuro tener un mejor equipo nacional".

Publicidad

Lemoine fue uno de los pocos uruguayos que llegaron a ser profesionales, pasando dos años en Bristol antes de mudarse a Francia, donde ganó dos campeonatos franceses con Stade Français durante un período de seis años en uno de los clubes más grandes del mundo en ese tiempo.

¿Entonces por qué más jugadores no han seguido sus pasos? El éxito de sus equipos juveniles pinta bien para el futuro, pero no sucederá de la noche a la mañana. Lemoine se retiró en 2010 y desde entonces solo un uruguayo ha llegado a las ligas europeas de élite. Controversialmente, dicho jugador —Rodrigo Capo Ortega del club francés Castres— se dio de baja de la convocatoria para la Copa Mundial por razones personales.

Hay que aceptar que las probabilidades están en contra de las naciones de segundo nivel, ya que no tienen tanta promoción y no suelen jugar muchos juegos. Pero también está el problema de jugadores que aceptan pagos de sus clubes para no representar a sus países —algo que ha afectado a muchos jugadores de las islas del pacífico y que ha creado la controversia alrededor de la baja de Capo Ortega.

El panorama burocrático para las naciones emergentes en el rugby es algo complicado en el mejor de los casos. Si Uruguay logra tener un impacto positivo, de milagro, este otoño en la Copa Mundial, puede que se enfrenten a más problemas de esta índole.

Sin embargo, hasta el momentos "Los Teros" parecen estar perfectamente contentos con su papel de no favoritos aguerridos —una gloriosa memoria del rugby de antaño—. Tal vez a todos les quedaría mejor si permanecieran de esa forma.

Sigue a Jamie Hosie en Twitter: @jhosie43