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clásicos de postemporada

Un juego que jamás será olvidado

La victoria de los Blue Jays en el dramático juego 5 de matar o morir ante los Rangers se convirtió en un clásico instantáneo de postemporada.
Photo by Dan Hamilton-USA TODAY Sports

Este artículo se publicó originalmente en VICE Sports Canadá.

Probablemente puedes lanzar todo tipo de hipérboles en un juego de eliminación y sonarían bien. En un partido de matar o morir, los momentos dramáticos se escriben solos. El Juego 5 entre los Rangers y Blue Jays no fue diferente.

Toronto pudo haber llenado las bases sin nadie hubiera sido ponchado en la segunda entrada, pero a Troy Tulowitzki le cantaron el tercer strike. Los Blue Jays amenazaron de nuevo en la tercera entrada cuando Chris Colabello conectó al piso con dos corredores en base. Y así es como las entradas se fueron acumulando, los outs cada vez eran menos, la temporada en disputa. Una vez más, este tipo de historias se escriben solas. Un equipo avanza, el otro regresa a casa a reponerse de una eliminación temprana después de sies meses exitosos de béisbol. Entonces, Edwin Encarnación revivió al estadio con un cuadrangular para empatar el partido en la sexta entrada.

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Y llegó la séptima entrada. Podemos empezar con Rougned Odor corriendo hacia el home para anotar una carrera cuando Russell Martin intentaba regresar la pelota a Aaron Sanchez y ésta pegó en el bat de Shin-Soo Choo, la cual terminó recorriendo la línea de la tercera base. Los umpires se reunieron, y lo hicieron una vez más, antes de revisar la jugada. Mientras tanto, los fans aventaban latas de cerveza, la mayoría cayendo en el campo, algunas otras sobre las gradas de abajo y sobre algunas personas. No se podía medir la temperatura en el inmueble, solo se podía pensar que si esta iba a ser la forma en que la serie terminaría, el juego no sería el encabezado. En su lugar, probablemente estaríamos afuera grabando vídeos de cómo la ciudad se consumía en llamas.

El juego estaba empatado. Esperas que un héroe emerja, y te preparas para la séptima —162 juegos más cuatro encuentros de postemporada reducidos a nuevo outs para cada equipo—. El margen de error se reduce. Tarde o temprano la historia se escribirá sola, pero primero tenemos que salirnos por completo del guión.

Parecía que el umpire en el home, Dale Scott, había marcado la jugada como no válida al momento en que Martin hizo su lanzamiento, pero después admitió haber cometido un error. "Estaba confundiendo dos reglas y pedí un tiempo fuera, pero después me acordé. Me dije, espera un minuto, no hay intención por parte del bateador. Está en la caja del montículo, si no está afuera de ésta, esa bola está viva", explicó Scott.

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El veredicto fue sujeto a revisión, y terminó siendo una de las decisiones más controversiales, solo porque parecía que se había inventado una nueva forma de perder. Pero el fin estaba aún muy lejos. Los Rangers cometieron tres errores consecutivos en la mitad de la baja entrada, como si algún poder superior se negara a que la serie terminara con una decisión de ese tipo. Los Jays estaban abajo 3-2 cuando Josh Donaldson se paró en el plato para enfrentar al relevo Sam Dyson, quien fue seleccionado por los Blue Jays e hizo su debut con el equipo en 2012. Siete outs para el final de la temporada. Un año en donde los Jays fueron líderes de carreras en la liga, en donde llevaron a sus fans a través de un viaje inolvidable desde agosto hasta la fecha, y también les hicieron recordar el dolor que surge al perder los primeros dos juegos en casa, y después regresarles la esperanza al decirles que todo iba a cambiar.

En toda la serie, los Jays habían tenido que remontar. En casi tres juegos completos en el Rogers Centre, solo tuvieron ventaja de dos entradas extra en el Juego 2. Para mantener la temporada con vida, se requerían dos victorias convincentes en Texas. La multitud en casa seguía esperando, desde hace 22 años, alguna señal que les diera esperanza.

Donaldson conectó una pelota de carrera impulsada justo fuera del alcance de la manopla de Odor para igualar el marcador 3-3. Encarnación y Donaldson había hecho su parte con cuadrangulares consecutivos para empatar el juego. Siete outs. Juego empatado. Corredores en las esquinas para José Bautista. Y entonces, llegó un home run de tres carreras, uno que la ciudad había estado esperando por más de dos décadas. La locura desatada en una sola entrada hizo olvidar aquella jugada extraña, el encuentro se jugaba bajo protesta, y toda la frustración fue expulsada en un solo batazo. La historia terminó siendo sobre Bautista, y no sobre la jugada. Después de todo el héroe había emergido.

Perdido en toda la conmoción de esta postal clásica de postemporada estaba el récord de los Jays como el tercer equipo en la historia de la liga en remontar un 2-0 en una serie de cinco juegos después de haber perdido los primeros dos en casa. El debate David Price/Marcus Stroman en el Juego 5 ya no importaba. Similar al Juego 2, Stroman permitió a los Rangers ponerse adelante en el arranque, pero se recuperó al lanzar en seis entradas, permitiendo seis hits con cuatro ponches en 98 lanzamientos. Aaron Sanchez y Roberto Osuna se rolaron para lanzar en las últimas tres entradas. Y los pequeños momentos, la estelar defensa de Ryan Goins, quien no conectó en toda la serie pero que demostró ser valioso en un juego de eliminación. Una atrapada más de Kevin Pillar, quien dejó su marca en el campo por su esfuerzo, mientras bateó .333 en la Serie Divisional. Y podríamos nombrar más cosas. Pero estos son los detalles que pronto serán olvidados.

Recordarás la entrada, aunque escogerás recordar el home run. (Sin embargo, sería bueno recordar, no sea que te lo vayan a preguntar en un concurso, que Mark Buehrle —no incluido en la lista para la serie— fue el jugador expulsado cuando las gradas se vaciaron en dos ocasiones en la séptima entrada.

Después, una vez que la celebración en el clubhouse estalló, entre champaña y humo de cigarro inundando el cuarto, Donaldson y Bautista —quien vestía una playera que decía "Toronto vs. Todos"— se juntaron en una esquina. "Este es mi héroe", gritó Donaldson varias veces mientras los dos se abrazaban. Una oportunidad para exhalar una vez más.