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Abby Wambach, una de las mejores jugadoras de todos los tiempos dice adiós al futbol

Wambach deja el futbol como una leyenda. Una guerrera que encabezó durante mucho tiempo a las atletas femeninas en el deporte de los Estados Unidos.
Michael Chow-USA TODAY Sports

Abby Wambach comenzó su carrera con el equipo nacional femenil de los Estados Unidos en 2001, siendo una novata aún eclipsada por las jugadoras del 99. Este martes cerró dicho capítulo al retirarse después de 15 años de carrera y obtener una Copa del Mundo este verano. Mientras el futbol crecía en los Estados Unidos, Wambach creció con este deporte, y tuvo un impacto poderoso en la popularidad, desarrollo, y futuro del mismo.

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Hubo expectativa, incluso esperanza, de que Wambach colgara los botines después de la victoria en la final de la Copa del Mundo de Canadá. El Victory Tour le daría una oportunidad para despedirse del futbol, de sus compañeras y fans. Sin embargo, Wambach había dicho que aún tenía en mente los Juegos Olímpicos de Río 2016, y había esquivado las preguntas sobre su retiro en los últimos meses.

A pesar de tantos rumores, el anuncio de Wambach cayó de sorpresa. Llegó después de una semana de juegos finales para sus compañeras de equipo Shannon Boxx, Lori Chalupny, y Lauren Holiday, y el mismo día en que el equipo fue recibido en la Casa Blanca por la obtención de la Copa Mundial (el mismo evento donde Wambach se tomó una selfie con el presidente y donde solo salió su cabello). No fue precisamente el tipo de noticia que las fans del futbol estaban esperando en una tarde de martes.

Wambach y un tipo cualquiera en la Casa Blanca. Foto por Geoff Burke-USA TODAY Sports

Wambach se retira con dos medallas de oro Olímpico (2004 y 2012), un trofeo de la Copa Mundial, y una larga lista de logros individuales —el más destacable de todos el premio a la mejor futbolista de la FIFA de 2012— que van tan lejos como sus días en la preparatoria.

Claramente, para Wambach, incluso con el lenguaje cauteloso de una conferencia de prensa, no fue fácil tomar esta decisión. "Después de deliberar y hablar con mis amigos, familia, compañeras de equipo y personal de entrenamiento, he decidido concluir mi carrera en el futbol", expresó. "Aunque todavía tenemos mucho que lograr en el futbol femenil, después de traer la Copa del Mundo a casa este verano, me siento extremadamente optimista sobre el futuro de nuestro deporte. Ha sido un increíble viaje y no puedo esperar a escribir un capítulo más en mi vida."

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El último punto de la

conferencia de prensa de la selección estadounidense

contiene un bloque crucial de la leyenda que es Abby Wambach: que desde el principio destacó en el futbol, anotando 27 goles en sus primeros tres juegos a la edad de cinco años, lo que la obligó a competir con los niños."

Cargando el trofeo que más importa. Foto por Anne-Marie Sorvin-USA TODAY Sports

Anotar goles es un tema conocido para Wambach. La página de Wikipedia que registra todos sus 184 goles internacionales —más que nadie en la historia, en hombres como en mujeres— es una belleza que registra no solo cuándo y contra qué equipos anotó, sino también sus 253 apariciones con su selección, al igual que cada una de sus asistencias. No nos sorprendería si Wambach termina con números más altos. Quedan cuatro juegos en diciembre en el Victory Tour, en contra de Trinidad y Tobago y China, y se espera que las compañeras de Wambach le ayuden a abultar sus números.

Dicha constante expectativa ha sido otro tema en la carrera de Wambach. En promedio, anotó en casi la mitad de los juegos que disputó. Su mera presencia en el campo hacía que los oponentes ajustaran su estrategia y marcaje. Siempre había ansiedad en la grada y en sus compañeras por ver a Wambach hacer algo de la nada, como en 2011, cuando generó una nueva generación de fans. También sucedió en una hermosa noche de verano en 2013, donde nació un nuevo récord qué vencer.

Aunque la magia nunca más retomó ese nivel —el cuerpo de Wambach la traiciona de la forma más humana— aún hubo expectativas de verla como la cara del equipo, de una nación, del deporte, verla echarse el equipo al hombro durante su última oportunidad en la Copa del Mundo.

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Tal vez estas expectativas no fueron justas, pero Wambach las superó mejor de lo que se esperaba. Es una de las mejores futbolistas sin importar el género. Se ha ganado su lugar en el altar de los atletas estadounidenses más grandes de toda la historia.

Wambach se convirtió en una súper sustituta durante la Copa del Mundo. Foto por Michael Chow-USA TODAY Sports

Wambach terminará su carrera finalmente con el trofeo que más le importaba. Para cuando la Copa Mundial de 2015 había terminado, su papel había cambiado como arma preferida de Jill Ellis a una excelente sustituta. El resultado final este verano estuvo garantizado, a pesar de verse, en retrospectiva, como si la victoria fuera una manifestación del destino del futbol femenil. Wambach estuvo en la cuerda floja, y habría caído en el abismo si las cosas hubieran sido diferentes.

El legado de Wambach podrá tener unas cuantas notas de pie, entre ellas la más sonada cuando estaba en magicJack. Por más que ha estado involucrada en la promoción del futbol femenil por años, su continúa relación con Dan Borislow es difícil de reconciliar con su imagen pública. De nuevo, esas molestas expectativas: esperan de Wambach estándares más altos, que renuncie al dinero fácil en defensa de una compañera, y al bien de toda una liga profesional.

Reconocer las complicaciones y el contexto de sus logros es una tarea desastrosa, pero vale la pena. Está bien admitir que como jugadora y persona tuvo deficiencias, y entender que muchos de esos 184 goles en amistosos fueron frente a oponentes sin mayor oposición. Wambach fue una máquina de hacer goles y, por años, fue la cara de un equipo y una federación que valora las ventas de boletos tanto como un desarrollo a largo plazo. Dejará al futbol como una leyenda, una guerrera del deporte y una mujer para los atletas, una frustrada y ganadora del Balón de Oro de la FIFA. Es una atleta imperfecta para un juego imperfecto, así es el futbol. Así son los deportes.

El último juego de Abby, para su club y país, será el 16 de diciembre en Nueva Orleans frente a China. Quedan 49 días. Los recuerdos de su carrera llegarán por todos lados; las multitudes en Honolulu, San Antonio, Glendale, y Nueva Orleans serán ruidosas y emotivas. Después el equipo nacional de los Estados Unidos tendrá que ver cómo seguir en un mundo post-Abby Wambach.

En cuanto a la propia Abby, su siguiente capítulo es aún un enigma, aunque es un tema que ha estado considerando por un tiempo. Su verano turbulento ha terminado, las interminables conferencias de prensa y desfiles completados. Trescientos sesenta minutos de futbol se encuentran entre ella y lo que se avecina.