Don Manuel camina por la Roma como quien deambula por los pasillos de su casa. Todos lo saludan sin saber que frente a ellos pasa un artista de pies a cabeza: desde sus zapatos desabrochados, los anillos, los collares hechos por él mismo, la cabeza blanca y esas manos ansiosas por darle vida a cadáveres de aluminio.La presentación del cortometraje documental, un retrato de don Manuel encapsulado en 9 minutos, fue en Cine Tonalá el sábado 11 de junio. Para darle vida a la imagen ya finalizada la proyección, don Manuel subió con estragos de 83 años (o como él dice: ocho, tres) el escalón al escenario e hizo suya la audiencia con sus manos. El teclado lo adecuó en notas de órgano y llenó la sala de su nostalgia.
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Fuera de la pantalla, posaban sus esculturas y dibujos en un estilo art brut donde unas líneas decididas formaban un elefante gigante con tres trompas. Desde una esquina, don Manuel y su plumón no dejaban de anexar obra a la exposición. Si llegaba a acercarse a un cuadro suyo, le agregaba verde a los ojos de un gato o uñas a las patas.Por un día, don Manuel convirtió un cine entero en su universo, donde los tecolotes eran aristócratas y los gatos vestían de dorado, mientras bailaban al son de un piano.
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