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Foto de Maia kusnetzoff para La Casa de al lado 
Música

Música urbana: una charla con Wos sobre su nuevo disco

El joven va más allá de la improvisación y presenta otra forma de hacer su música.

“Era un guachín”, me dice. “Aparte siempre parecía más chico, tenía 14 y parecía de 12, con carita de bebé y voz aguda, pero ojo, la agitaba”, se ríe. Fue así como Wos empezó a hacer freestyle con sus amigos en el patio de una casa hasta que se animó a ir a una plaza y dejó a los pibes boquiabiertos. Ocho años después de esa anécdota lanza un disco que no se parece nada a lo que hacía en ese entonces, a lo que todos sus seguidores conocen, que no son pocos, son millones. Wos —Valentín Oliva— tiene 21 años y es algo vergonzoso. Cuando recuerda sus inicios en El Quinto Escalón, un encuentro de batallas de gallos que se organizaba los domingos en el Parque Rivadavia en Buenos Aires, me confiesa que le incomoda verse pero que le da ternura analizar el inicio que desencadenó en otra etapa.

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El momento más grande del cambio lo sintió el día que ganó la final nacional de la Red Bull Batalla de los Gallos de 2017. Ese día agarró el micrófono y dijo ante el estadio Luna Park repleto de gente: "Les quiero agradecer mucho a mis amigos que están acá, guacho, a la gente de El Quinto Escalón que hizo que esto crezca una banda, y también tomar conciencia hablando de todo lo que pasa: están pasando cosas muy crudas en el país, hay mucha gente que se está quedando sin trabajo, acaba de desaparecer Santiago Maldonado. Así que guacho, no hay que olvidarse de las cosas y hay que tomar conciencia, guacho". Ese tipo de declaraciones fueron un detonante que no paró de crecer en sus discursos y sobre todo en sus canciones.

Como una ola que no para de crecer, Wos fue en 2018 subcampeón de la final internacional en México. Esa noche perdió contra Acezino, quien jugó de local y tenía el antecedente de ser el mejor freestyler de habla hispana. Pero Wos le dio revancha, un año después, el mismo día que jugaba Boca-River la Copa Libertadores. Wos lo venció en la internacional en el club hípico de Buenos Aires. “Ese día tenía tremenda cara de descolocado, no entendía nada, después me fui a ver el partido con mi amigos y seguía sin entender lo que estaba pasando”.

Ese mismo año lanzó los temas “Púrpura” y “Terraza”, que fueron el comienzo a lo que hoy es un disco de siete canciones: “Canguro”, “Melón vino”, “Fresco”, “Nada”, “Luzdelito”, “Okupa”, “No va a bajar”. Lejos del freestyle, el componente de sus nuevas melodías difiere de todo lo que se venía escuchando, pero no de lo que a Wos le interesaba: “siempre escuché raperos que componen, toda mi vida escuché música, entonces mientras improvisaba también iba prestándole atención a otras cosas. Desde chico escribo canciones, pero no se me daba por grabarlas, la escritura era un lado más íntimo. Afuera competía y adentro escribía, hasta que llegó un momento en que me animé a sacar temas. A los 17 grabé algo así nomás en casa y a los 18 ya saqué Protocolo con Banzai, que es una banda, fusión de rock, jazz y ahí empieza el camino de la música desde ese lugar. Igual me gusta el freestyle, están conviviendo”.

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Wos juega con los estilos, mezcla, no le gusta definirse como un trapero, dice que los encasillamientos le aburren: “Yo no hago trap, hay muchos estilos musicales, yo hago música urbana. Hay bases de trap en ‘Púrpura’ y en ‘Terraza’ se escuchan, pero en otros temas vas a escuchar rap, rock and roll, dancehall. Si me encierro, me duermo”, se ríe. Wos busca, le gusta delirar con desafíos extraños. “Quizás mañana quiera rapear sobre una banda de jazz”, me dice. O “sobre un flamenco”, le retruco, y deliramos sobre sus posibles desafíos.

Cuando le pregunto sobre las diferencias entre la improvisación y la composición, Wos me dice con un tono juvenil que “la improvisación es el segundo a segundo de ocurrencias, y una cosa es competir y otra distinta es componer. Lo que pasa queda ahí, jugás con lo efímero, estás en riesgo todo el tiempo, caminás sobre la cuerda floja, eso, la adrenalina me gusta mucho. Sentarme a componer me da otro ritmo”. Hoy es consciente de cómo ha ganado un lugar importante en la escena del freestyle, un estilo libre de improvisación con o sin ritmos musicales donde no hay estructura, donde improvisan con los recursos que cada competidor tiene en la cabeza. Y si hay algo que distingue a Wos es el viaje de palabras que te lleva a lugares inimaginados: “trato de no atacar con cuestiones personales, algunos lo hacen, pero a mí no me gusta. Improvisar es un trabajo de exploración, la batalla es pura adrenalina”. A medida que Wos avanza, cada vez tiene más palabras en la cabeza, más recursos y más flow. El estudio que hace se trata de cómo llevar adelante una improvisación. “Cuando fuimos a competir a la God Leven, una competencia que era por países, Papu Trueno —freestyler— y yo llegamos y cómo nos vimos nos subimos al escenario, todos nos miraban como si fuésemos unos irresponsables, pero creo que se trata de eso, es pararte y expresar lo que pasa, si se estudia demasiado podés perder la espontaneidad, le puede quitar magia y placer. Sé de los demás porque estoy sumergido en la movida, me gusta ver las cosas buenas de los otros competidores, pero no me pondría a estudiar qué es la vida de cada contrincante para soltarlo arriba del escenario”.

Wos

Credito Red Bull

Sin embargo, esto no es lo único que distingue a Wos arriba del escenario. En sus letras existe una forma de involucrarse social y políticamente. El tema “Canguro” se lanzó en el contexto de las las elecciones primarias en Argentina. A las horas ya tenía más 800.000 reproducciones en youtube. “En el caso de Canguro me surgió la necesidad de hablar del contexto. Sentía que me faltaba eso que tenía ganas de expresar hace tiempo, más político, más social. ¿Viste que parecen dos temas distintos? Y así quedó. La fecha me cerraba, igual no esperaba ese impacto”. El pasado 29 de septiembre Wos también se lanzó contra el gobierno actual: “ahora festejamos tomando birra helada, porque es octubre no sé si te acordabas que hay un gatito vende patria que se va de la Rosada”, y el público enloqueció ante esta intervención.

Wos no milita políticamente dentro de ningún partido, él hace militancia desde la música. Siempre rapeó a partir de las cosas que pasaban a su alrededor. “Intento ser coherente, me gusta generar espacios, estas cosas que me atraviesan a mí, a la gente con la que me relaciono”. Para él no es algo ajeno, viene de una familia de artistas. Su padre, Alejandro Oliva, uno de los directores de La Bomba de Tiempo, y su madre, la cantante y actriz Maia Mónaco, le dieron un cúmulo de data que no pasó desapercibida en su cotidianeidad. En su casa se escuchaba desde Caetano Veloso, Carlinhos Brown, The Beatles, Led Zeppelin, Pescado Rabioso, Almendra y Charly. Con el tiempo su hermano mayor le fue enseñando bandas tipo Skap, Gorillaz y ACDC, y ahora Wos escucha de todo. Se aprendió el nombre de todas las bandas indie del momento en Argentina, hasta que llegó a formar la suya. Con un recorrido minucioso me cuenta que cumplió un sueño: compartir el escenario con Ca7riel, guitarrista de su nueva banda. “Es que no es lo mismo tocar con gente que estar solo haciendo rap, el rap es solitario. En cambio ahora tengo lo que me gusta. Aunque también me gustaría compartir con músicos que hagan cosas súper distintas. No es que no haya nada que no me vuele la cabeza, sino que me gustan muchas cosas, desde Frank Ocean hasta Los Redondos”. Esa mezcla y sugerencias de estilos es lo que se ve en este disco recién salido del horno.

Cuando hablamos de cómo le cambió la vida, Wos todavía no lo puede creer: “hace dos meses atrás era todo distinto, cambió mi vida en la escena del freestyle y mi vida personal”. Ganar la batalla del Red Bull fue la semilla que ahora florece con una serie de canciones diferentes, como una flor que creció siendo okupa dentro de otra esfera.