Parece muy complicado —casi imposible— lograr que alguien salga de las cuatro paredes que más comodidad le generan. Nos referimos a los oficinistas o a los rockstars que sólo transitan quince calles de su colonia para llegar al backstage. Tener una experiencia ajena a las actividades cotidianas es un lujo que muy pocos pueden darse… y que muy pocos se atreven a vivir.
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