Una imagen acude de inmediato a la mente: una persona de 43 años, aquejada de alguna enfermedad mental y viviendo en una caja de cerillas por la que paga 2.000 euros al mes y en la que se pasa el día mirando Tinder de forma obsesiva.Lo cierto es que nadie sabe cómo será nuestro futuro. Ninguno de los varios académicos, científicos y economistas con los que contacté quiso aventurar una hipótesis, aunque tal como están las cosas ahora, quizá no haga falta ningún experto para hacerse una idea de hacia dónde nos dirigimos.Hoy día vivimos sin blanca y probablemente sigamos igual en el futuro. Ryan Bourne, director de Políticas Públicas del Institute of Economic Affairs, afirma que nuestra generación llegará a los cuarenta con mucha menos riqueza acumulada y en un estado de precariedad mayor del que debería. "La carencia de riqueza se debe en parte a que los jóvenes no están adquiriendo vivienda y en parte también a que siempre se han visto obligados a pagar tanto por el alquiler que les resulta difícil ahorrar algo para un plan de pensiones o una inversión. Es un gran problema". Jason Dorsey, experto en materia generacional, coincide con Bourne: "El pronóstico es que cuando esta generación alcance los treinta o los cuarenta, seguirá dependiendo en gran medida de la ayuda de sus padres: los de treinta y tantos seguirán viviendo en casa con ellos y los de cuarenta seguirán pasándoles las facturas del teléfono móvil. Ese fenómeno está ejerciendo mucha presión sobre la generación de más edad. Como no haya un aumento drástico de los ingresos, habrá problemas".Somos adultos maduros viviendo en un constante estado de infancia suspendida. ¿Qué va a ser de nosotros dentro de 20 años, cuando lleguemos a los cuarenta?
Pero ¿llegaremos alguna vez a recuperar la calidad de vida de nuestros padres y acumular riqueza? Según los economistas con los que hablé, lo más probable es que no."El problema es que seguiremos persiguiendo muchas de las cosas que querían las generaciones anteriores, pero no estarán a nuestro alcance", señala Dorsey. "Cuando nuestra generación llegue a los treinta y tantos, será momento de ver si los millennials han alcanzado ese concepto de madurez". Uno de los mayores miedos de los lectores de VICE es el de no encontrar el amor, lo que sugiere que no descartamos por completo la idea de casarnos, y nuestra indignación respecto a la crisis inmobiliaria demuestra que seguimos valorando la seguridad de tener un techo bajo el que vivir. A medida que pasen los años y nos acerquemos a los treinta, nuestra frustración e infelicidad irán en aumento.El pronóstico es que cuando esta generación alcance los treinta o los cuarenta, seguirá dependiendo en gran medida de la ayuda de sus padres: los de treinta y tantos seguirán viviendo en casa con ellos y los de cuarenta seguirán pasándoles las facturas del teléfono móvil
La carga psicológica de todo ello recaerá sobre las mujeres —algunas de las cuales se darán cuenta de que no pueden tener hijos—, pero se notará en toda la sociedad. Tal como nos explicó la Dra. Amy Kaler, profesora de Estructura Social en la Universidad de Alberta, si las mujeres dejaran de tener hijos, "Lo primero que advertiríamos es el cese de la actividad económica relacionada con los niños y los padres, como las tiendas de bebés, los servicios de canguro, las guarderías, etc. Luego empezaría a afectar a los colegios de educación básica y los centros deportivos para niños. Por otro lado, dependeríamos enteramente de la inmigración para perpetuar nuestra existencia como país. Habría más iniciativas para atraer inmigrantes jóvenes a nuestras fronteras".La Dra. Carole Easton —directora ejecutiva de Young Women's Trust, organización para el apoyo y la representación de mujeres con edades entre 16 y 30 años que viven en el umbral de la pobreza en Inglaterra y Gales— pone de manifiesto su preocupación por el futuro de las mujeres. "Las mujeres tendrán más dificultades porque seguirán recibiendo sueldos inferiores, teniendo contratos más precarios y, sobre todo, seguramente seguirán siendo las encargadas del cuidado de toda la familia".Dependeríamos enteramente de la inmigración para perpetuar nuestra existencia como país. Habría más iniciativas para atraer inmigrantes jóvenes a nuestras fronteras
"No tratar los síntomas solo puede derivar en sufrimiento innecesario para las personas, lo que les impediría llevar una vida plena y evolucionar", afirma la psicóloga clínica Lisa Orban. Respecto a los problemas de ansiedad que los jóvenes de veintitantos aseguran sufrir, la doctora Orban afirma: "El cerebro es todavía muy maleable durante los primeros años de la madurez, y estar expuesto al estrés a una edad muy temprana puede influir a la salud mental a largo plazo. Aprender a identificar el estrés de forma precoz y a desarrollar estrategias para su gestión es de suma importancia para prevenir o mitigar sus efectos en el futuro".Pero ¿cómo se nos da lo de desarrollar mecanismos de gestión del estrés?La edad de jubilación se retrasará aun más, en parte porque tendremos que mantener a los hijos que hayamos tenido mucho más tiempo, un problema que se agrava por el hecho de que el Gobierno está dispuesto a que trabajemos prácticamente hasta el día antes de que muramos