[EN EL RESTAURANTE]
Escucho con intermitencia.Uno: disquisiciones sobre rap y resistencias al orden capitalista y colonial. Dos: información sobre los conflictos de las comunidades de motilones-barí, los pueblos indígenas que habitan en las selvas del Catatumbo a ambos lados de la frontera entre Venezuela y Colombia. Tres: sorpresa ante las amenazas que para ellos representan las empresas mineras venezolanas y las explotaciones de carbón de multinacionales gringas. Cuatro: las necesidades de encontrar otras formas de comunicar el conocimiento que no sean solo los libros. Cinco: que alguna vez lo criticaron en redes sociales por sus posturas políticas y su apoyo a la revolución bolivariana diciendo BOAVENTURA RIMA CON DICTADURA. Seis: que, con todo y el cliché, Cartagena es su ciudad favorita."No soporto más ver de nuevo la miseria absoluta. Todavía me parece muy fuerte, me emociona mucho", Antonio Caro
—¡Cómo va a ser! Yo, por la sola obsesión, me quedé en una habitación de nombre García Márquez —ríe Boaventura, contestándole.
—Yo me volví fan de García Márquez, y lo digo sin ninguna modestia, después de que me gané el Premio García Márquez. Solo por los cinco mil dólares que me pagaron —remata Caro, con picardía. En 2014, con una escultura titulada “Gabriel”, Caro ganó la convocatoria de la pieza que se entregaría a los ganadores del premio de la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI). En bronce con hojilla de oro, modeló un teclado solo con las teclas marcadas con las que se digitaría el nombre del Nobel: G-A-B-R-I-E-L—. No me malentiendan, que igual yo sé que el señor era un maestro.Ahí, enfrente, los dos colosos. Caro, devorando su arroz peruano con movimientos certeros y desprevenidos; Sousa, degustando un ceviche con gestos plácidos, alegres. De un lado, la controversial leyenda del arte conceptual latinoamericano; del otro, el aguerrido sociólogo que fundó una de las líneas más potentes del pensamiento antieurocéntrico, anticapitalista y decolonial. Ahí, los dos, almorzando en un rincón cucuteño. Los dos, un poco incómodos por el aire acondicionado que, en contraste con los treinta y cuatro grados centígrados que pegan afuera, parece perfilar una gripa insoportable. Y eso que ha estado lloviendo.
[EN EL TEATRO ZULIMA]
Algo alumbran esas palabras del profesor Boaventura en Caro, que se rasca el mentón y hace un gesto yermo con el ceño.… Mi argumento es que quizá los artistas y el arte son los que captan mejor la lógica de la frontera: tanto en la medida que la frontera excluye, como que la frontera une, por el contacto de la gente. Son al tiempo zonas de sacrificio, de exclusión abismal, pero por veces también zonas libertadas, zonas donde hay una sociabilidad distinta…Pasados cuarenta y cinco minutos, después de los aplausos, Caro es el primero en tomar la palabra al momento de las preguntas. “De pronto es un invento mío o no estoy muy acertado o tengo muchos prejuicios”, articula sin prisa. “Pero además de lo que usted menciona, yo creo que todavía existe una frontera entre arte y público que a veces los artistas quisiéramos que no existiera”."La frontera es el lugar donde se concentra el miedo y la esperanza", Boaventura de Sousa
[EN LA PARADA, DEL LADO COLOMBIANO DE LA FRONTERA]
Pero más que en el puente, la vida fronteriza ocurre en La Parada, el concurrido barrio de comercio y contrabando que se ensancha justo en la boca del Simón Bolívar, a orillas del río Táchira. El estrépito de los vendedores de cerveza Polar, carne, música pirata, medicinas y gasolina de contrabando se cuela entre los anuncios de transporte hacia países como Ecuador —por doscientos sesenta mil pesos—, y choca con los gritos de compro cabello, el flujo irrestricto de taxis que llevan a los migrantes venezolanos a cualquier destino de Colombia y las súplicas por limosna de decenas de niños.Más que en el puente, la vida fronteriza ocurre en La Parada, el concurrido barrio de comercio y contrabando que se ensancha justo en la boca del Simón Bolívar, a orillas del río Táchira.
—Sí, me tocó vivir mucho tiempo la gran frontera: la de Berlín, el muro —responde—. Yo tenía una novia que vivía del otro lado, en la Berlín oriental. Solo podía pasar y estar de ese lado veinticuatro horas. Lo más álgido es que esa frontera no era cualquier cosa: era la división misma entre el capitalismo y el socialismo. Pero esto que veo acá es muy impresionante…
Jairo*, nuestro guía, aprovecha para trazar las dimensiones de lo que se juega en esta frontera. Afirma que las pujas diplomáticas son apenas puestas en escena detrás de las cuales se concentra una lucha más brava: la del multimillonario negocio del contrabando. Cuenta que las disputas por el control territorial entre paramilitares, guerrilleros y algunos agentes estatales siguen calientes, que allí todavía se escuchan, de vez en cuando, balaceras. La última, según informó El Tiempo, fue el pasado 8 de octubre. Una bala mató a una mujer venezolana y otra impactó a un niño de catorce años y lo dejó en un estado crítico.Las pujas diplomáticas son apenas puestas en escena detrás de las cuales se concentra una lucha más brava: la del multimillonario negocio del contrabando
[CARO HABLA EN EL PUENTE]
¿Y usted ya había visitado la frontera?CARO:
Ya había venido la semana pasada, a acompañar a otro personaje muy importante, una señora venezolana migrante. No pudimos avanzar mucho porque ella se vino sin documentos y, al momento, ella ya estaba rebotada llorando. Le impactó mucho. Este señor Boaventura tiene su coraza, no tiene nada que ver. Pero la venezolana que le cuento sí quedó pasmada. Yo ya estoy aburrido. Yo ya no quiero seguir: ya medio lo vi.YO:
¿Y qué sintió usted la primera vez que vino?CARO:
Pues yo había pasado esto ya varias veces. Es que no alcanzo a pronunciar muy bien. Pau-pe-ri-pau-pe-ra…YO:
¿Pauperización?
Pauperización, sí. Que es la miseria. Eso es lo que más me chocó: la miseria, el exceso de miseria.YO:
¿Y qué es lo más duro que ha visto en sus visitas al puente?CARO:
Pues ahoritica vi una niña, una jovencita linda, divina, que de pronto puede caer en la prostitución. Una niña divina y por eso carne de cañón fácil; la vi miserable, afectada, y sé que quizá no tenga más remedio que vender su cuerpo en Colombia.(Caminamos unos minutos hasta el puesto de Migración Colombia).
Venga, vámonos a la sombrita. Yo sé que a mi edad necesito sol pero no tan caniculado. Yo voy a cruzar, pero no soporto. Ya no quiero estar aquí. Desde el lado de señora burguesa —yo soy pobre pero tengo mi faceta de señora burguesa— me impacta mucho. Y si me pongo sensible, peor. Cualquier cosa.YO:
¿Y siempre ha sido así esto, usted que ya ha visitado?
CARO:"Me impactó ver a una niña divina que puede ser carne de cañón fácil; la vi miserable, afectada, y sé que quizá no tenga más remedio que vender su cuerpo en Colombia", Antonio Caro
Esto tuvo otro nivel. Cuando todo estaba establecido, las familias iban a hacer mercado a San Antonio y todos iban a tanquear sus carros allá, porque era más barato. Y venezolanos de cierto nivel iban a comprar ropa elegante en Cúcuta. Había de todo: desde un nivel muy escaso de dinero, hasta un nivel muy boyante. Pero miseria y esta hijueputa mierda, eso sí no lo había… Es espantoso. Es igual que Bangladesh, cualquier mierda de esas terribles que pasan en otros lados del mundo. Pero lo que dicen de fondo es que el gobierno colombiano no quiere asumir esto porque ya encaja en ese estatus de campos de refugiados, ya la cosa se vuelve un problema internacional y Santos no quiere dar todavía ese paso. Ya como se va a acabando lo de él no va a ser tan marica de que dentro de veinte años exista el “Campo de refugiados Juan Manuel”…
¿Y desde el arte usted piensa que se pueda responder a situaciones como esta?CARO:
No, el arte es pa’ maricas. Eso no sirve pa’ un culo en esto.YO:
Pero usted ha hecho piezas sobre esto; por ejemplo, la que está en este circuito sobre la Gran Colombia. ¿Eso qué puede decir ahora que usted ve esto en carne?CARO:
Yo no sé por qué sigo con la obsesión de la Gran Colombia. Si en algún momento sirvió para algo puede ser para en cierto sentido normalizar la idea de los flujos de migrantes. Por ejemplo, a recordar que a Ecuador le tocó aguantar de migración de colombianos fue bravo…
Las esquinas a su derecha con cristal son garitas de vigilancia de los paracos; aquí muchas de las juventudes que usted ve trabajando están alimentadas con coca y con basuco, porque es mucho más barato rendir un gramo que alimentarse tres veces al día. Parte del business de los paracos es que tienen súper controlado ese mercado aquí.CARO:
Bájele al volumen acá, bájele el volumen acá y lo explica luego. No ve que yo también he estado en la boca del lobo. Ya con tanta boleta que estamos dando mejor no meternos en líos, menos con los hijueputas paracos…
[BOAVENTURA HABLA EN EL PUENTE]
Aquí el crimen es la legalidad. Aquí ni siquiera podría designarse el crimen como crimen, porque en la frontera lo que hay es una legalidad paralela.YO:
Sí, como decías en la conferencia, esa sociabilidad de frontera se arma sobre normas diferentes a las vigentes en un Estado.
Claro, es dramático. El Estado acá no funciona, solo mira alrededor. Es lo que decía: las fronteras son límites distantes del centro del poder, los órdenes jurídicos y de comercio son diferentes, las relaciones son fluidas y dúctiles, porque esos parámetros del orden están en turbulencia. Este puente es una metáfora de una zona fractal, de bifurcación.(Hablamos mientras Jairo intenta que dejen seguir al profesor, con su pasaporte portugués, hacia San Antonio, del lado venezolano de la frontera. Parados en el puente las personas nos chocan, nos imprecan que nos quitemos rápido de allí, que no estorbemos).
Me impresiona lo que hace la gente. Me intriga saber cuál es el destino de las personas: son fantasmas. Realmente se nota que la gente que viene lo hace con paso apresado, el paso de quien viene con urgencia. Pero la urgencia es la de un destino totalmente incierto. No van a su casa, no van a un lugar claro. Pero tienen que atravesar con rapidez, con paso determinado para salir, pero indeterminado para entrar. Esta confluencia es impresionante.(Frente al puesto de Migración se arman dos filas. Por la izquierda entran los colombianos; por la derecha, los venezolanos que regresan. Sentada, una agente de Migración Colombia echa chisme con un cuarentón venezolano que le está lustrando los zapatos. La mujer resguarda un viejo torniquete que, como en un bus, registra los ingresos al país).
Mira esta cosa linda. A esta mujer le están brillando los zapatos. Esto para un periódico es genial. Carajo, aprovecha.(Tomo una foto apresurada)
Yo ni quiero ver. Ya estoy mamado y cansado. Si me da la neurosis, me devuelvo solo en busetica.BOAVENTURA:
Venezolano, colombiano, aquí todo es lo mismo. Aquí todos pasan, pero nadie dice nada. No hay control. Es increíble, nadie para. Entrando, saliendo, nadie mira. Y todos como si estuvieran con mucho afán. Voy a anotar eso: la de la frontera es una urgencia sin destino…CARO:
Con todo respeto, mejor hablemos como turistas, ya suficiente boleta estamos dando acá. Somos turistas nomás. Comentarios después, por favor: mejor hablemos de lo rica que estaba la comida anoche. Y usted no saque la cámara que ya le están echando el ojo unos tipos ahí adelante…
[EN LA BOCA DE SAN ANTONIO, DEL LADO VENEZOLANO DE LA FRONTERA]
El artista es quien sabe caminar por la línea abismal, había aventurado el día anterior en su conferencia. Ver a Caro cruzando con afán e incomodidad el puente, escrutando cada rincón, cuidando el paso, hace pensar que él, quizás, la camina. “Algunos artistas ven ambos lados: son gente que viene del mundo colonial, de la sociabilidad colonial, que viven intensamente, pero como artistas caminan y crean productos que circulan del otro lado de la línea, en las sociedades metropolitanas”.Colombia Coca-Cola, Colombia Marlboro, Todo está muy caro, Minería, Homenaje a Manuel Quintín Lame…"La de la frontera es una urgencia sin destino", Boaventura de Sousa
[DISQUISICIONES DE CARO ANTES DEL REGRESO]
Lea esto(Caro señala un mural aledaño al monumento de la unión).YO:
“La unidad de nuestros pueblos no es simple quimera de los hombres sino inexorable decreto del destino”. Bolívar.CARO:
Ahora mire allá, entre el río. ¿Sabe qué es esa cosa tan rara?
El antiguo puente, la base del antiguo puente.CARO:
Eso podría ser una obra de arte.
¿Cómo la haría usted?CARO:
Pues yo he visto que ya han hecho como dos obras que tienen que ver como con esa masa. Una con un plan popular de vivienda, creo que en Londres, que decidieron acabar. Un artista se metió en las últimas casitas y cuando fueron a ver y fueron a tumbar la casita, él por dentro había vaciado concreto. Quedó algo como esto que vemos. Le echó concreto adentro y quedó el volumen de la casa. A mí se me ocurre artísticamente llegar y tomarle molde a eso y reproducirlo en algunas partes. Llevar esto a muchas partes en los moldes: ponerlo en la Plaza de Bolívar de Caracas y en la Plaza de Bolívar de Bogotá, por ejemplo.YO:
Sería una pieza tremenda.CARO:
“El puente está quebrado”. Sería de la misma serie de mi Gran Colombia.(Se ríe, se detiene y piensa)CARO:
Claro que sería un objeto muy cargado de mucho dolor: como decía el profesor Boaventura, de mucho miedo y mucha esperanza. Una vez conocí a una mujer taxista que trabajaba aquí en la frontera. Llegando a la casa mandaba a lavar el carro absolutamente y cuando entraba se bañaba. Para limpiarse de toda la energía. Ahora que nos vayamos creo que voy a hacer lo mismo…
[DISQUISICIONES DE BOAVENTURA TRAS EL REGRESO]
Llegó la promoción: baladitas, tropicales, los Corraleros de Majagual, los Billos. Tres en cinco. Uno en dos, tres por cinco.BOAVENTURA:
¿Tres por cinco, cinco mil pesos?
Sí, barato.BOAVENTURA:
¿Y sí suena bien?VENDEDOR:
Claro, ya lo están haciendo bueno.(Boaventura coge el paquete de “Tropicumbias” y saca el billete de dos mil)BOAVENTURA:
Me llevo lo más kitsch que hay aquí en Colombia.(se ríe y paga)
Y además esto es cien por ciento pirata.BOAVENTURA:
Así me gusta, hombre, finalmente estamos hablando. Esta noción de originalidad es una maravilla. Me quiero quedar acá.(Se va el vendedor)BOAVENTURA:
Tengo una fascinación por la transgresión del orden y la fragilidad del orden. Acá realmente se crea un orden paralelo. Los taxis, los negocios, la gasolina de contrabando.
(Una calibradora de taxis nos interrumpe y nos desplaza del lugar: “Qué pena volverlos a molestar pero es que este es el pasadero de los carros. Oríllense, oríllense”)BOAVENTURA:"Tengo una fascinación por la transgresión del orden y la fragilidad del orden. Acá realmente se crea un orden paralelo", Boaventura de Sousa
¿Ves? Hay reglas aquí, otro tipo de reglas. Pensando esto insisto en volver al barroco. Porque todo esto es muy barroco: el exceso, el derroche, la crisis del orden.
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Definitivamente, el puente menos imponente de lo que uno piensa. Lo dramático es la cantidad de gente.BOAVENTURA:
Claro, es que el puente no lo hace la estructura: el puente lo hace la gente.
* El nombre fue cambiado a petición de la fuente.Esta crónica es resultado de un viaje auspiciado por el proyecto "Juntos Aparte".