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Todas las innovaciones tecnológicas desde el inicio de la Revolución Industrial han sido empleadas y diseñadas para servir a la acumulación de capital. Es decir, los inventos no tenían como objetivo hacer la vida más fácil al trabajador o al consumidor, sino mejorar la productividad de la empresa y aumentar los dividendos del accionista.La tecnología siempre ha tenido la virtud de ser capaz de liberar a los humanos del trabajo. A diario hacemos cosas sencillas que hace 20 o 40 años habrían involucrado un buen puñado de trabajadores. Desde llamar por teléfono sin tener que hablar con la operadora a comprar por internet sin necesidad de dependientas o almacenes, leer el periódico sin necesidad de kioskero o que alguien lo lleve de un sitio a otro, o escribirle a un amigo sin tener que involucrar al jodido sistema postal entero.A pesar de ello, no conocemos a gente que haya sido capaz de retirarse holgadamente porque su trabajo ha sido sustituido por una máquina. Más bien todo lo contrario: las perspectivas de empleo del mundo entero empeoran cada año, el poder de los trabajadores no es ni sombra de lo que fue y el poder adquisitivo de las familias lleva décadas hundiéndose.
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Pero volvamos a internet y la música. Disponer de música de forma instantánea y gratuita es el primer ejemplo en el que por fin, el público está recuperando control sobre una tecnología y usándola para favorecer al consumidor en detrimento del accionista. Por primera vez, en vez de rendir ciegamente una nueva tecnología a los intereses de la empresa, gracias a su naturaleza democrática y caótica, internet se está usando para repartir la abundancia de bienes de forma equitativa y gratuita. Obviamente el impulso empresarial es ilegalizar, censurar y demonizar esto. Internet, como toda nueva tecnología, debe ser empleada para aumentar productividad, eficiencia y beneficios.Estamos ante una oportunidad única de crear un precedente para toda la tecnología del futuro; dejando claro que las innovaciones deben de ser usadas para favorecer a toda la sociedad. Al fin y al cabo, inventos como internet (y una buena parte de las nuevas tecnologías) se crearon con los fondos públicos de nuestros impuestos.
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Lecturas:El Fin del Trabajo - Jeremy RifkinInventing The Future: Post Capitalism and a World Without Work - Nick Srnicek & Alex WilliamsThe Entrepreneurial State: Debunking Public vs. Private Sector Myths - Mariana MazzucatoNicolás Prados escribe en Young Vibez.