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Television

Deja lo que estés haciendo y ponte a ver ‘Killing Eve’ ya mismo

Una serie subversiva que revoluciona el género del drama detectivesco con protagonistas femeninas, homosexualidad descarada y un humor negro y ocurrente.
Imagen vía BBC America 

Killing Eve es la nueva gran serie de detectives al estilo “el gato y el ratón” de BBC America. Sandra Oh interpreta a Eve Polastri, una empleada del MI5 atrapada en un trabajo puramente burocrático a la que encargan la tarea de atrapar a Villanelle, una asesina psicópata encarnada por Jodie Comer.

La serie, cuyo episodio final se emitió el pasado domingo, ha sido tremendamente bien acogida por la crítica, hasta el punto de que ya se ha aprobado la segunda temporada (que esperemos que tenga más de ocho episodios).

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No es la primera vez que la BBC emite series dramáticas de detectives que giran en torno a un héroe y un villano y las similitudes y diferencias entre sus patologías. Y es que la esencia de Killing Eve radica en el tema recurrente de que, a fin de cuentas, Eve y Villanelle no son tan opuestas. La serie es increíblemente buena… más que buena, la palabra que usaría sería “saciante”. Satisface una necesidad que ni siquiera sabía que tenía porque nunca antes la había visto en una pantalla.

"La serie se articula en torno a las numerosas y sutiles violaciones a las que las mujeres se ven sometidas a diario"

Pero donde Killing Eve brilla con luz propia es en la forma en que rompe con muchas de las expectativas que se han creado en torno a este género, algo que queda patente en el plantel principal, formado en su mayoría por actrices. La decisión a este respecto fue obra de la guionista y productora de la serie Phoebe Waller-Bridge, también creadora y protagonista de Fleabag. Este reparto permite a Waller-Bridge articular la serie en torno a las numerosas y sutiles violaciones a las que las mujeres se ven sometidas a diario.

Las mujeres de Killing Eve son superiores en todos los aspectos imaginables y, pese a ello, deben enfrentarse constantemente al menosprecio de sus compañeros hombres. La mayoría de estos ejemplos de misoginia son tan casuales que hasta parecen inevitables. Solo cuando vemos a Sandra Oh y a Jodie Comer dar rienda suelta a su indignación nos damos verdadera cuenta de hasta qué punto hemos normalizado esos comportamientos.

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Muchos de los tipos cretinos de la serie acaban muriendo a manos de mujeres, cuando por lo general suele ocurrir lo contrario

Cuando ascienden a Eve, en el primer episodio, al principio su exjefe, hombre blanco, es incapaz de aceptarla como su nueva superior. Hacia el final del episodio, y pese a su actitud de gilipollas, sabemos que el hombre se va a convertir en uno de los aliados más cercanos de Eve. Más adelante, uno de los nuevos jefes de Villanelle le exige repetidamente que se siente (y, en general, que se comporte de forma complaciente). Muchos de los tipos cretinos de la serie acaban muriendo a manos de mujeres, cuando por lo general suele ocurrir lo contrario.

Killing Eve también se caracteriza por tener una irreverente vena queer. Villanelle no parece tener muchos remilgos a la hora de escoger pareja sexual, aunque sus obsesiones románticas tienen como objeto exclusivamente las mujeres. Esta faceta homosexual de Villanelle se muestra con absoluta normalidad, de una forma que no parece ir dirigida a —ni parece siquiera considerar, de hecho— el público masculino. La fluidez sexual de Eve Polastri se cuestiona constantemente.

Image via BBC America

A mitad de la temporada, Eve describe a Villanelle a un retratista con una atención rayana en la lujuria y la adoración. Y es que Killing Eve nos obliga de muchas formas a contemplar hasta qué extremo las obsesiones se mueven de forma inherente por el deseo romántico y hasta qué extremo tendemos a controlar nuestra sexualidad. La visión de todo esto resulta muy emocionante.

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El personaje de Eve se aleja mucho de los tópicos de película de detectives en multitud de aspectos. Para empezar, es una mujer. En segundo lugar, es de ascendencia asiática. Mi interés por la serie surgió a raíz de leer la fantástica entrevista de E. Alex Jung a Sandra Oh, en la que se trataban estas disparidades desde el principio.

En lugar de presenciar un descenso en picado hacia el descalabro emocional debido a la falta de capacidad para identificarse con los demás, lo que vemos es un descenso hacia la cuasilocura originado por una obsesión absolutamente abrumadora por una persona

Puedes leer la entrevista entera en Vulture, pero este fragmento me llamó mucho la atención:

Te voy a contar algo: cuando me dieron el guion de "Killing Eve", recuerdo que iba andando por Brooklyn mientras hablaba por teléfono con mi agente, Nancy. Iba repasando el guion rápidamente, sin saber muy bien qué buscaba. Y entonces digo: “Nancy, no entiendo cuál es mi papel”. “Cariño, es el de Eve, el de Eve”. En ese momento, no imaginé que me ofrecían el papel de Eve.

Pienso mucho en ese momento: ¿hasta qué punto lo había interiorizado? Se me ha visto de una forma determinada durante tantos años que al final eso te afecta muy profundamente. Te planteas en qué medida el racismo define tu trabajo. Madre mía ni siquiera se me había pasado por la cabeza pensar que me estaban dando un papel protagonista. ¿Por qué? Después de décadas recibiendo indicaciones sobre cómo debía ver las cosas, te das cuenta y piensas, Dios mío, ¡pero si me han lavado el cerebro! Para mí fue un momento de revelación.

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Por tanto, tiene mucho sentido que Sandra Oh interprete a una agente cuya patología difiere inmensamente de la del típico papel de detective, convirtiendo a Eve Polastri en un personaje completamente distinto al de sus predecesoras.

A diferencia de lo que ocurre con tantos otros antihéroes, cuyo mayor problema es su incapacidad de conectar emocionalmente con sus compañeros, el rasgo principal del personaje de Eve es su agudizado sentido de la intuición. Así, en lugar de presenciar un descenso en picado hacia el descalabro emocional debido a la falta de capacidad para identificarse con los demás, lo que vemos es un descenso hacia la cuasilocura originado por una obsesión absolutamente abrumadora por una persona.

Killing Eve exhibe un trastornado y oscuro sentido del humor, marcado por el impulso de interrumpir sus momentos más dramáticos con dosis de absurdo

Cabe también mencionar lo revelador que resulta el retrato de Villanelle que hace Jodie Comer. Su absoluta psicopatía es una de las pocas constantes de esta retorcida serie: mata de forma despiadada, en un momento determinado incluso mordiéndole el cuello a su asaltante. Pese a ello, sigue consiguiendo que empaticemos con ella, gracias a la increíble actuación de Comer y al brillante guion de Waller-Bridge.

Además de ser tremendamente emocionante, Killing Eve exhibe un trastornado y oscuro sentido del humor, marcado por el impulso de interrumpir sus momentos más dramáticos con dosis de absurdo. Es el tipo de serie capaz de pasar de golpe de una discusión seria sobre la castración a un primer plano de unas salchichas en una sartén.

Esta atención al detalle queda patente en toda la serie, desde sus agudos diálogos hasta su maravillosa cinematografía. En los primeros episodios, Evie se nos muestra casi exclusivamente en una escala de grises, vistiendo de forma desaliñada y en entornos opresivos. A Villanelle, en cambio, se la asocia con colores vivos, vistosas flores, arquitectura parisina y un armario fabuloso —entre cuyas prendas hay una chaqueta Miu Miu de un verde llamativo y un vestido de tul rosa de Molly Goddard—. Felicidades al equipo de vestuario.

Todo en Killing Eve es tan agudo como sus heroínas. No te pierdas esta serie.

Sigue a Nicole Clark en Twitter.

Este artículo se publicó originalmente en VICE US.