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ESPAÑA

'Desprotegidas y abandonadas': así se sienten las fuerzas de seguridad españolas

Sindicatos policiales aseguran que la mayoría de sus agentes están desprotegidos porque no cuentan con chaleco antibalas y no reciben formación adecuada en habilidades clave como el tiro. Algunos han empezado a entrenarse por su cuenta y riesgo.
Imagen por Jorge Zapata/EPA
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Dos agentes de la Policía Nacional, Vanessa María LageFrancisco Díaz Jiménez, murieron en dos operativos que tuvieron lugar en Vigo y en Málaga en 2014, ninguno de ellos disponía de chaleco antibalas, algo que podría haberles salvado la vida.

Un año después, más del 50 por ciento de los agentes de la policía española no cuentan con esta prenda básica para garantizar su integridad física en situaciones de riesgo. Pero este cuerpo de seguridad no es un excepción. En la Guardia Civil el problema es el mismo. Ambos colectivos vienen reclamando desde hace mucho tiempo algo tan "necesario y justificado" como que cada uno de sus agentes pueda contar con su propio chaleco antibalas.

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Pero a la escasez de recursos materiales, los sindicatos de los cuerpos de seguridad añaden otra denuncia: la falta de formación continuada que afecta a la los efectivos que no forman parte de las unidades de élite, es decir, a la inmensa mayoría de su plantilla. Unas lagunas que, algunos agentes, se ven obligados a resolver por su cuenta y a cuenta de su propio bolsillo.

Prueba de ello es la asociación sin ánimo de lucro COPS CAVE, fundada por miembros de los Mossos d'Esquadra [la policía autonómica catalana] y que ofrece cursos de detención avanzada y técnicas de control en espacios recreados y situaciones simuladas en una nave industrial de Sabadell. Unas labores de formación que los sindicatos hace tiempo que tratan de asumir ante el inmovilismo del Ministerio del Interior.

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"Nos sentimos desprotegidos y abandonados", asegura a VICE News José Cobo, secretario de comunicación de la Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC). En lo que concierne a la formación, Cobo ilustra el insuficiente e inadecuado entrenamiento en el caso de habilidades clave como el tiro.

"Sólo hacemos dos prácticas de tiro al año y en cada una disparamos unos 25 cartuchos. Además, la formación es totalmente inadecuada. Cuando tienes que disparar, estás hiperventilado, el corazón te va a cien por hora, tienes que ser rápido. Un entrenamiento estático en una línea de tiro, dónde más de 20 agentes disparan a la vez con un solo instructor es a todas luces insuficiente. Hacen falta recorridos de tiro donde se recrean situaciones de estrés y de peligro y se dispara desde diferentes puntos".

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Javier Estévez, portavoz del Sindicato Unificado de Policías (SUP), coincide con Cobo. "A un agente la Policía le facilitan tirar cuatro veces al año, una tirada de 25 cartuchos. Con 25 tiros trimestrales no hay ni por donde empezar, es ridículo", declara a VICE News este agente. "Una persona que compite en un campeonato de tiro, está tirando 10.000 cartuchos anuales para poder acertar a todas las siluetas y dianas, y nosotros no disparamos a dianas o a siluetas, disparamos a personas", añade contundente.

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Más allá de las prácticas de tiro, Emilio Diz, portavoz de la Unión de Guardias Civiles (UGC), afirma a VICE News que la única formación con la que cuentan los guardias civiles son las llamadas jornadas PATIO [Plan Anual de Técnicas Intervención Operativa] donde se practican ejercicios de identificación, engrilletamiento o detención dos veces al año.

"El problema es que se enseña a través del diálogo, sin que la práctica tenga nada que ver con la realidad, no se intuye riesgo alguno, no se parece en nada a lo que te vas a encontrar luego en la calle", se lamenta Diz. Estas jornadas responden más bien, considera, a un esfuerzo para que la institución se libre de su responsabilidad civil respecto de una mala actuación por parte de uno de sus agentes que a la voluntad de ofrecer una formación adecuada.

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Cinco chalecos para 89 personas

"Para las 89 personas que trabajan en mi unidad, sólo hay cinco chalecos antibalas", asegura Cobo, destinado en Gran Canaria. La situación se repite en muchos puestos de la Guardia Civil y comisarías de Policía a lo largo de toda la geografía española.

"Dotar a todos los efectivos de la Guardia Civil [con esta prenda de protección] costaría entorno a 30 millones de euros, menos de lo que destinó el gobierno a privatizar parte de la vigilancia perimetral de las cárceles españolas", asegura Diz.

"Si mañana hay un atentado como el de París y nos ponen a trabajar a todos, habría muchísimos agentes que deberían exponer su integridad física para cumplir con su deber porque la mayoría no tendrían chaleco", advierte Estévez.

Además, sigue Estévez, los primeros agentes que llegarían al lugar serían los grupos operativos de atención al ciudadano y mientras los terroristas contarían con Kalashnnikovs que pueden disparar a 400 metros, nuestros efectivos usarían pistolas que sólo pueden hacerlo a una distancia de 30 metros y que tienen menos poder de penetración y menos balas en cada carga".

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Ni la Guardia Civil ni la Policía Nacional, ambos dependientes del Ministerio del Interior, respondieron a VICE News sobre las demandas que los tres portavoces sindicales reclaman en este artículo. Exigencias con las que los representantes de las fuerzas de seguridad tratan de evitar que los agentes de ambos cuerpos corran la misma suerte que Vanessa María Lage y Francisco Díaz Jiménez.

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