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Comida

Tus dulces favoritos de Halloween están llenos de transgénicos

Casi todos los ingredientes en la mayoría de los caramelos fabricados en serie están hechos de cultivos modificados genéticamente.
Photo courtesy of Flickr user Jon Bunting

Ah, la inocencia dulce de Halloween. Puede que no salgas este año a pedir dulces, pero es probable que esta vez obtengas más piezas de dulces de lo que te imaginas, que te recordarán a esas fundas de almohada infantiles llenas de (en orden descendente de preferencia) Baby Ruths, Tootsie Rolls, y Smarties. Así que mientras hundes tus dientes (ya no tan jóvenes ni libres de caries) en tus golosinas favoritas, considera esto: casi todo lo que estás comiendo está confeccionado con dulces, dulces transgénicos.

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Casi todos los ingredientes en la mayoría de los caramelos fabricados en serie están hechos de cultivos modificados genéticamente. Vamos a empezar con el azúcar: el 50 por ciento de las cosas dulces que se venden en los EE.UU. están hechas de la exitosa remolacha azucarera resistente a los herbicidas, las cuales las granjas a gran escala pueden rociar con abandono sin dañar la raíz vegetal lucrativa que crece bajo tierra. Como si el caramelo no fuera lo suficientemente dulce, la mayoría de los productores también le añaden jarabe de maíz: es más dulce y más barato que el azúcar, así que se usa mucho, y le da esa textura masticable-pegajosa a dulces como el fudge y los rellenos del turrón.

Hasta un 85 por ciento del maíz cultivado en Estados Unidos está diseñado genéticamente para ser, como la remolacha azucarera, no solo resistente a los herbicidas, sino también para producir su propio insecticida, lo cual parece apropiado para Halloween por su excentricidad. A muchos caramelos también se les añade maicena, para la textura, y le agregan lecitina de soya (alias el lodo seco que queda del proceso del refinamiento de aceite de soya) como emulsionante. Más del 90 por ciento de la soya cultivada en los Estados Unidos está modificada genéticamente.

"La mayoría de los caramelos en el mercado contienen ingredientes genéticamente modificados", confirma Rebecca Spector, la directora de la costa oeste del Center for Food Safety, una organización de defensa del medio ambiente. "Y eso es una preocupación".

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Como señala Spector, es difícil determinar si los alimentos transgénicos son realmente malos para la salud de los consumidores, ya que no se han realizado estudios a largo plazo y concluyentes.

"No se han analizado estos productos", dice. "Sabemos que están rociados en gran medida con pesticidas. Lo que no sabemos es, ¿cuáles son los niveles de residuos que permanecen en estos alimentos una vez que se procesan? ¿Cuánto de eso estamos ingiriendo?"

Existe cierta evidencia que sugiere que el consumo de alimentos transgénicos puede conducir a problemas digestivos, entre ellos uno conocido como síndrome de intestino permeable, cuyos síntomas van desde las hinchazón hasta gas hasta calambres. Yum.

La preocupación por los efectos de los transgénicos en la salud humana, así como el impacto de los cultivos en el medio ambiente, ha llevado a que 64 países exijan que los alimentos transgénicos sean etiquetados como tales, lo que le permite a los consumidores elegir si desean o no comerlos. Los EE.UU. no tienen ningún tipo de ley por escrito, y así es como las grandes compañías de dulces, por no mencionar a los gigantes de semillas transgénicas Monsanto y DuPont, quieren que las cosas se mantengan. Aunque más de 20 estados han presentado más de 60 proyectos de ley para exigir el etiquetado de transgénicos o prohibir el crecimiento de cultivos transgénicos, los proyectos de ley siempre son derrotados por una diferencia mínima. Las grandes empresas y corporaciones que no quieren que pasen tales leyes donan millones de dólares que van dirigidos hacia anuncios publicitarios de televisión que se oponen, dice Spector, y los donantes individuales y pequeñas empresas de alimentos naturales que donan a las actividades pro-etiquetado simplemente no pueden competir.

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"No hay recursos ilimitados", dice. "Pero, ¿compañías como Monsanto? Pueden darse el lujo de gastar millones".

Puede que los gigantes de dulces no sean capaces de donar millones a las campañas anti-etiquetado, pero hacen lo que pueden. En 2012, los votantes de California derrotaron a la Proposition 37, que habría promulgado el etiquetado obligatorio de los alimentos modificados genéticamente. Mars aportó $376 mil 650 dólares a la lucha contra el etiquetado; Hershey's gastó $493 mil 900 dólares.

Los estados occidentales tendrán otra oportunidad de votar a favor o en contra de las leyes de etiquetado en las próximas elecciones, cuando los proyectos de ley introducidos en Washington y Oregon están programados para ser votados.

Pero las compañías de dulces no están flojeando este año: Hershey's puso $380 mil dólares contra el proyecto de ley en Colorado, y $320 mil contra el de Washington.

Eso podría añadirle una nota amarga al atracón de dulces de este Halloween.