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El choque entre cárteles, alpinismo y la minería en el norte de México

Uno de los mejores destinos en América del Norte para el alpinismo ha sido víctima de oscuros intereses del siglo pasado. Un escalador aventurero está a punto de cambiar el panorama.
All images courtesy Rory Smith

En el norte de México, a unas cuantas millas a las afueras de la ciudad de Monterrey, un cerro masivo de piedra caliza conocido como El Diente te incita a ser escalado. Localizado sobre un exuberante río cubierto por bosque, el monolito se erige como un pequeño Meru entre los acantilados y peñascos de las paredes del valle. Si una formación como esta existiera en los Estados Unidos, cada alpinista en el país iría para escalarlo, pero en México, los intereses de la mina, la actividad de los cárteles, y los dudosos planes políticos lo impiden. Joel Heriberto Guadarrama García, un escalador de hueso colorado convertido en el Robin Hood del activismo ambiental, está a punto de abrir el camino hacia esa ruta.

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"Para mí, el área tiene el potencial de ser uno de los destinos de primera del continente gracias a sus formaciones únicas y extensas", dijo Mark Grundon, un guía de alpinismo que divide su tiempo entre el valle de Yosemite y el área de Monterrey. "Cualquiera que lo haya escalado piensa que es el mejor, por supuesto estoy siendo subjetivo, pero mucha gente cuando lo ve se sorprende."

Los alpinistas conocen bien la región que rodea Monterrey; algunos presumen que cuenta con la concentración más alta de piedra caliza en el mundo. Al sur de la ciudad se encuentra la cadena de montañas Sierra Madre Oriental, la cual posee varios de los mejores riscos del mundo, entre ellos El Diente. Sin embargo, debajo de sus elevadas cimas se extiende una ciudad hundida en violencia, decadencia, y codicia, donde casi la mitad de sus 3 millones de habitantes viven en pobreza, mientras que un diminuto porcentaje disfruta de las riquezas en un grado vergonzoso.

Desde la cima del Cerro de la Campana, una pequeña colina en la parte sur del poblado, se puede apreciar la yuxtaposición en su más cruda versión. En una parte se encuentran el suburbio de San Pedro Garza García, uno de los municipios más adinerados de todo Latinoamérica. Los lujosos edificios, mansiones, y distribuidoras de Ferrari pueblan las colinas, intercalados con patios tan verdosos que parecen no encajar en el desierto que los rodea.

Del otro lado, yace lo que parece ser extensiones de tierra infinitas en los barrios bajos de las colinas de Independencia, el barrio empobrecido de Monterrey, y campo de batalla entre Zetas y los cárteles del Golfo. En los últimos años, Independencia ha experimentado secuestros de estudiantes, la toma de puestos policiacos, el asesinato de policías, y un número constante de cadáveres botados, muchos con signos de tortura. La violencia del narcotráfico en Monterrey alcanzó su punto más alto a principios de este año cuando un motín en una prisión dejó a 49 reclusos muertos y 13 lesionados.

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Sin embargo, manejar 15 minutos hacia las afueras de Monterrey te transporta a un mundo nuevo. Las suntuosas colinas alrededor de El Diente nos remontan a las junglas del sureste de Asia. El diente de 1,300 pies del monolito está pintado con rayas negras y naranjas, y las cascadas mojan las piedras a la intemperie.

"En cuanto vi el lugar supe que podría pasar el resto de mi vida escalando ahí", dice Joel Heriberto Guadarrama García. "Fue una salida de Babilonia, mi escape diario del arduo trabajo, de la matrix en la que vivimos."

La primera vez que Joel vio El Diente fue en 2012. Alpinista empedernido e ingeniero ambiental, Joel había viajado con anterioridad a la región pero nunca había visitado el risco —el área era propiedad privada y no se le permitía el acceso al público—. Cuando por fin se encontró con el monolito, inmediatamente vio el potencial no solo como un santuario personal, sino también como un destino global para escalar.

Después de ese día, Joel se encargó de abrir El Diente al público. Para él, la región es la ciudad perdida del alpinismo, y cree que todo mundo debería poder disfrutarlo.

"Creo en la libertad y los espacios públicos", dice. "Y no en el tipo de libertad que solo los ricos y los privilegiados disfrutan."

La apertura de El Diente requeriría establecer fronteras no muy claras de propiedades de tierras que datan de más de un siglo. Gracias a su proximidad con Monterrey y a los depósitos de oro, plata y plomo de la Sierra Madre, la región ha llamado la atención no solo de alpinistas. En 1902, bajo el mandato autocrático de Porfirio Díaz, el gobierno confiscó 1,977 acres de tierras que habían pertenecido a residentes locales y vendidas a compañías mineras internacionales de los Estados Unidos, Gran Bretaña, Dinamarca, y Alemania.

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Una compañía local llamada Minas del Diente, propiedad de la familia Villareal, compró tierras en esa región en 1961; cuando las operaciones mineras cesaron en 1970, se pasaron al negocio de bienes raíces, al ver el potencial de un plan de desarrollo habitacional. Para realizar el proyecto, se necesitó de la ayuda de una de las familias más corruptas en Monterrey y con nexos políticos: la familia Medina de la Cruz.

La familia Medina tomó el poder en 2003 cuando uno de sus miembros se convirtió en el consejero legal del gobernador del estado de Nuevo León, cuya capital es Monterrey. En 2009, su hijo se convirtió en el gobernador, un puesto que ocupó hasta el año pasado. Durante ese tiempo, la familia Medina adquirió 12 compañías de bienes raíces en el área, y tenía en su mira la región alrededor de El Diente.

Desde 2012, Joel habló en repetidas ocasiones con Natalie Kane Zambrano, representante de las Minas del Diente, y con su tío Eduardo Alverde Villareal, quien ahora dirige la compañía. Joel tenía la esperanza de negociar un acuerdo que garantizara un camino hacia el risco, pero logró muy poco progreso. Por eso, optó por conseguir cuantos mapas del gobierno pudo para tener una mejor idea de los límites y de las regulaciones del uso de suelo en la región.

Después de revisar sondeos topográficos y sostener reuniones con CONAGUA, Joel descubrió que el cañón que contiene El Diente es una drenaje prominente del Parque Nacional Cumbres, una sección de 434 mil acres de montañas con piedra caliza y valles al suroeste de Monterrey que fue establecido en 1877. Tanto el río como El Diente yacen claramente dentro de la cuenca de aguas propiedad del gobierno y, por ende, fuera del alcance de la propiedad privada.

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En 2014, Joel fundó el Sierra Madre Mountain Club, una asociación civil, para asegurar la continuación de su labor, en caso de que desaparezca sospechosamente. (La familia Medina era conocida por colaborar con el violento cártel de los Zetas en el lavado de dinero, y por eso Joel teme a las repercusiones al oponerse a la oscura coalición). Joel presentó una demanda en contra de las Minas del Diente y de Eduardo Villareal por prohibir ilegalmente el acceso público a El Diente. No obstante, esto generó muy pocos cambios. El reclamo ilegal de tierras es tan común en México como el crystal meth lo es en las calles de Fresno, California, y mientras la mafia de la familia Medina siga en el poder, la apertura del área seguirá siendo algo imposible.

Finalmente, en octubre pasado Jaime Rodríguez Calderón, el candidato independiente apodado "El Bronco", fue elegido como gobernador de Nuevo León por los votantes frustrados por la corrupción y la violencia. Comenzó a implementar lo que él llama "una segunda revolución mexicana". El derroque de los Medina removió a los viejos guardias de El Diente. Hoy en día, Joel, apoyado por un documento aprobado por la corte, ha abierto efectivamente las puertas hacia el famoso monolito.

A pesar de que la violencia de los cárteles y los secuestros siguen siendo una preocupación para los turistas, una segunda bonanza ha dado inicio en El Diente. En lugar de dinamita y tractores, se pueden ver pernos, cadenas daisy, y ganchos para iniciar rutas de alpinismo que entusiastas de todo el mundo puedan disfrutar algún día.

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"La subida es todo lo que has imaginado y un poco más", dice Joel. "Las rutas son sobresalientes, verticales, con grandes paredes, cuatro cuevas de gran tamaño, cascadas, y con muchos ángulos. Hay de todo."

En la actualidad hay cerca de 30 rutas establecidas en El Diente. Joel le ve potencial para muchas más. Conforme la temporada de alpinismo llega a México y el flujo de extranjero incrementa, nuevas rutas surgirán todos los días, en su mayoría gracias a un puñado de habitantes motivados.

Por el momento, la montaña no está abierta en su totalidad. En la boca del valle, una maltrecha valla bloquea el camino que conduce a El Diente. Se supone que la ciudad de Monterrey tenía que quitarlo pero aún falta que se dé la orden. Recientemente, la familia Villareal amenazó con llamar a la policía por los escaladores que invadieron la propiedad. Uno de los miembros de la familia, quien también es alpinista, amenazó con remover todos los pernos de las rutas establecidas en El Diente si la invasión de la propiedad privada no cesaba.

Gareth Leah, un alpinista británico-estadounidense que pasa el invierno cerca de Monterrey, creó una nueva ruta sobre la cara de El Diente. Él cree que los tiempos están cambiando y que Villareal pronto será nada más retórica. Cuando eso suceda, dice, El Diente sobresaldrá como uno de los destinos más populares del país para practicar alpinismo.

"Este será el lugar del alpinismo en México", comenta.