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Queridos aficionados ingleses: por favor dejen de quejarse sobre su fracaso internacional

Ser aficionado del futbol galés es doloroso. Finalmente con la calificación a la Euro 2016, es hora de soltar unas cuantas verdades.
Photo by PA Images

He sufrido muchas humillaciones en mis veintitantos años como seguidor del equipo nacional de Gales. He visto el penalti de Paul Bodin pegar en el travesaño y costarnos un posible lugar en la Copa Mundial de 1994. Fui obligado a aguantar una derrota de 1-0 ante Rusia en los playoffs de la Eurocopa de 2004, y la subsecuente carencia de acción por alinear a un jugador que había fallado los exámenes antidrogas. Y vi cómo Vinnie Jones, un hombre tan galés como las anguilas en gelatina y la Frontera del Norte, se puso la banda de capitán (perdimos ese juego 7-1).

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Pero tal vez el insulto más insoportable —el que me hace querer regresar a Severn Bridge y vivir solo en una choza en lo alto de una colina en Brechfa Forest— es cuando los fanáticos ingleses se quejan de la suerte de su propio equipo nacional. De verdad, no saben cómo me calienta.

Lo damos por hecho, Inglaterra es una pobre excusa cuando se habla de poderío futbolístico. Y para nada me alegro: siempre he apoyado a Inglaterra en los torneos más importantes porque crecí viendo la Premier League y su reducida banda de estrellas inglesas, y porque vivo aquí desde hace una década.

Además, la Copa Mundial es mucho más divertida cuando Inglaterra sigue en la competición: las cantinas están repletas y todo mundo está al pendiente del futbol, pero cuando es eliminada se pierde algo. Un poco de la magia muere en cuanto se escucha la voz de Ian Wright, se seca una lágrima de su cachete y dice "De verdad pensé que lo haríamos esta vez, saben."

Claro, Ian Wright cree que los jugadores que se niegan a una convocatoria de Inglaterra deberían explicarle sus razones a los padres de los soldados caídos, así que no podemos confiar en él para nada, jamás. Pero los ingleses se engañan cuando se trata de torneos importantes. Se permiten entrar a un estado de emoción alocado pensando que por fin ganarán algo este año, a pesar de los obstáculos llamados Alemania, España, y que su capitán se haya olvidado de cómo jugar futbol.

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Inevitablemente fracasan, ya sea bajo el heroísmo del soldado condenado de Italia 90, o el fracaso más amargo de la era de la austeridad que produjeron el año pasado en la Copa del Mundo. Después, se quejan de que Inglaterra es una mierda, lo cual es cierto (dadas las ventajas comparativas que disfrutan en el mundo futbolístico, por ejemplo, decir que crearon este deporte). Son como un niño que nace en un hogar con una cómoda y acogedora estabilidad económica que termina, inexplicablemente, dirigiendo la cuenta en redes sociales de British Gas.

¿Pero saben qué? Meterse a un torneo es ya un regalo. Es un privilegio. En primer lugar, ya son afortunados por estar ahí. En toda mi vida, ustedes han estado en las semifinales de la Copa Mundial de 1990; disputaron un emocionante empate en segunda ronda contra Argentina en el 98; en 2002 fueron derrotados por el que sería el campeón, Brasil, y por un estupendo tiro libre de Ronaldinho.

La Eurocopa también ha sido muy divertida. 1996, ¿se acuerdan? Despacharon 4-1 a los holandeses que presumían entre sus filas a Bergkamp, De Boer y Van der Saar. Sacaron a España en tanda de penaltis. El éxtasis y la agonía de aquella semifinal frente a Alemania.

Uno de los muchos, muchos equipos de Gales que no disputaron un torneo mayor. PA Images

¿Qué hay de los Three Lions? Tienen una canción pop de tres minutos dedicada a la dicha y desesperación de ser un seguidor inglés durante los torneos. Tienen la oportunidad de escucharla un verano sí y un verano no, permitiendo que una corriente de recuerdos caiga sobre ustedes con la esperanza de que esta vez logren algo, como un familiar perdido hace mucho tiempo que desapareció misteriosamente en la noche. Y todavía se quejan…no me chinguen.

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Sí, se quedan cortos con todo lo que acabo de mencionar, pero no me pueden decir que no fue divertido llegar ahí. Intenten colarse a un torneo mayor desde 1958. Aunque se lamenten por solo haber estado en los últimos 16, recuerden que al menos ustedes pudieron disfrutar la emoción de la expectación; la esperanza de que podría ser su torneo, la anticipación de quién formaría el equipo, el escándalo del partido inaugural, caminar entre una cantina repleta de seguidores igual de locos, encontrarse, aunque sea por un período corto de tiempo, en medio de un sentido tangible de nacionalismo, un fervor que hasta los meros meros del Partido de la Independencia del Reino Unido estarían dispuestos a compartir.

Estoy seguro que, entre tanto alarde, entre tantas imitaciones de Ian Wright, y la discusión intensa sobre la condición del pie de Wayne Rooney, jamás pensaron en los galeses. Tampoco esperaba que lo hicieran.

Pero si lo hubieran hecho, se habrían dado cuenta que no tenemos nada de eso. No quedamos sentados y vimos cómo lo disfrutaban; sentimos algo del escándalo de forma indirecta sin ser realmente parte de la ocasión. Fuimos mirones, espectadores, voyeristas. Estuvimos desde afuera viendo hacia dentro. Desde luego, disfruté un poco la canción Three Lions, pero fue concebida bajo un recuerdo folclórico al cual no tengo derecho. Para ustedes las lágrimas de Gazza son océanos culturales en los cuales nadan, pero para mi es solo un hombre de Newcastle que llora. Puedo verlo en conjunto si alguna vez me aparezco en St. James Park después de jugar contra Sunderland.

Quejarse de Inglaterra por ser una mierda es como ir a una fiesta, beber en exceso, divertirte en demasía, y después lloriquear por tener resaca al día siguiente. La agonía y el éxtasis, ¿verdad? ¿Alguna vez has tomado éxtasis y no haber sufrido un poco de agonía? No puedes tener lo bueno, sin lo malo. Solo un equipo cada cuatro años logra ganar la Copa del Mundo, y una vez más no serán ustedes porque han vendido su futbol doméstico a cambio de las glorias de una verdadera Premier League global. Así que tienen el privilegio de ver a Sergio Agüero y Alexis Sánchez todos los fines de semana, pero nunca verán a Rooney levantar un trofeo internacional. Ni modo.

Honestamente, no tienen idea por lo que hemos pasado. Para empezar, ni siquiera pueden concebir lo abrumador que todo ha sido, o el alivio que sentimos cuando finalmente calificamos para la Euro 2016 la semana pasada. Te quiero Inglaterra porque vivo en ti y estás llena de cosas, gente y lugares maravillosos, al igual que un montón de cosas, gente y lugares culeros que hacen que las cosa buenas lo sean aún más. Pero por favor, cuando la inevitable eliminación frente a Alemania en los cuartos de final de la Euro llegue el próximo verano, cállate y únete a nuestra felicidad por esta ahí. Solo porque ustedes no se la estén pasando bien, no significa que tienen que echarlo a perder para todos los demás.

@jimmy_weeks