Edgar Davids y su tormentoso año jugando en la quinta división de Inglaterra
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Edgar Davids y su tormentoso año jugando en la quinta división de Inglaterra

En 2012, Davids tomó la curiosa decisión de entrenar y dirigir al modesto Barnet. El resultado fue una historia agridulce, surrealista, y volátil

Hablando con un par de seguidores del Barnet en un viaje reciente al Hive, salió en la conversación el tema de la época de Edgar Davids en la conversación. A la primera mención del nombre, sus rostros se contorsionaron con medias sonrisas, y muecas, antes de que una risa angustiada llenara el ambiente. "Fue una época de locura", dijo uno. "Fue muy diferente de lo que había sido antes, y bastante frustrante al final. Cuando estábamos en la Legue Two (también llamada Football League, la cuarta división en Inglaterra), Davids fue un buen entrenador, y casi nos salvó del descenso. Cuando descendimos (a la quinta división), pareció perder un poco la cabeza y terminó siendo más una celebridad que un entrenador de futbol, más interesado en la línea de ropa, los patrocinios y la apariencia, que en el equipo".

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La frustración es quizás el tema que prevalece cuando los aficionados del Barnet hablan del paso de Edgar Davids por el club, aunque su legado en la periferia del norte de Londres ciertamente queda sujeto a la intepretación. Estos son los hechos: en octubre de 2012, con el Barnet como principal prospecto para el descenso en la Football League, se logró convencer a Davids para integrarse al club como entrenador-jugador junto a un Mark Robson en crisis, y así fue como llegó a liderar un equipo que no había ganado un solo partido desde que la temporada empezó. Luego de hacerse de la capitanía, inspiró una mejora significativa entre sus compañeros a través de sus actuaciones, su presencia motivacional y la fuerza de su personalidad, con lo que pronto se hizo cargo él solo del equipo cuando llegó el inevitable despido de Robson luego de un par de meses. El equipo entró en una racha decente pero, en un cruel vuelco de la fortuna, el Barnet descendió en el último día de la temporada luego de una derrota con el Northampton Town que coincidió con una victoria del Wimbledon, que era su rival directo por el descenso. Al final, fue el déficit que ya tenían lo que los condenó al descenso, y los 51 puntos con que terminaron han sido la cantidad más alta para un equipo que desciende de la League Two.

Cuando Davids llegó por primera vez a Underhill, con el Barnet viviendo la última temporada en su histórico campo, la emoción era palpable entre los seguidores. Los aficionados del Barnet fueron los primeros en aceptar que el club era uno de los menos atractivos de Londres, y atapado entre las zonas de influencia de los ilustres Arsenal y Tottenham, no es frecuente que el Barnet se robe los titulares o genere atención en la prensa nacional. Davids había sido un punto de quiebre para los Spurs apenas un par de años antes y, con pasos distinguidos por el Ajax, la Juventus y el Barcelona, probablemente haya sido el jugador de más alto perfil en llegar a Barnet, aunque se acercara ya a los 40 años de edad. Aunque los aficionados ya habían visto varias estrellas en decadencia pasar por el club, no era algo de todos los días que un ganador de la Champions League llegara a Underhill, especialmente no uno que recorriera de arriba a abajo el campo notablemente inclinado vistiendo el jersey naranja y negro.

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En ese entonces, cuando llegó al club, era difícil encontrar alguna desventaja en la decisión de Davids. Cuando ofreció sus servicios porque quería "ayudar al futbol inglés", parecía una decisión admirable. Apegado a la norma cultural del futbol holandés, iniciaba su carrera como entrenador en un club modesto, buscando ir escalando en base al mérito ayudando a mejorar a un equipo de poca importancia. Davids había vivido en la zona por varios años, y el trabajar con el Barnet como voluntario parecía, más que nada, una contribución a la comunidad. Su llegada le dio al club una plataforma nacional, y una oportunidad de capitalizar, tanto en lo económico cono en lo psicológico, con la presencia de un nombre respetado a nivel mundial.

Desafortunadamente, parecía haber un cierto halo de complejo de superioridad en Davids, quizás en parte entendible por su amplo historial en la cumbre del futbol. En una entrevista con Goals on Sunday, dio de que hablar cuando se describió a sí mismo sentado en la banca del Barnet y pensando: "¿Sabes qué? ¡Soy el cabrón Edgar Davids!" Cuando terminaba la estancia del Barnet en Underhill, era un mal equipo sacando resultados pobres en un estadio destartalado. Aunque Davids fue cuidadoso de no ser condescendiente o de adoptar una actitud paternal con la institución una vez que se hizo cargo de tiempo completo, él mismo sabía que le hacía un favor al club. Aun así, con o sin medalla de la Champions League, su glorioso pasado tuvo mucho peso a la hora de enfrentar las realidades de esa difícil temporada. Cuando se confirmó el descenso del Barnet en la más cruel de las circunstancias, Davids hizo lo que parecía más decente y declaró que se quedaría con el equipo sin importar lo que pasara. Descender de la Football League fue especialmente traumático porque era la última temporada del Barnet en Underhill, y David decidió apoyar al equipo en un momento extremadamente difícil. Su nuevo campo, el Hive, le quedaba considerablemente más lejos a Davids, y es posible que no haya considerado a su nueva casa con el mismo apego que los desvencijados confines de Underhill. Además, puede que no haya encontrado el mismo entusiasmo para dirigir y jugar en la Conference (quinta división inglesa), con partidos contra equipos como el Wrexham, el Salisbury o el Gateshead en el calendario. Cualquiera que hayan sido sus razones, desde el inicio de la temporada 2013/14, su relación con el club se volvió inestable y pronto comenzó a resquebrajarse.

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Justo antes de que iniciara la temporada, Davids anunció su intención de portar el número 1 en la camiseta, el que normalmente le corresponde al portero, Graham Stack. Hablando con Graham por teléfono, me dice que él no tuvo problemas con la decisión, aunque cree que eso pudo haber mandado un mensaje equivocado. "Yo venía de una gran temporada, y tenía un número de sustituto", recuerda. "Creo que era el 21. Edgar me lleva con el utilero una mañana y me pregunta cuál número quería yo usar. Le dije que en realidad no me importaba, y me preguntó: '¿Te importaría si yo uso el 1?' Le dije que él era el entrenador, y que podía usar el que él quisiera.

"Y así fue, obviamente, terminó usando el 1. Al final, quizás eso no de una buena imagen de él, aunque no se si era un tema de ego, o de que quería hacer las cosas de forma diferente", agrega Graham. "Eso no lo convierte en una mala persona, pero creo que quería demasiado que el protagonismo estuviera en él. Definitivamente, hizo que la gente hablara, aunque creo que probablemente, la gente decía las cosas equivocadas".

Ciertamente, la elección del número en la camiseta fue vista como una preferencia peculiar por los aficionados, y muchos lo tomaron como un signo de egocentrismo. Para ser justos con Davids, debe notarse que el precedente de centrocampistas usando el 1 fue el también holandés, Ruud Geels, en la Copa Mundial de 1974. Sin embargo, la percepción de que Davids estaba perdiendo la cabeza se fortaleció con sus actuaciones cada vez más erráticas, y por el hecho de que recibió tarjetas en los primeros ocho juegos de la temporada, una racha que incluyó tres expulsiones. También negoció con el club de que él no viajaría a los partidos de gira que estuvieran en ciudades distantes, a pesar de ser un titular del primer equipo y de jugar en la posición que él quisiera.

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No fue sorpresa, entonces, que ese comportamiento lo empezara a alejar de los aficionados del Barnet y que amenazara con consumir su crédito de liderazgo. Aunque estaban complacidos de tener un jugador de tan alto perfil en su equipo, su gratitud no incluía a Davids exponiéndolos al ridículo con sus impulsos temperamentales. Su atractivo nacional empezó a jugarles en contra en circunstancias que eran cada mas nocivas, con el Barnet convirtiéndose en tema de discusión nacional por las razones equivocadas. Había reportes de tensión dentro del equipo así como rumores del desapego de Davids, aunque algunos sugerían que dejaba en segundo término su trabajo en el Barnet para cumplir con otros compromisos más glamorosos. Para alivio de la mayoría de los aficionados, Davids se dio cuenta del rumbo al que se dirigía el equipo en enero. Parecia poco probable de que el Barnet encontrara el ritmo para entrar a la postemporada, o de lograr el ascenso, así que hizo lo honorable y ofreció su renuncia.

Aunque sería facil caracterizar el paso de Davids por el Barnet como un desaire al futbol de divisiones inferiores por parte de un ex estrella arrogante y egocéntrico, quizás sea algo injusto para un hombre que se expresaba en la única forma que conocía. Su paso por el Barnet fue extraño, surrealista e increíble a la distancia, pero Davids era un personaje excéntrico que merodeaba en la delgada línea entre el genio y la locura. Ese fue un rasgo característico de su actractivo como jugador, y nunca iba a cambiarlo. Por el otro lado, hay un número significativo de aficionados al Barnet que recuerdan su paso con cariño, pues el paso del tiempo y los éxitos posteriores del equipo han suavizado el recuerdo. Aunque las cosas no le salieron bien a Davids en el Barnet, nadie puede asegurar que su paso por el equipo haya sido predecible, o que se vaya a olvidar pronto.

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Hablando con los aficionados a través del popular foro Only Barnet, pareciera que sigue habiendo mucha admiración hacia Davids, y algo de nostalgia hacia su forma agresiva de dirigir, aunque no por la indisciplina y volatilidad que vino con eso. En respuesta a una pregunta sobre el legado del Pitbull, un aficionado escribió: "Para empezar fue sorprendente. Recuerdo que mi abuelo me llamó desde Italia cuando salió la noticia allá y dijo: 'Edgar debe tener problemas grandes de dinero para ir a un equipo como el Barnet. Debe estar en drogas'". El dinero no era la motivación de Davids, tampoco las drogas, cuando llegó al club. Los aficionados lo siguen admirando por ofrecer su servicio, y al menos, intentar marcar una diferencia. "Qué momento para el club, y no recibía salario", escribió otro aficionado. "Algunos hablarán de su regimen estricto y de esperar mucho de los jugadores de la League Two o de la quinta división, pero fue una gran emoción ver a Edgar en Barnet, y además, casi nos salvó de una posición imposible".

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Aunque hay críticas considerables a Davids, siempre están matizadas por recuerdos entrañables y anécdotas. "En su primera temporada, hubo muchos juegos en los que fue el Hombre del Partido, y era una delicia verlo", agrega un aficionado. "Por un periodo corto de tiempo, tuvimos más ganadores de la Champions League que los Spurs y el Arsenal juntos, se jugó un gran futbol de tiki-taka, y casi logramos uno de los grandes escapes. En su primera temporada, fue algo especial. Dicho lo anterior, la temporada siguiente fue una farsa".

Hay también varias anécdotas personales sobre la decencia de Davids tras bambalinas, desde su disposición para firmar autógrafos y hablar con los aficionados después de los partidos, hasta su aliento a los jugadores jóvenes, además de su decisión de ayudar a un grupo de aficionados a los que se les había descompuesto su autobús en su regreso de Accrington Stanley. Luego de ver a los aficionados varados en la carretera, Davids envió al transporte del equipo para que los trasladara a la estación de servicio más cercana, a pesar de retrasarse a sí mismo y a sus jugadores con la decisión, pero no sin antes invitarle una ronda de café a los aficionados. Aunque se ganó la reputación de egocentrista sobre el campo y en el banquillo, su capricho de quedarse con la camiseta número 1 no es completamente una metáfora de su paso por el club. En realidad, al ver hacia atrás, uno sospecha que quizás estaba intentando imponer un mayor sentido de disciplina en el equipos con sus, a veces alocados, despliegues de autoridad. Parece como que tenía la mejor de las intenciones y que intentaba genera una diferencia positiva, a pesar de sus formas mal entendendias que friccionaron de forma equivocada con mucha gente.

Davids pudo haber sido volátil y caprichoso en sus métodos, pero no del tipo de los que sacrifocan sus ideales. En términos de su aproximación al juego, su actitud decidida fue quizás su propia penitencia. Quería inspirar una revolución inmediata en el club, y por eso, puede ser culpable de que haber querido hacer mucho en muy poco tiempo. Por eso, a pesar que sintieron alivio de verlo marcharse cuando lo hizo, hay muchos aficionados que se siguen preguntando sobre lo que pudo haber sido si el Barnet hubiera sobrevivido esa primera temporada con Davids. Para el resto de nosotros, observando desde afuera, el paso del holándes por la cuarta y quinta divisiones due un capítulo brillante, pero a la vez bizarro en la historia del futbol inglés. Aunque fue caótico, irreal y a veces una completa debacle, parece una lástima que haya terminado tan pronto.

Algunas citas de los aficionados han sido ligeramente editadas para fines de claridad.

@W_F_Magee