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Paso a paso Michoacán se libera de ‘Los Caballeros Templarios’

En Los Reyes y otros puntos, los jóvenes de las autodefensas también reportan tener más atención… de las chicas.

Grupo de comunitarios en una barricada de Peribán. Todas las fotos por Alessandro Parente.

“Vienen y te piden la cuota, ¿cómo crees? Si estoy pagando impuestos, ¿de dónde saco eso?, pero se los tengo que dar a la voz de ya, si no me expongo a que me levanten, o le hagan algo a mi familia”, dice el dueño de un bar en Los Reyes, liberando un odio reprimido, y quien por primera vez se atreve a hablar de lo innombrable.

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De ese mismo odio reprimido mucha gente de Los Reyes, Michoacán, se comienza a expresar en lugares públicos ante los oídos y ojos de todos. Se habla de una sobrina violada, un hermano levantado, una huerta de aguacate arrebatada, una familia corrida de su propia casa o desplazada de su pueblo y todo a la luz del día porque nadie, hasta la entrada de las autodefensas a Los Reyes el pasado martes 28 de enero, se atrevía a hablar de su mayor miedo: Los Caballeros Templarios.

Las mujeres de Los Reyes asisten con alegría a los discursos de los comunitarios.

Las autodefensas han seguido en avance por Michoacán, después de Los Reyes se supo que llegaron al municipio de Tocumbo y enseguida a otras zonas de la región en donde Michoacán colinda con Jalisco. Pero lo más reciente es el ingreso de las autodefensas a la cabecera municipal de Apatzingán, uno de los bastiones de Los Caballeros Templarios en las tierras michoacanas.

Un comunitario entra en una casa recién liberada. Los templarios ya se habían ido de la propiedad y robado los muebles.

José regresa a su casa, la que le habían quitado los templarios. Ha regresado con su familia para mostrarles que las cosas están bien.

Él había participado en la recuperación de la casa, en la que los templarios ya se habían escapado y se habían llevado todos los muebles, y mientras su hijo inocentemente dice que se la robaron, en la cara de la mamá de José se percibe un sentimiento de tristeza al borde de las lágrimas: “Ya no es más la casa que hicimos con el sudor de nuestra frente, ya no quiero entrar otra vez en esta casa, porque muchas cosas feas han pasado aquí”.

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La mamá de José regresa a su casa después de que ha sido recuperada por las autodefensas.

En una barricada de Peribán, sin miedo, los autodefensas se suben a sus camionetas y arrancan en madriza hacia los bosques; tienen reporte de que ahí se esconden sospechosos de ser templarios. “Si aquellos cabrones no vienen por acá, pues nosotros vamos por ellos”, alguien amenaza. Detrás de la barricada de donde partieron todo vuelve a la tranquilidad, hay quien se come un taquito, hay quien se duerme una hora, y hasta un detenido intenta escaparse. Pero su fuga se acaba muy pronto, bloqueada por un joven de la autodefensa ganoso de un poco de acción.

Un joven de la autodefensa después de la toma de Peribán.

En otra barricada de la misma ciudad, un puntero o halcón, se entrega voluntariamente. Cuenta haber caminado tres días por los montes desde Apatzingán. Cuando le preguntaron qué día era no supo qué contestar. Se les escapó a los templarios porque sentía que ya se iba a morir, le habían puesto la camiseta blanca de los comunitarios o autodefensas para ejecutarlo como lo han hecho anteriormente.

“Si no te matamos te vamos a degollar”, le habían dicho; los autodefensas le ofrecieron refugio.

Por otro lado, los chicos que deciden apoyar en los puntos de control de autodefensas ahora tienen llaman la atención de las chicas. Muchachas pasan por las barricadas y le sonríen a los jóvenes, fuertes y armados para defender a su pueblo, algunos de ellos alardean con tener una novia en cada pueblo que han liberado. Ésta también ha sido una forma de motivación importante para seguir en pie de lucha.

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Un joven comunitario aprovecha la presencia de otros compañeros para dormir una hora.

Jesús, un joven de 22 años, porta un rifle R-15 que lleva grabado “El Limoncito”. Dice Jesús que este rife que trae en sus manos se lo quitó a los templarios en un agarre que tuvieron en el pueblo de El Limoncito.

Jesús es un joven que va en avance con las autodefensas en Michoacán. Hay mucha gente que ahora les agradecen a Jesús y a las autodefensas por hacer justicia, la que el mismo gobierno no había podido hacer en mucho tiempo.

Cuando llegaron los autodefensas a Los Reyes, su representante, Estanislao Beltrán, mejor conocido como Papá Pitufo, tenía todas las cámaras del mundo encima, y había algunas chicas guapas alrededor, que decían “Qué guapo”. Otras hasta se emocionaban bastante por ver a aquel hombre hablando fuerte y abierto de los innombrables, diciendo que no quería a más templarios en el pueblo.

Mary es parte de las autodefensas desde febrero de 2013, cuando se levantó Buena Vista.

En este levantamiento armado, las mujeres juegan un papel importante, porque mientras las parejas de los templarios pasean por el pueblo con los ojos y los oídos bien atentos para entregar la información que pueden recoger, también entre los comunitarios hay muchas chicas que están entregadas a la lucha, las más valientes cargan un rifle y otras se arman con lo que pueden.

La muerte tatuada en la pierna de un miembro de las autodefensas.

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Cuando le preguntamos a un comunitario qué es la cosa que trae siempre consigo y que le da suerte en los momentos de riesgo, él sonrió, y nos mostró el tatuaje que lleva en su pierna: es la muerte con su guadaña. De la misma manera muchos otros traen esta representación tatuada o la muestran de otras formas, algunos hasta hacen rituales para ella, porque es la manera de perderle el miedo y tenerle confianza, ya que según ellos, es lo único seguro en la vida. En las barricadas se respira un ambiente optimista y el argumento de la muerte no es tabú, aunque todos están conscientes que podría llegar en cualquier momento.

En pueblos que se han levantado en armas los hombres viejos —o “viejones” como les llaman en la Tierra Caliente michoacana— enseñan a los más jóvenes a ser responsables y cuidar su territorio, a tener templanza y respeto para portar un rifle en sus manos.

Pedro se dirige a un reten recién instalado en Los Reyes.

Pedro, un viejón del municipio de Tancítaro, cuenta con un nudo en la garganta que durante los 15 años que estuvo en prisión, le mataron a varios familiares, y cuando salió libre hace un par de años, él y sus hijos fueron perseguidos y amenazados de muerte en varias ocasiones por los templarios, por eso ahora apoya esta lucha para poder vivir en libertad, sin tener que estarse escondiendo de pueblo en pueblo y vivir bajo amenaza.

Pero el tráfico y consumo de drogas en Michoacán sigué y seguíra. En los pueblos liberados de los templarios, y con la esperanza de que en un futuro no exista un único gran cártel, ya se habla de que en algunas pequeñas huertas ya germinan plantitas de mota.

Si es así, y si Los Templarios van de salida, puede que surgé una cultura de auto-cultivo para consumo propio. Pero si crece más, entonces, ¿quién controlará ese cultivo?

Un joven comunitario muestra con orgullo su arma.