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iExpress la primera red social del mundo para reclusos

La implementación de internet en centros penitenciarios, podría evitar que los condenados pre-era-digital pierdan la cabeza ante el exceso de desayunos publicados en Instragram.

Un puente ha sido construido entre los prisioneros del mundo y el universo exterior. Y no precisamente por la legión de enloquecidas fanáticas de Jeremy Meeks, que intentan romper los muros para ponerle las manos encima. Los reclusos de mundo han entrando al ciberespacio. El contrabando de smartphones está incrementando y las imágenes que nos llegan tras los barrotes no parecen tan perturbadoras como Lockup nos lo hizo creer. Hasta Wiz Khalifa ha entrado en la onda.

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Además, hay una nueva ola de cárceles que ya cuenta con internet. Sobre todo en Europa, pero la moda se extiende hasta las comodidades australianas. Es el caso del Alexander Maconochie Center, la primera cárcel “human rights” de Australia. El argumento a favor del uso de tecnologías de la comunicación al interior de los centros penitenciarios, se basa en estudios que sugieren que las redes sociales facilitan la resocialización de los prisioneros. Adicionalmente, su implementación podría evitar que aquellos que fueron encarcelados antes de la era social media, pierdan el control ante la cantidad desayunos publicados en Instragram.

iExpress es supuestamente la primera red social para reclusos y fue lanzada recientemente en Australia. Teniendo en cuenta los actuales límites legales, las redes sociales para prisioneros no son una idea tan simple como entregar unos cuantos portátiles. Se requiere algo de creatividad. A través de un sistema de cartas ­–a la manera de la correspondencia antigua–, iExpress le permite a los reclusos crear perfiles en línea y comunicarse con internautas de todo el mundo.

Tuve un encuentro con su fundador, Brett Collins, para averiguar más sobre la entrada de reclusos al ciberespacio.

VICE: Hola Brett. ¿De qué va todo esto?

Brett Collins: Queríamos crear un nuevo campo en el ciberespacio que pudiera contribuir a la sociedad. El efecto psicológico de la vida en prisión puede sobrellevarse mejor al potenciar el tiempo muerto de las celdas. Al darle a los reclusos herramientas para poner a prueba sus ideas y retroalimentarlas con otros, son más propensos a asimilar su experiencia tras ser liberados.

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Creo que es algo que inicialmente debería venir del gobierno, pero los servicios correccionales están principalmente ocupados en evitar escapes. Así que nunca lo consideran.

Entiendo que en gran parte de Australia es ilegal el uso de internet por parte de reclusos.

El acceso a internet solo es permitido en las cárceles del territorio de la capital australiana. Fuera de él, las prisiones australianas no permiten computadores ni smartphones. Entonces les pedimos información a los reclusos para crear sus perfiles. Luego imprimimos los mensajes que han recibido en sus páginas y se las hacemos llegar.

Pero, ¿no son las redes sociales algo muy banal? ¿Por qué son tan importantes para los prisioneros?

Precisamente para añadir algo de profundidad a la forma en que se perciben. La gente tiende a definir a los presos a partir de su crímenes, “el ladrón, el asesino”. Es una evaluación unidimensional, basada en el veredicto de un juez. Se les anulan sus habilidades y aspiraciones. Ahora la gente puede ver que hay algo más de estas personas, de hecho, que están haciendo un esfuerzo por redimirse.

Se ha dicho que la internet es un derecho fundamental. La cárcel es un ambiente restrictivo –en Australia los reclusos gastan 18 horas encerrados en su celda–. Ese tiempo debería ser usado en algo más productivo, tanto para su bienestar como para su inminente liberación.

¿Qué te llevó a crear iExpress?

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Pasé diez años en prisión en los 70 y desde entonces he estado trabajando para esa comunidad.

Escuché que iExpress está siendo investigada por los servicios correccionales.

Están preocupados por que las víctimas se puedan sentir resentidas porque los prisioneros tengan un canal para ser escuchados. Les hemos asegurado que este no es el caso. En realidad, también ofrecemos asesoría para la organización de las víctimas.

Las víctimas quieren sentirse seguras, pero les es útil también entender por qué ese recluso les hizo daño en un primer momento. Las opiniones de los prisioneros en iExpress han sido de mucha ayuda para algunas víctimas. A menudo, los reclusos expresan su culpabilidad y remordimiento y eso puede ayudar a aliviar el trauma y el dolor de la víctima.

¿Ha habido otros obstáculos?

Recientemente un desafío salió a flote. Al principio queríamos manejar las cosas como un correo común: completa libertad de expresión hacia el exterior y nada de cosas ilegales. A pesar de eso, hemos recibimos algunos correos agresivos. Si los dejamos entrar, estaríamos vilipendiando a los reclusos.

Así que decidimos introducir la misma censura que Facebook, es decir, cero abuso, amenazas y difamación. iExpress pretende ser una plataforma positiva.

Entonces en efecto están censurando los mensajes que vienen del público. ¿Y del otro lado, del de los prisioneros?

Algunos reclusos se adentran en muchos detalles sobre la naturaleza de sus crímenes o hablan de ellos mismos de manera despectiva. Les sugerimos que lo editen si consideramos que promociona una imagen dañina. Por otro lado, les damos vía libre para que miren sus perfiles completos.

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¿Cómo previenen las potenciales comunicaciones entre ellos y organizaciones criminales?

No se permite nada ilegal, lo mismo que con las cartas. No hay más potencial en iExpress que en una carta convencional. Si los reclusos incurren en esto se les advierte, y si reinciden se los veta.

¿Se nota alguna tendencia en los usuarios?

Hay un mayor interés por parte de los reclusos más educados. Son ellos los que han captado y entendió el potencial que hay en esto.

Val Chalker –la hermana de Yvette Tathbone, una mujer asesinada en Sydney–, se pronunció en contra de la idea. Dijo que el asesino de su hermana, John Meyn, “debía enfrentar lo que había hecho en vez de tener un foro público para expresar sus puntos de vista”. ¿Qué piensa?

John Meyn tiene dos niños y paga cadena perpetua. Cometió un error fatal, aunque creo que su perfil promueve un mensaje positivo. Al final del día, a la comunidad le gusta saber que después de su sentencia esa persona no volverá a repetir su error. Creo que ese tipo de perfiles pueden reforzar esa idea.

Algunas víctimas preferirían que el victimario estuviera muerto. Es un sentimiento entendible. La realidad es que el dolor es algo que las víctimas deben superar personalmente. Entre más rápido lo puedan hacer, más rápido pueden seguir con sus vidas. Los delincuentes cuentan aún con ciertos derechos que no pueden ser socavados por las víctimas.

Hay muchos estudios que demuestran el efecto positivo de internet sobre los reclusos. ¿Cree que habrá acceso completo a la red en las prisiones dentro de poco?

Absolutamente. Tenemos la seguridad de que habrá cobertura en toda Australia y el mundo entero. Los estudios apuntan hacia un resultado muy positivo del uso de las tecnologías de la información en las prisiones. Hasta que termine de introducirse esa idea, iExpress seguirá siendo un puente entre el mundo digital y las correccionales.

Puedes ver el sito oficial de iExpress aquí.