FYI.

This story is over 5 years old.

Rio 2016

Las gimnastas extremadamente delgadas ya son cosa del pasado

¿Por qué el equipo estadounidense de gimnasia ha dominado todas las competiciones en los Juegos? La respuesta tiene que ver con la musculatura y rebelarse contra lo "femenino".
Photo by Andrew P. Scott-USA TODAY Sports

Sigue a VICE Sports en Facebook para descubrir qué hay más allá del juego:

Simone Biles y Aly Raisman han destacado en las pruebas de suelo gracias a la revolución que han llevado a cabo en la gimnasia. La llave del éxito es sencilla: sus músculos.

¿Por qué el equipo de Estados Unidos domina la gimnasia femenina? Parte de la respuesta es que tienen dinero y por lo tanto acceso a mejores aparatos, a la vez que muchos de los sistemas de entrenamiento de Europa del Este se han venido abajo desde la caída del comunismo.

Publicidad

Más JJOO: El milagro de los ancianos que entrenan a campeones olímpicos

Pero esto no explica por qué las atletas de los demás países no están tan musculosas como las estadounidenses —al fin y a cabo, no se necesita tanto dinero para hacer sentadillas—. La respuesta tiene que ver con la persistente idea de lo femenino que rodea a este deporte.

Durante mucho tiempo, la gimnasta ideal era aquella que "lucía" un físico extremadamente delgado. Y es que la gimnasia tiene su base en la proporción fuerza-peso. Debían ser lo suficientemente fuertes para elevar su cuerpo o lo suficientemente ligeras para que no sea complicado hacerlo.

Y durante años, las gimnastas optaron por la segunda opción. Un reflejo más de la presión social a la que están expuestas las mujeres para ser delgadas, delicadas, inocentes y jóvenes. La gimnasia ha mantenido esa imagen, desde los peinados hasta la música de cada rutina o los maillots. Todo clásico y tierno como esta rutina de suelo de Oksana Omelianchik en 1985.

A principios de los 90, cuando la gimnasia comenzó a llamar la atención en EE.UU, las gimnastas olímpicas tenían menor tamaño. La rusa Tatiana Gutsu y la estadounidense Shannon Miller, medallistas de oro y plata en la prueba por equipos en los Juegos de 1992, pesaban menos de 34 kilogramos.

Ese mismo año, durante los meses previos a las olimpiadas de Barcelona, Kim Kelly obtuvo una plaza en el equipo estadounidense, pero justo antes de los Juegos la echaron. Kelly escuchó los rumores de que había sido por sus pechos y su cadera. "A Bela no le gustaba mi tipo de cuerpo, fue por eso", comentó refiriéndose a Bela Karolyi, la entrenadora estadounidense.

Publicidad

En aquel entonces, Knight Ridder explicó que "según Karolyi la medida ideal del cuerpo de una gimnasta era entre 1.40 y 1.47 metros, y pesar de 34 a 39 kilos".

Un artículo sobre Bela Karolyi en el Texas Monthly condena la crueldad de la gimnasia con la jóvenes atletas. Entre muchas otras perlas, decía que las gimnastas no tiene tiempo para "tener novio" porque están muy ocupadas con el deporte. Sexismo.

Mientras cualquier adolescente reza para tener una figura completamente desarrollada, las gimnastas ven la pubertad como su máxima enemiga. A este nivel, algunas chicas dicen que tener caderas prominentes podría disminuir su rendimiento y arruinar sus carreras deportiva.

La suya es una lucha contra el tiempo, en la que tienen que alcanzar su mejor nivel antes de que sus cuerpos las traicionen. Hasta ahora, las mejores gimnastas comenzaban a conseguir su mejor nivel a los catorce años y se retiraban abruptamente a los 17 o 18 años.

La preferencia por aparentar estar aún en la pre-pubertad poco tiene que ver con la habilidad para hacer mejores giros. Algunas gimnastas eran elogiadas por tener "apariencia internacional", y esto les ayudaba a sumar puntos con los jueces. Supuestamente, para conseguir parecer "internacionales", las gimnastas debían tener una forma limpia y fresca, lo que para muchos significa máxima delgadez.

Pero todo cambió hace una década cuando la gimnasia femenina adoptó un nuevo sistema de puntuación. Adiós a las desventajas. El nuevo sistema otorga más puntos dependiendo de la dificultad de los movimientos.

Publicidad

Las nuevas reglas premian la fuerza que se requiere para suspenderse en el aire mientras se gira o se da vueltas. Las puntuaciones son más objetivas porque los jueces tienen menos posibilidades de calificar en base en la estética.

El resultado más obvio es que las carreras de las gimnastas ya no terminan a los 16 años. Simone Biles tiene 19 años, Aly Raisman 22 y Gabby Douglas 20. Sólo Laurie Hernandez tiene 16 años y acaba de hacerse profesional.

El equipo estadounidense es famoso por su exigente entrenamiento, por eso son capaces de dar dos vueltas en el aire con las piernas extendidas al final de su rutina de suelo. El resto de atletas llegan a este punto sin fuelle ni fuerzas.

Biles realiza el mismo movimiento pero con un giro adicional al final. Parece flotar en el aire y muchas de sus contrincantes tendrían problemas para hacer el mismo movimiento hasta en un trampolín.

La diferencia entre las piernas de Biles o Raisman con las piernas de la rusa Aliya Mustafina —bronce en la prueba individual— es muy clara.

El entrenador de Mustafina en las olimpiadas de 2012, Alexander Alexandrov, fue sustituido por embarcarse en una lucha política por el control del programa ruso. Desde entonces ha estado entrenando al equipo brasileño y desde su nuevo puesto mostró su decepción por los músculos de las rusas.

Raisman, arriba, y Mustafina, abajo. Fotos de Robert Hanashiro y Robert Deutsch, USA TODAY Sports

"Los cuerpos hermosos están bien", continuó Alexandrov. "Pero si no tienes fuertes las piernas no podrás ejecutar rutinas difíciles y a parte puedes sufrir más lesiones".

Publicidad

Mustafina y su compañera Maria Peseka sufrieron dolores de espalda y durante la competición iban haciendo muecas de dolor. Las otras dos gimnastas rusas con opciones estaban lesionadas para ir a Río. El equipo ganó la plata en la prueba por equipos, pero terminó detrás de los Estados Unidos por más de ocho puntos.

En China —equipo que ganó el bronce— la estrategia siempre ha sido tener gimnastas muy delgadas y antes de los Juegos de 2012 la televisión mostró imágenes de las gimnastas usando pantalones de plástico para sudar y bajar de peso. Tienden a especializarse en barras, modalidad que requiere movimientos más finos y menos poderosos.

En suelo prefieren dar giros antes que vueltas y Shang Chunsong lo ejemplifica a la perfección.

El enfoque del programa estadounidense en la fuerza no es la cura para todos los problemas de las deportistas. Algunas gimnastas siguen teniendo problemas con trastornos alimenticios y durante los primeros días de la competición la gimnasta mexicana Alexa Moreno fue blanco de burlas por su cuerpo.

El escenario es casi siempre el mismo en un mundo en el que las mujeres viven controladas por una cultura que las evalúa por su apariencia. El énfasis extremo en lo femenino sigue prevaleciendo. Las gimnastas se han vuelto más musculosas pero sus maillots se han vuelto más llamativos y coloridos, para simular esa feminidad que se les exige.

La mayoría de las gimnastas de élite se han dado cuenta que la musculatura es el camino para conseguir resultados y los equipos de Brasil y Gran Bretaña han subido en la clasificación gracias a sus poderosos saltos. Hace veinte años todo esto habría sido imposible. Ahora solo nos queda esperar a que la sociedad sea igual de progresista que la gimnasia.

Puedes seguir a VICE Sports en Twitter @VICEsportsES