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Rio 2016

Los Juegos Olímpicos están salvando las vidas de los animales callejeros de Río

Los Juegos Olímpicos han mejorado la vida los animales callejeros que abundan en Río, pero el horizonte no parece ser igual de esperanzador.
Photo by Aaron Gordon

Después de la puesta de sol sobre el famosos Maracaná el lunes por la noche, dos mujeres oriundas de la ciudad depositaron comida de gato sobre una pedazo de cartón. No pasó mucho tiempo para que una docena de gatos de la calle emergiera del edificio cercano. Miraban a los humanos con sospecha, de la forma que los gatos miran todo sospechosamente, pero al final se acercaron para probar un poco conforme sus amigos se juntaban.

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No muy lejos de ahí, Jackson Ferreira, dueño de un negocio de control animal, colocó una trampa con algo de comida en la parte trasera de la jaula. Después, Ferreira se paró a seis metros de distancia y sostuvo un pedazo de hilo amarrado a la puerta. Cuando dos de los gatos reunidos entraron a la jaula, jaló el hilo y la puerta se cerró. Los gatos se asustaron, intentaron regresar pero chocaron contra la puerta, y comenzaron a rasguñar la jaula. Ferreira puso encima una cobija y la subió a su camioneta.

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A juzgar por el vehemente comportamiento de los gatos, jamás te imaginarías que Ferreira, quien trabaja para el Departamento de Sustentabilidad de los Olímpicos, estaba ahí para ayudarlos. Danielle Bambace de World Animal Protection de Brasil, quien también estuvo presente para documentar las capturas, me dijo que el área del Maracaná no es un lugar seguro para los gatos. Algunos fanáticos de futbol los consideran malos augurios. Tanto los fans como los trabajadores del estadio son bien conocidos por matar gatos si los encuentran los días cuando hay partido, a veces de una forma brutal. Bambace comenta que en la primera inspección de la zona, encontraron cerca de 60 gatos muertos alrededor del estadio. Además, los gatos se reproducen rápidamente por estos lares. Antes de los Olímpicos, había unos 100 gatos en las afueras del estadio. En cuestión de meses, Bambace calcula que podría haber 500 o 600 felinos.

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Aquella noche, Ferreira atrapó diez gatos que serán esterilizados y alimentados, y cualquiera que necesite asistencia veterinaria la recibirá antes de ser liberados a una zona especial para gatos, en los alrededores de las instalaciones del Maracaná, equipada con zonas de juego que esperan pueda mantenerlos a salvo incluso después de la conclusión de los Juegos Olímpicos.

Ferreira había tenido en la mira por años esta colonia de gatos, pero el dinero nunca había estado disponible para lidiar con el problema de una forma humana. Por esto, Ferreira se siente como uno de los atletas olímpicos, ya que él también tuvo que esperar años para conseguir una de sus metas que había añorado por tanto tiempo. "Sin los Olímpicos no habría pasado", comentó.

Cuando el COI habla del legado de los proyectos olímpicos, tienden a describir instalaciones públicas capaces de transforma la vida de millones de personas. En realidad, los proyectos con estas proporciones tan grandes nunca logran alcanzar lo que se dice en teoría. Río 2016, con todo y sus asociaciones públicas y privadas que casi por completo benefician al sector "privado", se está quedando sin la credibilidad de sus proyectos a largo plazo. Sin embargo, el programa de sustentabilidad animal está funcionando.

En noviembre del año pasado, Rosângela Ribeiro, directora de los programas veterinarios para World Animal Protection (WAP), mandó un correo electrónico al Departamento de Sustentabilidad de Río 2016 solicitando los planes que se tenían para lidiar con los perros y gatos callejeros que se encontraban en los alrededores de los recintos olímpicos. En unas cuantas horas, el departamento la invitó a una reunión. Ribeiro conversó durante cuatro horas, preguntando qué tenían planeado hacer, pero por lo que recuerda no pudieron darle respuesta, ya que no existía un plan como tal.

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En los meses siguientes, WAP trabajó con los organizadores en la creación de un plan comprensivo para tratar de forma humana a la vida salvaje y a los animales domésticos que se encontraban en los recintos, al igual que para solucionar los problemas de sobrepoblación de animales callejeros en las inmediaciones del Maracaná. WAP no recibe un solo centavo de manos de los organizadores de Río 2016, pero éstos sí cubren los costos de las trampas, esterilización, alimentación y cuidados veterinarios.

WAP y Río 2016 tenían planeado anunciar su trabajo en conjunto el 22 de junio, hasta que un soldado brasileño mató a un jaguar de un disparo en la ceremonia de la antorcha olímpica en Manaus ese mismo día. La historia se dio a conocer rápidamente como una anécdota más de las preparaciones a medias de los Olímpicos de este año. WAP no se enteró del incidente con el jaguar, y Bambace dice que de haberlo hecho, "no habría pasado". Pero por los encabezados internacionales que surgieron, decidieron aplazar su anuncio unos días más. El 26 de junio, el sitio oficial de Río 2016 publicó un artículo con el encabezado "Los gatos callejeros también son bienvenidos en Río" sobre la iniciativa.

Bajo la recomendación de WAP, el Departamento de Sustentabilidad contrató al biólogo Guilherme Andreoli para trabajar como el encargado de todos los asuntos relacionados con los animales en los recintos. El sábado pasado, en una ceremonia de adopción para los perros rescatados de los recintos olímpicos en Barra da Tijuca, Andreoli me contó de la vez que tuvo que meterse a una alberca y someter a un capibara para poderlo rescatar del agua. Poco tiempo después recibió una llamada para alertarlos sobre un cocodrilo que merodeaba por el campo de golf, pero esperó para saber si se trataba de uno "pequeño" o uno más grande y preocupante.

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El equipo encargado de lidiar con los asuntos relacionados con los animales en las instalaciones de los Olímpicos es relativamente pequeño si consideramos la gama de disciplinas en el torneo. Además de Andreoli, el Departamento de Sustentabilidad cuenta con cuatro personas para responder llamadas sobre gatos y perros callejeros, y otras 20 para animales salvajes. WAP tiene a diez personas trabajando de 8 de la mañana a 10 de la noche en Brasil desde julio todos los días. "Es un trabajo con mucha responsabilidad", me dijo Bambace en la ceremonia de adopción, entre historias de persecuciones felinas en medio de la noche.

Uno de los desafíos para mantener a los animales seguros durante el torneo olímpico es la cultura de los brasileños. La mayoría de los perros no pertenecen a una sola persona, sino al barrio entero en el que merodean durante el día. También es común que los brasileños dejen libres a sus perros durante el día y en la noche los reciban en su casa. Esto representa un problema cuando los perros se pasean por las carreras de todo tipo que se desarrollan en las calles, especialmente porque la seguridad no tiene entrenamiento animal y poseen armas. Esto significa que WAP tiene que visitar los vecindarios y asegurarse que los perros capturados no sean de alguien.

De regreso en las afueras del Maracaná, Ferreira capturó diez gatos antes de terminar su día de trabajo. Espera poder hacerlo diez o quince veces durante los Olímpicos y capturar el 90 por ciento de los gatos para detener el crecimiento de la colonia y poderles dar una vida más saludable, segura y digna. Pero le preocupa lo que pueda suceder después del fin de la competición olímpica. El acuerdo con el Departamento de Sustentabilidad sólo cubre hasta los Juegos Olímpicos. Una vez terminado, dada la situación fiscal de Río, no habrá dinero para atrapar, alimentar, cuidar y regresar a los animales a las calles. Teme que el problema vuelva a surgir, que los fans sigan matando gatos, y que todo se venga abajo en un año o dos. "Pero al menos estamos haciendo algo por el momento", dice encogiéndose de hombros.

Ferreira nos contó, a mí y Bambace, su momento de más nerviosismo durante los Olímpicos hasta el momento. Recibió una llamada de un perro que estaba peligrosamente cerca de una carrera de bicicletas. Ferreira llegó al lugar tan rápido como pudo, pero como el camino estaba cerrado en una dirección, tuvo que darle la vuelta. Para cuando se había bajado del auto, pensó que había sido demasiado tarde y que todo había terminado en un desastre. Pero entonces el perro dejó de correr y se quedó quieto, paralizado de miedo como si se hubiera dado cuenta de lo que había hecho. Ferreira corrió y la recogió justo a tiempo.