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​Por qué me emociona la nueva película de Star Wars

Todos los fans (incluyéndome) tienen una serie de ideas preconcebidas de Star Wars y ya decidimos si la vamos a odiar o la vamos a amar, ahora lo que queremos son razones para odiarla/amarla.

Hoy en la mañana salió en internet el segundo tráiler de la película Star Wars: The Force Awakens con J.J. Abrams como director. El primer tráiler no daba detalles extra, sólo se limitaba a anunciarle a los fans de Star Wars que sí existía la película y que incluía todo lo necesario para ser Star Wars (Alas X, sables de luz y explosiones). Por suerte, el nuevo tráiler nos da unas cuantas pistas sobre el tema de la película. Todo parece indicar que Luke Skywalker (interpretado por Mark Hamill) le va a ceder La Fuerza a un niño (que al parecer es su hijo o el hijo de Leia y Han Solo), la gente de Tatooine va a pelear, el Lado Oscuro de la Fuerza está de vuelta y alguien —Han Solo con canas y Chewbacca igual de joven— aterrizó el Halcón Milenario en el escape de una nave espacial en ruinas.

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Star Wars es una franquicia tan amada y tan arraigada en nuestra cultura que lo más importante de The Force Awakens es su existencia, no su calidad. Todos los fans (incluyéndome) tenemos una serie de ideas preconcebidas de Star Wars y ya decidimos si la vamos a odiar o la vamos a amar. Ahora lo que queremos son razones para odiarla/amarla.

A juzgar por los tráilers, The Force Awakens parece una buena película de ciencia ficción para niños, basada en a una serie de símbolos muy conocidos. Ver al famoso piloto fallido Harrison Ford retomar su papel de Han Solo —el único personaje complejo de la saga cuyos motivos iban más allá de "hacer el bien o el mal y disparar su arma dependiendo de la decisión"— hizo que corriera un escalofrío por mi nuca. Ver a R2D2 siendo R2D2 hizo que tuviera (un poco de) fe en la película.

Aunque tal vez sea por la nostalgia.

Las precuelas de Star Wars apestan y no hay mejor manera de decirlo. Eran para niños, estaban repletas de cursilerías simplistas como carreras de pods y Jar Jar Binks diseñadas para sacarle el dinero a los padres, ya sea por los boletos de cine o las figuras de acción. Para colmo de malas, la trama de las precuelas era sumamente compleja y además trataba sobre negociaciones y conspiraciones políticas, todo lo contrario a la trilogía original de Star Wars, que se desarrollaba en función a la narrativa épica clásica. Para el estreno de Revenge of the Sith, la tercera entrega, los fans ya iban al cine por obligación y sabían que no valía la pena. A pesar de que la trama de Revenge of the Sith era mucho más coherente que la de sus antecesoras y había una escena súper cool donde Obi-Wan Kenobi and Anakin peleaban con sables de luz, para los fans ya era demasiado tarde. Las prioridad de la precuelas era tener todas las cosas clásicas de Star Wars y la calidad de la película quedó en segundo lugar. Como bien saben todos los que escucharon a King Crimson en su periodo de transición, trabajar dentro del contexto de tus propios cánones no funciona.

Con todo esto en mente, soy optimista con respecto a The Force Awakens. Al parecer, el hecho de que George Lucas le haya dado las riendas a J.J. Abrams hizo que la saga volviera a la vida, o al menos dejó claro que no es posible hacer una película para niños horrible, complicada, agregarle unos sables de luz y dar por terminado el proyecto. Aún falta ver si The Force Awakens cumple la promesa de ser una película entretenida sin dejar de ser el universo de Star Wars. Hasta ahora, aún tengo esperanza.

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