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Cómo un arte marcial chino dio nombre a los Wu-Tang Clan

Resulta que los Wu-Tang Clan tomaron su nombre de un arte marcial china tradicional, el wu tang, así que decidimos hablar con uno de sus mayores maestros para descubrir qué razón podía haber tras esta curiosa relación.
Photos provided by Wu Tan Alaska

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Seguramente asociarás el nombre "Wu Tang" con el famoso grupo de rap que tiene el kung-fu en sus orígenes. Lo que la gente no sabe es que realmente existe una disciplina de artes marciales chinas que lleva el mismo nombre… y, casualidades de la vida, mi tío acaba de ser nominado Gran Maestro de la misma.

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Me senté con Kurt Wong aprovechando una reunión familiar: pensé que valdría la pena escuchar sus puntos de vista sobre las ciencias de combate. Al fin y al cabo, no todos los días uno se puede sentar a comer con un Gran Maestro (de lo que sea), ¿no?

Más lucha: Por qué los maestros de kung-fu ya no quieren enseñarlo

Mirando la gran cantidad de disciplinas de artes marciales que hay en todo el mundo, el wu tang es relativamente joven. Formalmente nace en 1971, aunque es fácil encontrar raíces anteriores a ese año.

Si bien el wu tang representa una amalgama de diferentes estilos que han ido cambiando con el tiempo, seguramente lo mejor sea empezar hablando de Li Shuwen, un maestro de la disciplina china bajiquan del siglo XIX que pasó a la historia de las artes marciales como el "Dios de la Lanza". Li, además, dijo la que para mí es una de las mejores frases de la historia: "No sé lo que significa golpear a un hombre dos veces".

El bajiquan es un arte marcial del norte de China conocida por el intenso uso que hace de los codos y de los hombros. El maestro Li la fusionó con otra técnica de lucha, el piguaquan, que utilizaba partes del cuerpo tan distintas para atacar como las palma de las manos o las caderas. Dado que el piguaquan tendía a ser más suave y el bajiquan más explosivo, la mezcla entre ambas técnicas representó un buen cóctel. De hecho, hay un dicho chino que habla de esta combinación:

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Cuando Pigua se una con Baji, hasta los dioses y los demonios se asustarán. Cuando Baji se una a Pigua, los héroes suspirarán sabiendo que no son rivales para ellos.

Proverbio chino__

Con el tiempo, Li tuvo tres notables discípulos: Huo Dian Ge, que sirvió como guardaespaldas de Pu Yi, el último emperador de China; Li Chen Wu, que fue guardaespaldas de Mao Zedong; y Liu Yun Qiao, que más tarde se convirtió en instructor de los guardaespaldas de Chiang Kai Shek. De estos tres, Liu Yun Qiao terminó creando una disciplina nueva: el wu tang.

El wu tang no solo es un arte marcial: en su día también fue un acto de protesta. Durante la Revolución Cultural china, muchos maestros de kung-fu fueron perseguidos y la mayoría de los documentos más importantes sobre la disciplina fueron destruidos, con lo cual se perdieron muchos conocimientos tradicionales con siglos de antigüedad.

El maestro Liu consiguió llegar a Taiwán con el líder nacionalista chino Chiang Kai Shek y su conocimiento de las artes marciales tradicionales se mantuvo a salvo en la isla. Pocos años después, en 1971, Liu fundó un instituto: mi tío, Kurt Wong, se convirtió en uno de sus primeros aprendices.

Aunque había empezado su estudio de las artes marciales con el taekwondo, en 1972 Wong decidió buscar un sistema de combate más apropiado. Un compañero de clase le recomendó las artes marciales del wu tang, y Wong sabiamente siguió el consejo. La disciplina le gustó rápidamente y enseguida fue seleccionado para una gira por Estados Unidos.

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Tras servir en el ejército taiwanés,Wong se fue a vivir a EEUU… y allí, sus aprendizajes se convirtieron en algo básico, tanto para él como para su familia.

"Mi cuñado me pidió que trabajara con él en una cafetería en un pueblo de Alaska. Pagaban un poco más de 3 euros por hora, así que pensé que debía buscarme algo mejor", me confesó Wong. "Fui a un centro cultural del pueblo y les pregunté si podría enseñar alguna cosa relacionada con las tradiciones chinas. Me preguntaron qué sabía hacer, y yo les dije que kung-fu. Se les pusieron los ojos como platos y me contrataron inmediatamente. No lo tuve claro hasta que me dijeron que pagaban…¡13,5 euros la hora!".

Wong comenzó su carrera de docente en 1979, y ya de inicio logró montar una clase con 25 alumnos. Finalmente se asentó en Anchorage, en Alaska, y consiguió una base de pupilos lo suficientemente estable como para producir cinco laoshis (maestros) que a su vez tienen cuatro sifus —la figura que está justo por debajo del maestro— cada uno: así, la academia de Wong logró abarcar todo el planeta, desde Estados Unidos hasta Australia. Esto hizo que Wong se convirtiese en el Gran Maestro de su generación.

El wu tang está formado por otros estilos de lucha que no se aplican únicamente en este arte marcial. El tanglang (literalmente, "mantis religiosa"), el taijiquan o el baguazhang son ejemplos de ello: dependiendo de la escuela se enseñan de una forma u otra, o no se enseñan en absoluto. Hay academias de esta disciplina ubicados en todo el mundo: el wu tang, de hecho, se ha convertido en una de las artes marciales más populares.

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Paradójicamente, el nacimiento del grupo de hip-hop Wu-Tang Clan fue un obstáculo para el crecimiento del wu tang como arte marcial. Cuando se lo mencioné a Wong, él rio y me contó una curiosa anécdota.

"Nuestro nombre es wu tang y el de ellos también es Wu-Tang, así que decidimos cambiar la romanización de las palabras chinas a wu tan para evitar confusiones", dijo Wong. Una rápida búsqueda en internet demostró que muchas de las escuelas actuales no incluyen la "g" al final del nombre, aunque algunos todavía utilizan el título original.

"Creí desde el principio que teníamos que separarnos de ellos para no provocar ningún malentendido, pero por desgracia no lo pudimos evitar. Tengo una bandera que me dio el Gran Maestro Liu cuando todavía estaba vivo en la que está escrito 'W-U-T-A-N-G'… y si lo buscas en internet, aparece el grupo de rap, así que estoy jodido", dijo, riéndose.

Sin embargo, Wong no es muy fan de la cultura hip-hop de los 90, así que desconoce las relaciones entre el Wu-Tang Clan y su arte marcial. Desde el enfoque lírico hasta la estructura de las canciones, la mayoría de ellas están muy metidas en la filosofía de las artes marciales. Hay un extracto en la página 49 del Manual de Wu-Tang, un libro escrito por el miembro de los Wu-Tang Clan RZA, que dice lo siguiente:

Un hombre debe tener 120 conocimientos, 120 sabidurías y 120 entendimientos. Eso hace un total de 360 grados. Cada 120 representa un paso hacia la evolución: cuanto antes lo sepas, antes podrás decirlo y finalmente entenderlo. La última parte puede requerir 10 años.

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Esta idea se parece mucho a la perspectiva de Wong hacia los tres niveles del luchador, una teoría que manifiesta el conocimiento, la sabiduría y el entendimiento respecto al cuerpo. Expertos de otras artes marciales se expresan de manera parecida y argumentan que antes que nada hay que aprender los principios básicos, lo cual puede resultar un proceso áspero y brutal: solo entonces pueden afinar los puntos más complicados de la técnica. Es un proceso parecido al que necesita hacer un alfarero mientras desarrolla los conocimientos necesarios para poder dar forma a un montículo de arcilla.

"El primer nivel trabaja principalmente con los huesos o sobre 'cómo llegar a ser': la fuerza, la intención y la velocidad", explica Wong. "El segundo nivel consiste en cultivar el qi y el espíritu, o mejor dicho el nivel donde se entiende la 'suavidad', que significa existir sin peso, sin tensión: así, cuando se emite una energía o una fuerza, esta debe estar privada de cualquier intención", explica Wong. "El tercer nivel vive en la médula, en las células mismas de la sangre; cuando lo alcanzas, realmente dominas el arte marcial".

RZA estima que para poder llegar a la tercera etapa se necesitan 10 años exactos. Cuando le pregunté cuánto tiempo se tarda en superar el tercer nivel, Wong me contestó lo siguiente: "Más o menos tres décadas, dependiendo de la persona".

En la mayoría de las artes marciales, en algún momento la práctica reemplaza la repetición: el movimiento se convierte en algo más espiritual, que te acerca a la comprensión y a la meditación. RZA lo describe así en su Manual: "Cuando aprendes kung fu, lo de menos es la lucha: lo importante es cultivar el espíritu".

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Para Wong, centrarse en el espíritu va un paso más allá: para él —y para aquellos que se acercan a la filosofía tradicional china— la práctica de las artes marciales va más allá del conocimiento físico o incluso del personal. Se trata de alcanzar un estado elevado de lucidez, un toque semidivino. Wong, sin embargo, teme que eso se pierda en las artes marciales mixtas a nivel competitivo.

"Creo que el peligro [de las MMA modernas] es que puede que pierdan la salud y los beneficios del arte marcial en sí mismo debido a ciertos estilos de vida", se lamenta Wong. "No quiero criticar los demás estilos porque no los he estudiado, pero en mi opinión, creo que se apartan de la esencia del arte marcial: desarrollar y construir el carácter, entenderse a sí mismo y hacer un trato con el cielo, la tierra y el hombre de acuerdo con la filosofía china. Entender por completo estas tres cosas, no solo a uno mismo, y conectarte con ellos. Así que es mucho más que simple lucha".

"Este cuerpo no es real, ¿ves?", prosigue Wong. "Este cuerpo es solo temporal, pero si consigo usarlo para elevar mi espíritu, transformándome en algo más grande, habré conseguido el objetivo. ¿Entiendes lo que quiero decir? Es mucho más que demostrar que eres mejor que otros en una jaula".

"No, nosotros no necesitamos hacer eso", concluye Wong. "Creo que es más importante entender la filosofía que hay detrás de todo eso… pero ese es el camino más largo de las artes marciales".

Uno de los debates actuales sobre las artes marciales mixtas gira en torno a la pequeña presencia —o prácticamente ausencia total— de las artes marciales tradicionales en los combates competitivos. La excusa más común que escucharás al respecto es que la competición no es el objetivo de esas disciplinas: esta respuesta, sin embargo, parece más bien una cómoda manera de evitar que la gente se dé cuenta de que en realidad su arte marcial es ineficaz.

Hablando con muchos boxeadores y practicantes del jiu jitsu he descubierto que fueron precisamente esas disciplinas modernas, y no las cautivadoras pero rígidas artes marciales tradicionales, las que consiguieron popularizar los combates deportivos.

Sea como fuere, con el tiempo uno va entendiendo el objetivo principal de su arte marcial, sea cual sea, del mismo modo en el que entiende las verdades más profundas de la vida. Cuando le pedí que a mi tío que me hiciera curso rápido de sus cuatro décadas de práctica, se lo pensó un rato y luego me dio esta respuesta:

"La Humanidad busca cómo humillar a sus congéneres por todos los medios. Eso es lo que he detectado a mi alrededor", dijo Wong. "Lo que he aprendido, en cambio, es que no somos mejores que nadie. En realidad todos somos iguales".