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El Delirio Rousey: Recordando a las víctimas, un año después

En agosto de 2015, comenzó una fiebre que se volvió epidemia. Analizamos la hipérbole que rodeó la victoria de Ronda Rousey vs. Bethe Correia.
Photo by Buda Mendes/Zuffa LLC

Hace un año, la comunidad de las artes marciales mixtas se encontraba en un delirio siniestro. El diablo había llegado a Salem y había un sentimiento de ansiedad a donde quiera que ibas. Había comenzado una epidemia. Los síntomas eran pocos y nadie estaba seguro de cómo había comenzado. ¿Por los nachos que vendían en los eventos de UFC? ¿La ira de Dios? ¿Brujería? Los mejores empezaron a esconderse por el miedo a ser contaminados y no hicieron nada para evitar el avance de la plaga. Pero la distancia y las puertas no hicieron nada para detener el mal. Una plaga particular que nunca fue comprendida pero tampoco eliminada.

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En esta misma noche, hace un año, la fiebre salió de la comunidad del MMA y comenzó a infectar a la cultura pop y a los medios. Después de UFC 190, un delirio local comenzó a volverse una epidemia mundial. Podías intentar esconderte, podías encerrarte y esperar a que pasara, podías continuar con tus actividades semanales pretendiendo que todo estaba bien y que el mundo no estaba en llamas. Si sonreías mucho tal vez podrías ahogar los gritos de tus vecinos. Pero un día estarías cenando y alguien querido te diría algo como, "Bueno, no a una peso gallo del top, pero probablemente podría derrotar a la mayoría de los hombres de peso gallo". Y entonces te dabas cuenta de que la fiebre te había alcanzado, estaba ahí contigo. Notabas la enfermedad en sus ojos, pero te maldecías por estar tan distraído que no notaste que compartías hogar con un enfermo. Tu corazón comenzaba a palpitar mientras recorrías con los ojos la habitación buscando la salida más cercana antes de que fuera demasiado tarde. Pero el daño ya estaba hecho. El pánico se apoderaba de ti y te encontrabas respondiendo: "sí, tal vez si lo agarra rápido en un clinch…"

La Rousey-manía, como cualquier cepa de una enfermedad infecciosa, no se comportaba como los científicos pensaban que lo haría. Seguramente debió ser más fuerte cuando Rousey derrotó a la medallista olímpica Sarah McMann. Pero seguramente cuando Rousey superó a Cat Zingano, la número dos de la división, fue que la fiebre infectó a más personas. No, fue cuando Rousey noqueó a Bethe Correia cuando la infección se volvió más fuerte e infectó a más personas, pero debemos sentirnos agradecidos ya que nos dio la oportunidad de notar a los infectados.

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Cuando todos empezaron a hablar sobre lo bueno que era el boxeo de Rousey, viendo la pelea, sabías que estaban viendo otra cosa. Estaban viendo algo que no existía. Al inicio de la pelea Rousey prácticamente salió corriendo hacia Correia. Es la manera en la que Rousey siempre había peleado: acelerándose para atrapar a sus rivales en el clinch. Excepto que ahora una de las peleadoras menos ágiles de la división dio un paso y Rousey se siguió de largo.

La Clínica de Boxeo

Todo lo que necesitabas saber sobre el boxeo de Rousey se puede notar ahí, pero también en todas sus demás peleas. Camina sin mover la cabeza, lanza un jab sin propósito, luego se adelanta con la cara mientras se inclina por la cadera para lanzar la derecha, perdiendo el equilibrio. De hecho, la pelea contra Correia mostró una boxeadora mucho menos competente que la de Holly Holm, ya que presentó exactamente que tan efectivo era el movimiento lateral contra Rousey. Noten cómo cada derecha que lanza Rousey la hace pasarse de largo y cómo le toma mucho tiempo recuperarse. Rousey constantemente tenía que hacer un giro de 90 grados para ponerse de nuevo frente a su oponente. Cuando Correia terminó atrapada en el clinch fue debido a que regresó con la derecha, acomodando sus pies y colocándose frente a Rousey. En las peleas de Rousey siempre ocurre lo mismo, tratar de golpearla en la cara terminará haciendo que quedes atrapado en el clinch. Pero circular y permitirle pasarse de largo y fallar sus golpes la agota rápidamente.

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Correia se resbaló y rodó hacia la reja. Rousey se adelantó con la cara descubierta y lanzando las dos manos casi al mismo tiempo. Rousey acomodó su postura y lanzó un montón de golpes, golpeando constantemente la cara de Correia.

Mientras Rousey persiguió a Correia contra la jaula, finalmente conectó la derecha que estaba lanzando desde el principio y mandó a la brasileña a la lona. El boxeo de élite de Rousey había reclamado otra víctima.

Claro, si veías su trabajo de manera objetiva, sabías que la emoción causada por su golpeo era puro alboroto. Muchas personas criticaban su boxeo de sombra ya que a menudo se golpea la cara con los hombros, inclinando la cabeza, y girando los codos pero así no es como pelea. Al igual su trabajo en las manoplas, lanzando combinaciones antes de deslizarse evitando contras que ya fueron anunciados tampoco es cómo pelea, pero ciertamente es una parte del problema. La manera en la que siempre pelea es con combinaciones uno-dos, con los pies en línea hasta que quiere lanzar la derecha y sin movimiento lateral, dependiendo de giros amplios después de que su oponente ya se alejó de peligro.

Podríamos echarle la culpa a su entrenador, pero ya ha pasado muchas veces. La parte importante parece ser que los peleadores del Glendale Fighting Club no usan patadas y que no hay muchos peleadores de élite en el gimnasio. Tal vez Edmond le enseñó a Rousey a cortar la distancia en el ring y tratar de corregir su postura al lanzar la derecha, pero si no está haciendo sparring contra peleadoras entonces no hay nada para ayudarla a hacer tales ajustes. Cuando Jake Ellenberger llegó a Kings MMA, donde entrenan muchos de los mejores peleadores del mundo a tiempo completo o de vez en cuando, y los entrenadores le recordaron que tiene piernas para patear, de pronto se volvió un peleador más confiado y peligroso.

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El problema de Rousey parece ser que trabaja en su boxeo como capricho y hace lo que quiere. Un golpeador o luchador unidimensional en un campamento de élite no sólo entrena sus aspectos débiles. Si eres yudoca o boxeador y entrenas en Jackson/Winkeljohn, Tristar o Kings entrenas kickboxing con los mejores de tu división un día o dos.

Jake Shields, que no es un golpeador excepcional pero entrena kickboxing con peleadores de primer nivel todos los días, boxeó contra el actual campeón Tyron Woodley y se llevó una victoria por decisión. Los campamentos construidos alrededor de una estrella, donde la estrella no es presionada todos los días por sus compañeros de entrenamiento, a menudo produce retrocesos y de pronto la estrella avanza mucho cuando se va a un campamento donde no recibe tratamiento especial y es un peleador más que está ahí para entrenar.

Pero la lección aquí no es que el boxeo de Rousey es malo. Eso ya ha sido discutido y ya no es noticia. La lección es que muchos fans creyeron que no lo era. Muchos expertos experimentados comenzaron a convencerse a sí mismos. Esa es la parte siniestra del asunto. No había razón para que alguien se haya preocupado porque Rousey noqueara a Correia, cuyas oponentes en UFC tenían un récord combinado de 1-7 en la organización. Pero aun así vendió casi un millón de pagos por evento, y la mitad del mundo del MMA estaba convencido. Hubo un punto entre la pelea de Correia y la de Holm en el que si trabajabas en los medios de MMA, la gente te preguntaba si Rousey podía derrotar a muchos de los hombres de la misma división. Y la respuesta correcta (que probablemente no podría haberlo hecho) hacía que nadie te creyera.

Rousey incluso fue convertida en un modelo a seguir para todas las niñas del mundo cuando contó la vez que asaltó a su novio en su libro. La pelea contra Correia empujó a Rousey al límite. La hipérbole de su golpeo, Rousey vs. Hombres, y Rousey boxeando ya habían sonado desde hace mucho. Un nocaut fácil sobre una oponente que no estaba al nivel le dio al mundo algo a lo cual aferrarse. Carajo, si estabas dispuesto a pagar por ver la cartelera de UFC 190, probablemente también sentiste el alboroto que causaba Rousey.

Así que hoy, un año después de Rousey vs. Correia, recuerda que todo el tiempo caes presa del alboroto causado por un peleador. A veces por los promotores, a veces por las personas bienintencionadas que caen presa del alboroto.

Tomate la victoria de un peleador a la ligera. Pregunta qué había hecho el peleador derrotado antes o después de la pelea. Nadie se molestará contigo por decir "bueno, él/ella ha derrotado a todos los que le han puesto enfrente, pero me gustaría verlo/a enfrentando a tal persona". La gente se reirá de ti por declarar que dicho peleador podría dominar una división más pesada, que podría salir victorioso al pelear contra alguien de otro sexo, o tener una exitosa carrera en el boxeo cuando eventualmente terminó perdiendo ante alguien con las habilidades correctas. Y si de pronto estás sucumbiendo ante el alboroto, enciérrate un par de días y recuerda quemar los cuerpos cuando salgas.