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Comparar a los leones con los pollos de granja es fanatismo pro-humano

Activistas animales se levantan en armas cada vez que los carnívoros lloran la muerte de, digamos, un famoso león, en lugar de llorar por los pollos criados en granjas industriales. Pero esto deja a los activistas pro-animales como fanáticos pro...

Siempre que hay una muerte de animales de alto perfil que molesta a un montón de personas que comen carne, los veganos se apresuran a señalar la inconstancia de preocuparse por este animal, pero no por las masas de animales de granja que se sacrifican. Es ilógico criticar las peleas de perros si comes carne, los no vegetarianos no pueden estar contentos por las vacas que se escapan de los mataderos, y no puedes odiar al asesino del león Cecil si comes pollo criado en granja.

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El punto es que los animales de granja experimentan más sufrimiento que la mayoría de los animales célebres que inspiran la impredecible y voluble simpatía del público de masas que surge al azar para convertir a un dentista cazador de leones, por ejemplo, en el mayor monstruo del mundo. Esta protesta por los animales individuales es irracional si no es seguida por una demostración solidaria con todos los animales en la forma de veganismo.

Seguir explotando a algunos animales mientras le guardas luto a los animales célebres equivale al fanatismo de especie, que está más o menos definido como un sesgo de una especie animal sobre otra. Podrías suponer que los opositores del fanatismo de especie no preferirían a los seres humanos sobre otros animales, sin embargo, la forma en que los veganos con frecuencia hacen sus acusaciones de "indignación selectiva" implican eso.

Eso es porque los activistas de animales casi nunca hacen estas acusaciones cuando los consumidores de carne están molestos por el sufrimiento o la muerte de los animales humanos. Si el problema es que los consumidores de carne reaccionan fuertemente a las historias que involucran victimas directas de sufrimiento relativamente bajo a la vez que contribuyen al enorme sufrimiento en las granjas industriales, ¿por qué solo señalar esto cuando las víctimas son los no-humanos? ¿Por qué no hablar de esto cuando los consumidores de carne están desproporcionadamente molestos por un humano que sufrió mucho menos que un pollo de granja?

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Según la lógica de algunos activistas de animales, los seres humanos son los reyes –pero todos los animales no humanos son igualmente inferiores a nosotros, y eso no debemos olvidarlo.

Hay algunos activistas de derechos de los animales que con gusto harían este tipo de equivalencia, frecuentemente comparando la ganadería con el Holocausto o con la esclavitud humana. El defensor de animales y misántropo orgulloso, Gary Yourofsky, ciertamente no se escapa de esas analogías, y este es el tipo de cosas que también dicen People for the Ethical Treatment of Animals –aunque con PETA, nunca sabes si creen eso que dicen o si solo quieren llamar la atención.

Aún así, el hecho de que muchos defensores de los derechos de los animales se enojen cuando los consumidores de carne saltan a defender a no humanos particulares puede ser un indicio de que no han interiorizado nada que se acerque a esta visión de igualdad total, incluso si dicen oponerse al prejuicio de las especies. Si todos los seres sintientes verdaderamente merecen el mismo cuidado y protección de intereses, los activistas de animales llamarían, por reflejo, hipócritas a los consumidores de carne por estar indignados por el daño a los seres humanos. Pero, casi siempre, ese reflejo solo se desencadena cuando los consumidores de carne muestran preocupación por los no-humanos. Esto hace que los activistas de animales parezcan fanáticos pro-humanos.

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Es casi como si los defensores de animales prefirieran ver dos castas de animales –los humanos y los no humanos, y en realidad solo se oponen al fanatismo de especie cuando los consumidores de carne comienzan a forjar sub-castas dentro de la casta de los animales no humanos. (A pesar de que los veganos con mascotas frecuentemente también aprueban tácitamente estas sub-castas). Los leones y las vacas están en el mismo cuadro conceptual para estos defensores de animales, pero los seres humanos estamos en nuestra propia caja especial, por lo que la alarma de hipocresía en los activistas de animales se activa cuando los consumidores de carne marchan por los leones. Mientras tanto, su alarma de hipocresía está en silencio cuando los consumidores de carne marchan por los seres humanos.

"¡Si no amas a uno, no tienes que amar al otro! Está bien comer pollos torturados, con tal de que Cecil no te ponga triste".

These animal activists don't object to the favoring of humans, at least not in a consistent way, but they hate to see anyone act as if lions are more important than cows. Humans are king, but all non-human animals are equally inferior to us, and so we shouldn't give any non-humans preferential treatment over others.

This is one of the unstated assumptions behind a form of activism that might be called "why love one but eat the other?" proselytizing, after an ad campaign which featured that exact slogan. This campaign places human-favored animals (namely dogs and cats) next to animals that humans often eat (cows, pigs, and chickens) in order to show that the dividing line between the animals we devour and the animals we cuddle is arbitrary.

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None of the ads that I have seen place a human next to a pig and ask why we love one but eat the other—an implicit endorsement of pro-human bigotry, perhaps.

To be fair, the goal of these activists is to get humans to care about farmed animals just as much as they care about dogs and cats. But "why love one and not the other"-style activism is a curious way to try to get there. For one, this leaves an easy out for meat-eaters: If you don't love one, you don't have to love the other! It's OK to eat tortured chickens, just as long as you don't get upset about Cecil.

Assuming most people do care about some non-human animals and therefore don't get to exploit this loophole, you could write this off as an irrelevant flaw. But it makes for a strange animal rights dogma if it's equally acceptable to care about all animals or no animals, while anything in between is ethically incoherent. This is "don't bring candy to class unless you have enough for everyone" logic.

"¿Qué le dices a alguien que solo ama a los leones porque son grandes y hermosos e increíbles? '¡Los pollos también son grandes y hermosos e increíbles' es un mal argumento".

Estos activistas de animales no se oponen a la preferencia por los seres humanos, al menos no de una manera consistente, pero odian ver a alguien actuar como si los leones fueran más importantes que las vacas. El ser humano es el rey, pero todos los animales no humanos son igualmente inferiores a nosotros y, por lo tanto, no deberíamos darle ningún trato preferencial a los no-humanos sobre los demás.

Este es uno de los supuestos no declarados detrás de una forma de activismo que podría ser un proselitismo llamado "¿Por qué amar a uno, y comerte el otro?", en honor a una campaña publicitaria con ese mismo lema. Esta campaña pone a los animales favorecidos por los humanos (es decir, perros y gatos) junto a los animales que los humanos se comen con frecuencia (vacas, cerdos y pollos) con el fin de mostrar que la línea divisoria entre los animales que devoramos y los animales que abrazamos es arbitraria.

Ninguno de los anuncios que he visto coloca a un ser humano junto a un cerdo y pregunta por qué amamos a uno y nos comemos al otro –tal vez sea un respaldo implícito del fanatismo pro-humano.

Para ser justos, el objetivo de estos activistas es conseguir que los humanos se preocupen por los animales de granja tanto como se preocupan por los perros y los gatos. Pero el estilo del activismo tipo "¿Por qué amar a uno, y comerte el otro?", es una manera curiosa de intentarlo. Por un lado, esto le deja una salida fácil a los consumidores de carne: ¡Si no amas a uno, no tienes que amar al otro! Está bien comer pollos torturados, con tal de que Cecil no te ponga triste.

Suponiendo que la mayoría de las personas se preocupan por algunos animales no humanos y por lo tanto no llegan a explotar esta escapatoria, podrías señalar esto como un defecto irrelevante. Pero se vuelve un dogma extraño sobre los derechos de los animales si es igualmente aceptable preocuparte por todos los animales o por ninguno, mientras que cualquier otra cosa intermedia es éticamente incoherente. Ésta es la lógica de "no traigas dulces a clase a menos que tengas suficientes para todos".