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Éste es el robot carnicero de nuestras pesadillas

Conoce al Gribbot, el robot carnicero.

Conoce al Gribbot, el robot carnicero.

Esta máquina automatizada pronto tendrá la preciosa tarea de utilizar sus pinzas, cuidadosamente calibradas, para rasgar la carne de un pollo y convertirla en un hermoso filete destinado a rellenar un sándwich de almuerzo. Bueno, eso si vives en Noruega, claro.

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Ahora bien, éste no es el primer robot carnicero del mundo. Además de las maquinas fileteadoras de pescado comunes, hasta las operaciones de procesamiento de pescado a gran escala, también está el robot deshuesador de jamón HAMDAS-R de Mayekawa y el APRICOT (Automated Pinbone Removal In Cod and WhiTefish) que utiliza rayos X y chorros de agua para quitar espinas.

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¿Por qué automatizar una cosa así? A diferencia de los robots, las manos de la gente son torpes, a veces artríticas, y requieren cheques quincenales. Las máquinas son típicamente más fiables, y nunca se aburren o tiene la temeridad de irse una hora temprano para cenar con sus amigos.

Por supuesto, cuando pensamos en la eficiencia de esa manera, nos dirigimos a los países limpios y fríos de Escandinavia. Junto con el APRICOT, el Gribbot fue desarrollado por SINTEF, una organización de investigación independiente con sede en Noruega. Ya que los procesadores de pescado y aves de corral también son mejor remunerados en los países escandinavos que en los EE.UU. y China, las máquinas de alta eficiencia son aún más atractivas para las empresas que los humanos fácilmente fatigados. En un comunicado de prensa, el líder del proyecto de Gribbot, Ekrem Mismi, fue citado diciendo: "Nuestro objetivo es automatizar absolutamente todo en lo que podemos pensar en la línea de producción de alimentos".

Así se ve ese tipo de productividad:

Mismi, un "técnico cibernético con un doctorado en visión artificial", señaló que otros expertos en robótica habían fracasado en automatizar el proceso de carnicería de pollo ya que se requiere una especie de "visión" en tercera dimensión para entender la anatomía amorfa de un pollo desplumado y con piel. (La apariencia húmeda y brillante de la pechuga confunde a la cámaras típicas, por lo que es difícil capturar imágenes en 3-D). Los sensores utilizados en el Gribbot son similares a los utilizadas en los dispositivos de Kinect de Microsoft, ayudado de una mano robótica con dedos especialmente diseñados para agarrar delicadamente la tierna carne de la pechuga.

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De hecho, es una maravilla de la ingeniería, y un paso adelante en el siempre cambiante y emocionante mundo de la robótica moderna.

Además de eso, el Gribbot es parte de la iniciativa CYCLE de reducción de residuos dirigida a la "utilización total de las materias primas en la cadena de suministro de alimentos con una perspectiva bio-económica". A primera vista, esto suena como algo positivo. Maximizar el uso de "materias primas" (es decir, pescado, carne y verduras) es mejor para las ganancias, y, en cierto sentido, mejor para el planeta.

Del mismo modo, Nismi explicó en el comunicado de prensa de SINTEF que el Gribbot "hará un mejor uso de las materias primas" para los productores. "Una herramienta de agarre flexible raspa la carcasa mientras le quita el filete, y esto quita la mayor cantidad de carne posible".

Pero también nos debe hacer reflexionar. Imagínate a los ejecutivos de Big Ag que están viendo este video, salivando por la fluidez tipo Nijinksy de la separación mecanizada de las fibras musculares primas, soñando con presentaciones en PowerPoint con palabras como BALANCE FINAL y GANANCIAS y nuevos garajes separados de sus haciendas de Texas.

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Imagínate esos pollos de los que escribió Nicholas Kristof del New York Times la semana pasada, removidos cada vez más de las manos humanas antes de cumplir su destino final como insulsa proteína sin rostro apilada en bandejas de espuma de poliestireno de color amarillo sobre pañales de carne empapada.

Sin afán de faltarle al respeto a Mismi y a su equipo de investigadores (no respondió a la solicitud de hacer un comentario en la fecha de publicación) el Gribbot no hace más que ejemplificar, con exigente y estéril precisión, cuán alejados nos hemos vuelto de los orígenes vivientes de nuestra proteína animal. Las operaciones de sacrificio ya están altamente automatizados, por lo que la carnicería a control remoto es el siguiente paso lógico.

Por un lado, el Gribbot y máquinas similares podrían reducir los residuos (una gran cantidad de estos se derivan de la carne que se pierde, por una razón u otra, a lo largo de la línea de producción). Alejar el proceso de manos humanas torpes promovería resultados repetibles y estandarizados con todas y cada una de las pechugas. Ayudaría a garantizar que la mayoría de las operaciones continuas actuales sean en realidad las más mecanizadas.

Después de todo, la baba rosada no era más que un intento de hacer uso de hasta el último pedazo de la vaca.