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medicina del deporte

La nueva cirugía Tommy John podría cambiar el beisbol

Durante casi medio siglo, un lesión de ligamento colateral ulnar implica tener que reconstruir el codo de los lanzadores, y someterse a rehabilitación un año. Todo esto podría cambiar.
Foto de Monica Johnson

El Dr. Jeff Dugas ha visto aproximadamente dos mil cirugías de ligamento colateral ulnar de codo. Reconstruye el ligamento dañado con un tendón injertado del antebrazo o pierna del paciente. Todo tipo de atletas se someten a la operación —luchadores, lanzadores de jabalina, gimnastas— pero sobre todo lanzadores de beisbol. Incluso el procedimiento lleva el nombre de un lanzador, Tommy John, el zurdo de los Dodgers de Los Ángeles cuya cirugía experimental fue todo un éxito en 1974.

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Cuatro décadas después, el beisbol se encuentra en medio de una epidemia de lesiones de brazo como resultado de la sobrecarga de trabajo, de acuerdo con el American Sports Medicine Institute. La cirugía Tommy John se ha convertido en casi una rutina en el beisbol profesional. Conforme Dugas empezó a operar más y más codos, se quedó pensando y se preguntó por qué seguía haciendo lo mismo.

Mientras que una resonancia puede detectar problemas en el ligamento, no siempre revela la gravedad del problema, lo que significa que se requiere una operación, y los doctores como Dugas no tienen opción más que reconstruir el codo por completo. Lanzadores de las Grandes Ligas han perdido temporadas completas por una lesión parcial. Es como pintar todo tu auto por una pequeña ralladura.

En general, los pitchers recobran su velocidad después de una cirugía Tommy John, pero es un proceso largo y laborioso. El tendón injertado, el cual permaneció pegado al músculo, debe aprender a comportarse como un ligamento y adherirse al hueso. Durante 43 años, la reconstrucción de codo ha dejado a varios lanzadores marcados por la cicatriz similar a una cara sonriente en la parte interna del codo.

En 2012, el mismo año que presentó un récord de 35 lanzadores sometidos a este procedimiento, Dugas se preguntó si era posible realizar una cirugía menos invasiva. ¿Era posible restaurar el ligamento de otra manera para disminuir el tiempo de rehabilitación a cinco o seis meses en lugar de 12 a 18?

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Dugas posee un certificado universitario en ingeniería química de North Carolina State, y decidió usarlo. Si lograba ser exitoso cambiaría el beisbol para siempre.

Jeff Dugas

En enero de 2013, el pitcher de 17 años, Mark Johnson, presentó dolor en su codo izquierdo previo al arranque de su tercera temporada en la preparatoria Carroll High School en Ozark, Alabama.

"Sentí como si me hubieran disparado con una pistola de balines", dijo.

En esa temporada, Johnson se dio cuenta que su velocidad había disminuido; un problema mayor para Johnson, quien dice estar obsesionado con el beisbol. No había sido observado por ningún equipo profesional, pero poco importaba.

"No tenía otros pasatiempos, sólo jugaba beisbol".

Después de dicha temporada, cuando intentó jugar en la American Legion, el codo de Johnson comenzó a doler. Para julio, ni siquiera podía lanzar una pelota y mucho menos pitchear en un partido. Temió lo peor. Sin una carrera como pelotero profesional a la cual aspirar, Johnson estaba consciente de que una operación en su cuarto año le privaría de su último partido de beisbol competitivo para el resto de su vida.

En agosto de 2013, Johnson sacó una cita con Dugas, quien le había operado del hombro un año antes. Dugas le mencionó que una cirugía Tommy John estaba dentro de las posibilidades, pero también le dio la opción de someterse a un nuevo procedimiento experimental. ¿Y si lograba restaurar el ligamento en lugar de reemplazarlo? Dugas le explicó que dicho método podría disminuir el tiempo de recuperación a la mitad. Johnson aceptó.

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Pero había poca certeza. El doctor no podía asegurarse que el ligamento de Johnson pudiese repararse hasta realizar un corte y poder ver más de cerca la lesión. Por si fuera poco, Dugas nunca antes había realizado este procedimiento en un lanzador. La última vez que se intentó reparar una lesión de este tipo en lanzadores fue en 1980, y resultó todo un fracaso.

Pero Johnson decidió continuar.


En 1999, después de realizar sus prácticas en el Hospital for Special Surgery en Nueva York, Dugas aceptó una estancia con el hombre que sería su mentor: el Dr. James Andrews. Andrews es una eminencia en el mundo del beisbol y es considerado el cirujano de la Tommy John por excelencia.

Dugas atribuye al Dr. Felix "Buddy" Savoie de Tulane University el desarrollo de un método para reparar el ligamento colateral ulnar. Savoie publicó dos investigaciones sobre este procedimiento, en 2006 y 2008, pero no recibió atención alguna.

Dugas llamó a Savoie a principios de 2013, ya que un cirujano en Escocia de nombre Gordon Mackay, usó cintas de soporte en una cirugía de tobillo, en un procedimiento que se llamó Soporte Interno. ¿Podría lograrse algo similar con el método de Savoie y aplicar una cinta diferente a los codos averiados?

Savoie creyó que era posible. Ese mismo año, Dugas y Lyli King, compañero de trabajo, comenzaron a probar anclajes y una cinta de colágeno lo suficientemente fuerte como para arrastrar un auto. Colocaron los soportes en codos de cadáveres para probar el estrés y la tensión.

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En junio completaron sus experimentos. Los resultados de la máquina le mostraron a Dugas que este tipo de método podría ser "al menos tan bueno" como la reconstrucción completa del codo con un tendón injertado, soportes y anclajes.

Entonces, Dugas supo que "sólo necesitaba al paciente correcto".

La máquina MTS 858 Mini Bionix II

La MTS 858 Mini Bionix II, la máquina que Dugas usó para poner a prueba el nuevo método. Cortesía Jeff Dugas

Para Dugas, el "paciente correcto" tenía que ser un lanzador u otro atleta con una lesión moderada o un ligamento desgastado. La lesión no podía estar en pésimo estado —un ligamento gelatinoso tendría que someterse a reconstrucción—.

"Lo que estábamos buscando era una forma de arreglar estos problemas en jugadores jóvenes, menos lesionados, y menos afectados clínicamente que les abriera el camino para jugar un poco más rápido", dijo Dugas. "La cirugía Tommy John toma mínimo 12 meses de recuperación".

Entonces, el jovencito Johnson, de 17 años, tocó a su puerta.


Se acordó la fecha para el 8 de agosto de 2013. Antes de la cirugía, la madre de Johnson había firmado un formato de consentimiento que le permitiría a Dugas reparar o reconstruir su codo.

Cuando Dugas abrió el brazo izquierdo de Johnson no pudo ocultar su emoción. El ligamento era apto para repararse. Mark Johnson sería el primer paciente de Dugas en este tipo de procedimientos.

Cinco meses después, Johnson estaba lanzando pelotas a toda velocidad en Troy University, donde un equipo de entrenadores se encargaron de rehabilitar su codo.

"Me mandaron un video de cinco minutos de Mark lanzando a velocidad completa a los cinco meses", dijo Dugas. "No estaba listo para ver eso. Casi me vomito".

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Johnson se recuperó lo suficiente para ser el lanzador titular de Carroll High School en el partido inaugural en enero de 2014. Ese año lanzó en nuevo partidos.

"Rescató mi última temporada", Johnson dijo, ahora con 20 años y con un empleo como bombero en Ozark. "No habría podido recuperar esa parte de mi vida. Ahora tengo recuerdos de mi último juego en la preparatoria, y puedo lanzar en las prácticas de bateo de mi equipo".

La pronta recuperación de Johnson desafía la idea convencional de una cirugía en el ligamento colateral ulnar. Desde que Tommy John tuvo la primera reconstrucción de su codo mientras era jugador de los Dodgers, la recuperación solía tomar de 12 a 15 meses. Algunos equipos alargan la rehabilitación hasta 18 meses para asegurarse que el codo haya sanado apropiadamente.

Hace dos años, el gerente general de los Oakland Athletics, Billy Beane, se sentó junto a Dugas en el torneo de beisbol de la Southeastern Conference, y le preguntó a Dugas por qué no habíá operado todavía a lanzadores de alto perfil. Dugas le respondió que tenía que recolectarse más información y que había que tener cautela.

"Buena respuesta, doc", recuerda Dugas que le respondió Beane.

"Quería asegurarme de tener a esta gente de regreso antes de hacer más", dijo Digas. "No hice otra por seis meses. Mark Johnson estaba lanzando a toda velocidad en cinco meses y sin dolor. Normalmente no dejaríamos lanzar a un paciente de Tommy John por 18 semanas. Este chico estaba de regreso en la loma haciendo bullpen antes de eso".

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Las investigaciones del American Sports Medicine Institute han arrojado que cerca del 80 por ciento de los pitchers sometidos a reconstrucciones de dicho ligamento regresan al mismo nivel de rendimiento. Dugas espera que el porcentaje de éxito del nuevo procedimiento tenga resultados tan altos. Pero al mismo tiempo destaca la necesidad de ser realistas sobre lo que el método puede hacer.

"Hemos dicho con mucho cuidado y cautela que [el método] no es absoluto, ni que reemplazará a la cirugía Tommy John", dijo Dugas. En ocasiones, los lanzadores de grandes ligas presentan ligamentos muy dañados no aptos para su reparación. "Si el método nunca logra ayudar a un atleta de grandes ligas, no pasa nada, porque el 75 por ciento de los ligamentos que hemos examinado no pertenecen a peloteros profesionales o pitchers D-1".

Dugas dice que hasta la fecha ha realizado 160 reparaciones.

En la actualidad, la técnica de Dugas de poner cintas de soporte a los pacientes de ligamento averiado ha llegado a Grandes Ligas. Seth Maness, lanzador relevista de 28 años perteneciente a los Royals de Kansas City, se sometió a la cirugía en agosto de 2016. El Dr. George Paletta, amigo de Dugas, encabezó la operación.

Después de eso, los Royals subieron a Maness para jugar en las Grandes Ligas. Lanzó su primera bola en mayo de 2014, menos de nueve meses después de su cirugía. Concedió un cuadrangular, pero le dieron el crédito de la victoria.

"Lo hemos estado supervisando cuidadosamente", dice Dugas.