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Venezolanos arriesgan su vida con tal de obtener medicamentos

Para muchos venezolanos, la crisis ha traído una desesperante búsqueda de medicinas que miembros de sus familias necesitan para sobrevivir. A principios de este mes una mujer murió ahogada intentando cruzar un río para conseguir suministros.
Imagen por Miguel Gutiérrez/EPA

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A principios de este mes, Venancia Cárdenas se ahogó en el Río Táchira que corre a través del municipio fronterizo de Pedro María Ureña.

La madre de 44 años quería cruzar hacia Colombia para poder comprar medicamentos que no podía conseguir en casa para un familiar. Se dirigió al río porque Venezuela había cerrado el puesto fronterizo de las montañas el año pasado, en un intento de impedir el contrabando.

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Sigue sin ser claro exactamente qué sucedió, pero parece que el río se tragó repentinamente a Cárdenas, antes de que pudiera llegar al otro lado.

"Ya sabes como son las cosas aquí", dice su devastada hermana, Deysi Cárdenas, quien no estaba del todo bien anímicamente para dar mayores detalles cuando aceptó una breve entrevista por teléfono. "No tenemos nada de medicina".

La aguda crisis económica de Venezuela, que incluye una profunda recesión, hiperinflación, y un tipo de cambio oficial que no tiene relación con el poder adquisitivo de la moneda local, está golpeando cada aspecto de la vida diaria.

Ha condenado a gran parte de la población a levantarse antes del amanecer para esperar durante horas afuera de los supermercados con la esperanza de obtener bienes subsidiados por el gobierno. Eso significa acomodar y reorganizar la rutina diaria para maximizar el acceso limitado a la electricidad y al agua. Además, ha derivado en olas de saqueo y manifestaciones violentas, algunas de las cuales han dejado muertos.

Así es pasar una noche en un hospital de Venezuela en plena 'crisis humanitaria'. Leer más aquí.

Para muchos venezolanos, la crisis también ha traído una interminable y desesperante búsqueda de medicamentos que miembros de la familia necesitan para sobrevivir.

Como Cárdenas, Alisis Zambrano se dirigió a Colombia. Ella tomó una ruta diferente y viajó unos 1.126 kilómetros desde su casa en Maturín, al noreste, hasta el la frontera del estado de Zulia.

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Los esfuerzos del gobierno venezolano por cerrar la frontera no han detenido a camionetas y autos para cruzar de ida y vuelta a través de caminos de tierra, muchos de ellos cargando medicamentos para después venderlos a altos precios. Zambrano no podía pagarlos, así que salió del país y encontró lo que necesitaba, medicinas para su hijo de ocho años que padece leucemia, en la ciudad colombiana de Maicao.

'No tenemos nada de medicina'.

Ella contó su historia hace un par de meses, mientras estaba sentada en la sala de espera del Hospital de Especialidades Pediátricas, en la ciudad de Maracaibo, a unos 128 kilómetros de la frontera.

"No he podido encontrar la medicina que necesitamos por un mes", dijo. "Hay más oportunidades aquí que en Maturin, pero sigo sin encontrar nada".

Las imágenes de niños sonriendo pegadas en los muros no animaban el humor en la sala de espera. Otra madre contó como una amiga había sido asaltada en la frontera, justo después de haber conseguido los medicamentos que necesitaba para su hijo.

"Ahora, además de lo que tenemos que sufrir por su condición, vivimos con el temor de no saber si podremos conseguir las medicinas", dijo Auribel Colina, mientras abrazaba a su hija, quien también padece cáncer.

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El sentimiento de desolación también ha golpeado a los médicos. María Cecilia Gómez trabaja en el departamento de oncología en el hospital infantil de la capital, Caracas.

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"¿Ves esta lista? Son todos los tratamientos que nos hacen falta", dijo mientras movía un bolígrafo que tenía en la mano. "Las madres hacen todo lo que pueden para conseguir las medicinas. Cuando las traen, tenemos que revisarlas, porque algunas tienen un origen desconocido. Es verdaderamente complicado luchar contra el cáncer en estas condiciones".

Tales historias aseguran que pocos creen la reciente afirmación hecha por Luisana Melo, ministro de Salud, de que el país está produciendo el 75 por ciento de los medicamentos que la población necesita.

De acuerdo con la asociación más grande de médicos del país, la escasez de medicamento en el país y en las farmacias es de un 90 por ciento.

En mayo, los médicos aplaudieron al congreso, controlado por la oposición, cuando aprobó una ley que prometía abrir "canales humanitarios" para donaciones de medicinas del extranjero. Luego la Suprema Corte bloqueó la nueva ley, afirmando que otorgaba a los poderes externos un control de funciones que sólo debería estar en la presidencia.

Las protestas por la escasez de alimentos en Venezuela dejan tres muertos en una semana. Leer mas aquí.

Mientras tanto, a pesar de la desesperación mostrada por obtener fármacos, llama más la atención la escasez de provisiones básicas, como guantes, vendajes estériles o alcohol, lo que provoca que pequeñas infecciones y otros problemas puedan fácilmente salirse de control.

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La mujer al otro lado del teléfono describió lo que vio en la sala de maternidad del hospital en el estado de Carabobo, a un par de horas de Caracas, donde su sobrino se volvió el huésped de larvas de mosca.

'Tuvimos que buscar todo fuera del hospital porque no había nada'.

"No hay aire acondicionado, ni redes para los mosquitos", dijo, además de pedir que su nombre no apareciera en el reportaje. "Los perros se comen las placentas y hay moscas por todos lados. No me sorprende que se haya enfermado".

La mujer dijo que el bebé fue sometido a una cirugía para remover la capa de larvas de su ombligo, pero el problema no se detuvo ahí.

"Gasas, compresas, antibióticos", recordaba, hablando rápido durante un breve descanso de su trabajo. "Tuvimos que buscar todo fuera del hospital porque no había nada".

La oposición de Venezuela está un paso más cerca de deponer a Nicolás Maduro. Leer más aquí.

La búsqueda de medicinas para enfermedades críticas, particularmente en niños, tiende a absorber por completo a las familias.

Alejandro Rodríguez pasas los días diciendo a los viajeros en los autobuses de Caracas que su sobrina padece cáncer, para después ofrecerles dos bolígrafos por 300 bolívares, al rededor de 30 centavos de dólar.

"Aquí tengo fotografías y los reportes médicos", dijo en un autobús lleno de pasajeros. "Pueden ver que no miento".

Las muestras de solidaridad también pueden ir más allá de la familia.

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"Una profesora de la escuela de mi hijo murió una semana después de haber dado a luz porque no tenía medicinas", informó Karla Salcedo Ramos, reportera de la cadena Venevisión. "Lloré mucho, pero luego me dije que de nada sirve el llanto".

'Tengo varias medicinas que me sobran y quizá puedan ayudar a otros'.

Ramos preparó un centro de acopio con otras personas del medio en el barrio de Chacao en la capital. En días recientes, el grupo ha recolectado 10 cajas llenas de suministros que planean llevar a los hospitales locales.

"Mi esposo murió de enfisema no hace mucho", contó Rosa Mora, mientras depositaba algunos medicamentos viejos, algunos de los cuales había conservado desde México. "Tengo varias medicinas que me sobran y quizá puedan ayudar a otros".

Algunos pacientes buscan maneras de ayudarse entre ellos para superar la crisis. Mildred Varela es parte de un grupo de WhatsApp creado por y para enfermas de cáncer de mama, que busca ayuda y canaliza donaciones para el tratamiento.

"No me da pena. Si tengo que tocar la puerta del vicepresidente, lo haré, porque no permitiré que un niño se quede sin tratamiento o sin la atención necesaria", informó. "Mi cuerpo se enfermó, no mi alma".

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