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Hazte un favor: empieza a ahorrar ya para los festivales de verano

Que si no luego te quejarás de que no tienes ni un duro y te pondrás a llorar de esa forma rara.
Foto modificada vía usuario de Flickr gozamos

Bien, estamos a principios de diciembre y no tienes ni un duro, lo poco que tengas tendrás que invertirlo en regalos de Navidad para la familia: un perfume para tus padres (tu idea es que lo compartan) y un CD barato de la Fnac para tu hermano. No sé, esos que siempre tienen de oferta, algo de Coldplay o Manic Street Preachers. Cada año haces lo mismo y es detestable.

El caso es que haciendo un sencillo ejercicio de proyección podrás deducir que si sigues con la política actual de dispendio que te lleva a no tener nunca ni un duro, dentro de cuatro o cinco meses, cuando empiecen a celebrarse todos esos festivales musicales primaverales y veraniegos a los que irán todos tus amigos y donde tocarán grupos que realmente te la sudan pero a los que querrás asistir porque son de esa clase de eventos a los que hay que asistir, seguirás sin un duro.

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Entonces te quejarás y te dará rabia que todo el mundo vaya y tú tengas que quedarte en casa viendo como la gente actualiza sus stories con maravillosas instantáneas de felicidad. Entonces llorarás, de esa forma rara tuya, que hace que se te quede la cara arrugada y gotees baba sin parar. En fin, no quieres perderte esa fiesta, ¿verdad? Entonces, empieza a hacer algo YA.

Como no tienes realmente ni un duro, tienes que empezar a ahorrar con cierta antelación. Pongamos que entre entradas, bebida, comida, transportes, hospedaje, drogas y merchandising necesitas acumular hasta mayo de 2018 unos 600 euros, los 600 euros de la diversión del verano; eso hacen un total de ahorro mensual de 120 euros (te quedan cinco meses, colega).

Esto es la historia de la cigarra y la hormiga pero al revés, y no me refiero a que esta vez sea la cigarra la que salga ganando, me refiero a que esta vez tienes que acumular durante el invierno para poder tener algo durante el verano. Billetes verdes florecerán gracias a la austeridad invernal.


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Bien, para poder permitirte recolectar esta cantidad mensual, deberás empezar a soltar lastre. Empieza a asumir que no todo lo que compras es totalmente necesario (mucho menos necesario que gastarte 600 euros en festivales y alcohol, por supuesto).

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Lo mejor será seguir la técnica de la gran pregunta. Cada vez que vayas a gastarte dinero —ya sea mucho o muy poco— pregúntate antes “¿si no adquiero este producto me moriré inmediatamente?”. Muchas veces pasas cerca de un sitio de kebabs y piensas, joder, me voy a pillar uno. Eso te pasa con todo —incluso con los gatos— y por eso no tienes ni un duro.

Si antes de vaciar tu monedero de forma intolerable te hicieras la gran pregunta, ahora no estarías en la miseria. ¿Es indispensable comprarte este kebardo [es una forma diferente de llamar a los kebabs, ¿no os cansáis de llamar siempre de la misma forma a las cosas? pues eso]? ¿Realmente no tienes nada en casa para comer? Comer fuera (uno de los grandes dispendios del siglo XXI) puede evitarse. Es imposible que no tengas nada comestible en casa, siempre te quedará, ni que sea, una loncha de jamón en la nevera para cenar (consejo: vuelta y vuelta a la plancha con bien de sal y pimienta y parecerá un bistec muy muy muy fino), que puedes acompañar con mucha agua del grifo. Recordadlo: la gran pregunta siempre debe estar ahí.

Porque no existe diferencia alguna entre gastarse mucho dinero y poco dinero cuando estás en la penuria. Igual de irresponsable supone gastarte dos euros en una Coca-Cola y unos Doritos Chilli que 120 euros en un pedal de fuzz de guitarra. Si su ausencia no te mata es que no nos interesa, estamos ahorrando y ahorrar significa no gastar más dinero del estrictamente necesario para seguir vivo.

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Así que olvídate de salir de fiesta durante cinco meses. Olvídate de comer fuera. Olvídate de comprar billetes de metro. Olvídate de ir al cine. Olvídate de comprar discos. Olvídate de dar dinero a gente más pobre que tú. Olvídate de poner lavadoras si es que no tienes lavadora en casa y vas a uno de esos sitios en los que pagas por tener acceso a una de esas máquinas para lavar la ropa. Olvídate de tener internet en casa y en el móvil durante cinco meses (date YA de baja). Olvídate de comprar cualquier tipo de comida que no sean verduras y legumbres. Olvídate de “ir a comer” y hazte cada día un tupper para el curro. Olvídate de alimentar a tu periquito. Olvídate de regalarle nada a tu pareja por su cumpleaños. Olvídate de meterle gasolina a la moto. Y, por supuesto, olvídate de devolverles a tus mejores amigos toda esa pasta que les debes.

Si te mentalizas podrás alcanzar tu objetivo y convertir toda esta sangre y este sacrificio en unas cuantas horas de diversión. ¿Vale la pena? Pues no lo sé, no creo, pero tampoco quiero verte lamentándote y diciendo cosas como: “podría haber ahorrado ni que fueran 50 euros y pillarme una entrada de día. O menos, un euro, podría haber ahorrado al menos un maldito euro y meterme una lata en la entrada del festival”.