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VICE World News

Una cárcel francesa pretende frenar la radicalización mediante el aislamiento de los 'islamistas radicales'

Una prisión de París está tratando de detener la radicalización polémicamente, manteniendo presos que designa como islamistas radicales separados de los demás presos.
Imagen vía Lionel Allorge

Una cárcel en las afueras de París ha llevado a cabo, durante las últimas tres semanas, un controvertido experimento entre sus 2.500 reclusos. La dirección de la prisión de Fresnes ha aislado a 20 prisioneros, considerados islamistas radicales, en una "unidad de vivienda" separada. Una fuente de la prisión dijo a la agencia AFP que el objetivo de esta acción es "prevenir el reclutamiento entre los presos".

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El experimento se inició el 15 de octubre, aunque no se hizo público hasta el pasado jueves, después de que tuvieran lugar una serie de incidentes en la cárcel. Como protesta en contra de la nueva medida, 12 de los detenidos aislados se negaron a regresar a su celda después de un paseo el pasado viernes y un preso acabó agrediendo a un guardia.  AFP informó que el domingo tuvo lugar de nuevo un enfrentamiento similar.

VICE News contactó con la dirección de la cárcel pero ésta se negó a hacer ningún comentario al respecto. Sin embargo, el portavoz del Ministerio de Justicia, Pierre Rancé, dijo a VICE News que el ministerio estaba al corriente del experimento, y añadió que la idea del mismo había sido del propio director de la prisión.

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"Este experimento es parte de una gran revisión dentro del ministerio, cuyo objetivo es evaluar cuál es la mejor solución posible para lidiar con los reclusos que han sido acusados de terrorismo", explicó. "El director de la prisión en Fresnes está llevando a cabo un experimento para ver qué sucede en lo que se refiere a la conversión y a la seguridad. Todavía no sabemos si va a resultar eficaz. A finales de año vamos a tener resultados tangibles de los que podremos extraer información".

Según el diario francés Le Figaro, algunos de los guardias de la prisión han expresado su preocupación acerca de esta nueva política. Ahmed El Hoummass explicó: "Su aislamiento es en realidad una forma de 'desarrollo profesional'. "Se enseñarán unos a otros cómo practicar mejor la radicalización. Además, los verdaderos líderes nunca muestran su rostro, no llaman la atención sobre sí mismos. En cambio, a los más vulnerables sí se les etiqueta como extremistas".

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La contrapartida es que, al detenerlos a todos juntos, a menudo consiguen desarrollar redes más amplias y más peligrosas, y se produce un efecto "contagio"

Según Farhad Khosrokhavar, director de investigación en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales (EHESS) en París, y autor de un libro sobre la radicalización en las cárceles, señaló que no hay nada intrínsecamente bueno o malo en este tipo de sistema. "Lo que hace es neutralizar un gran número de estrategias de reclutamiento", dijo a VICE News. "La contrapartida es que, al detenerlos a todos juntos, a menudo consiguen desarrollar redes más amplias y más peligrosas, además de producir un efecto "contagio".

Khosrokhavar también sostiene que la prisión de Fresnes no es un sitio ideal para el experimento. "Fresnes no es un lugar apropiado, ya que es muy pequeño", dijo. "Los presos pueden escucharse entre sí. Sería necesaria una prisión más grande para llevarlo a cabo".

La radicalización de los presos ha sido un tema candente en Francia desde que en mayo tuviera lugar un tiroteo en el Museo Judío de Bélgica, cuando un hombre armado abrió fuego contra la multitud y mató a cuatro personas. El sospechoso, Mehdi Nemmouche, supuestamente se habría convertido al islamismo radical durante una estancia en prisión. El debate se ha agravado más recientemente a raíz de un comentario del político francés de centro-derecha Guillaume Larrive, que suscitó una gran atención pública, al afirmar que el 60 por ciento de los prisioneros franceses son "religiosa o culturalmente musulmanes", una cifra un tanto controvertida según Le Monde.

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De acuerdo con el sociólogo y autor francés Olivier Bobineau, el experimento de Fresnes no proporciona una respuesta a largo plazo al problema de la radicalización en las cárceles. Bobineau dijo a VICE News: "El riesgo es que los prisioneros se vuelvan introvertidos y selectivos. Los radicales son víctimas de tres tipos de frustración: Política y religiosa, económica, y la frustración causada por la falta de reconocimiento social. Para aquellos que se radicalizan, la religión trae esperanza, igualdad, y autoestima. El aislamiento es sólo una medida a corto o medio plazo. Si realmente quieres hacer frente a la radicalización, tienes que dar solución a estas tres frustraciones".

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Imágenes vía Wikimedia Commons

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